11 de agosto de 2008

Creer y saber

Creer y saber

Creer consiste – para el creyente – en tener certeza de algo, sin tener, para esto buenas bases racionales o argumentos. O dicho de otra manera, él cree tener certeza de su fe. Pero alto, algunos creyentes (a caso la gran mayoría) tienen el convencimiento, de tener buenas bases racionales, para su fe – pero curiosamente no hablan de saber.

Creer, se nos dice, consiste en tener confianza, en determinadas afirmaciones, los dogmas, y hay que preguntarse, de donde realmente viene esta fe. Si el creyente pudiera justificar esta fe mediante pruebas, buenos argumentos y bases, entonces de nuevo hablaría de saber – yo también me fío que mi conocimiento es correcto, aunque muchas veces esto no es el caso.

Nosotros podemos dibujar una línea y escribir lo siguiente:

Certeza saber creencia incertidumbre desconocimiento
Evidencias fuertes evidencias débiles y buenos argumentos, argumentos frágiles sin argumentos

Nuestro conocimiento muy raras veces alcanza la posición de la izquierda – yo, por ejemplo, se que existo, de esto realmente estoy certero y sobre esto tampoco pude haber sido engañado. Ya que si se me engaña, hacerme creer, que yo no existo, entonces tendría que existir, para que yo fuese engañado sobre esto. Entonces yo me estaría contradiciendo a mi mismo, si afirmaría, que yo no existo y si no estoy muy seguro si existo. Pero con este simple ejemplo, todo lo demás ya no es tan seguro como esto – fuera de la fe religiosa, como afirman los creyentes.

Pues si ahora le preguntamos al creyente, donde se encuentra su fe en esta línea, entonces indicarán bien en la izquierda – en dirección de certeza. Algunos reconocerán, que no tienen pruebas fuertes, pero si que tienen la certeza, otros dirán, que por lo menos tienen buenas razones y que por esto tienen certeza. Dicho de otra manera, los creyentes se contradicen. ¿O?

No absolutamente, ya que lo que yo considero como una buena base o como un argumento o una prueba, no es necesario que sea entendido así por los demás. E incluso los creyentes entre si, están en total desacuerdo, que es ahora una prueba o una buena razón. En esto no se distinguen mucho de los ateos, quienes tampoco siempre tienen el mismo juicio.

Pero esto indica, que existe discrepancia sobre lo que son pruebas, argumentos y buenas razones – no sólo entre ateos y creyentes, si no, también entre los mismos creyentes. Y todo indica, de que se trata de otras razones, de creer, que no tienen nada o poco que ver con saber. También para la fe religiosa vale: Creer significa no saber. Nosotros ahora podemos decir, que la fe religiosa – a lo contrario al creencia cotidiana – consiste en que se tiene un firme convencimiento, del cual se tiene certeza, a pesar de que las pruebas y argumentos y buenas razones “normales” no hablan forzosamente por la veracidad de la convicción (pero tampoco en contra, si no, otra cosa, a ser, el sentirse estar seguro de su asunto). Se podría decir también, que la fe es certeza sentida, tener la convicción, estar seguro de un asunto, aún en ausencia de pruebas.

Esto muestra, que mientras certeza es un asunto del entendimiento, mientras que la fe religiosa proviene de lo emocional, donde ambas cosas se pueden traslapar. Ante todo, así a veces se nos dice, no existe una contradicción entre la certeza y la certeza de fe emocional – por lo menos la iglesia católica dice esto, pero esto ahora no tiene que ser válido, para todos los creyentes, ni si quiera, para todos los católicos. Esto así es aceptable, pero en el caso particular – así lo he experimentado – se dedican los creyentes, correr la certeza, en nuestra línea, cada vez más hacia la derecha, por ejemplo, con la observación, que la ciencia también se puede equivocar y que las ciencia tampoco puede explicarlo todo, o sea, con la constatación, que con saber, siempre existe una cierta inseguridad – lo que nadie discute. Y ellos lo hacen apuntando directamente, cuando se opone el saber contra su fe, esto significa, que nuestro conocimiento y si creencia, en alguna parte se contradicen – lo que en realidad no debería funcionar, pero, que sin embargo, sucede.

Se podría decir también, que normalmente creencia religiosa y sapiencia no se contradicen, y en caso que si, entonces la fe, en base a su mayor certeza tiene supremacía frente al saber. Para esto, naturalmente hay que destacar, que nuestro conocimiento finalmente no es certero. Y mientras mas inseguro es el conocimiento, tanto ¡más segura la fe! Porque entonces habría que recalcar tanto la inseguridad de todo conocimiento, y si no, en caso de un conflicto mantener abierta la puerta trasera, ¿que ya finalmente no se tiene certeza? Si la fe y el saber no se estarían contradiciendo, entonces esto no sería necesario. Pero como los creyentes, evidentemente, necesitan esto, indica que existe un conflicto entre fe religiosa y sapiencia, y que los creyentes están perfectamente conciente de aquello, pero que al mismo tiempo lo rechazan.

Mantengamos firme: Fe religiosa ni es saber, tampoco tiene que ver algo con nuestra creencia cotidiana (fuera de que, perturbadoramente, esta misma palabra es usada para esto), si no se trata de un firme convencimiento con una certeza o seguridad emocional, que no corresponde al saber y menos aún a la creencia cotidiana. Fe religiosa y sapiencia pertenecen a distintos ámbitos.

Fuente:; Volker Dittmar: Ateismo-INFO, Einführung in den Ateismus (Introducción al ateismo)

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