8 de junio de 2011

Bernardo de Clairvaux,

El abad Bernardo de Clairvaux

El abad Bernardo de Clairvaux (1091-1153), quién con sus prédicas de las cruzadas, tiene en su conciencia la horrorosa muerte de innumerables personas, es aclamado por la iglesia católica romana como “santo” desde 1179. A él también le está dedicado el 20. 8 como su día onomástico y fue elevado como “profesor de la iglesia” en 1830.

Sólo guerreros en el nombre de Cristo son guerreros honorables, afirma Bernardo. Espeluznante resulta para el lector actual es el odio frente a distinto pensantes que se pueden leer de las líneas de Bernardo. Él ubica a los no cristianos en un escalón de desarrollo más abajo, incluso les niega la humanidad y exige su inmediata eliminación. A los “santos guerreros” del cristianismo, Bernardo les promete el paraíso y los libera de antemano de toda culpa; de cierto, según la lógica de Bernardo, no están matando a seres humanos.

Con sus predicas encendió en toda Europa una tormenta de entusiasmo por la cruzadas. Hizo propaganda en el norte de Francia, el Bélgica y en la zona del Rin.

Él vio el ideal caballeresco en las cruzadas, el morir por el Señor, como la máxima gallardía. Decididamente intervino a favor de los discutidos “monjes armados” en el iglesia. Los templarios. En su carta a esta orden de caballeros de la da una motivada acción armada teológicamente justificada, y les advierte ante desenfrenos y vicios en el servicio militar.

Nunca consideró el fracaso de estas cruzadas. Después de la derrota de los cruzados Bernardo fue sometido a críticas. Al mismo tiempo creció su influencia con la elección de su ex alumno como papa Eugenio III en el año 1145.

Cuando anterior a la segunda cruzada, su hermano de orden Rodolfo hizo un llamado para el bautismo forzado y el asesinato de judíos, Bernardo, quién fue llamado en auxilio por los arzobispos, se opuso con vehemencia contra esta exigencia. Según su opinión, los judíos estaba predeterminados de convertirse al cristianismo un poco antes del juicio final. Distinta era su posición frente a los paganos y a los seguidores del islam. Su pretensión era convertirlos o asesinarlos. En especial la aniquilación de los eslavos que se oponían a ser cristianizados, contaba con la aprobación de Bernardo.

Él combatía las enseñanzas de Petrus Abaelardus, como enseñanza errónea y se apoyaba teológicamente en la doctrina de la predestinación de Augustín.

En 1146 en Vézeley, Bernardo llamó a una segunda cruzada, esta “prédica de Vézelay” gatilló en toda Francia, BNélgica, y Alemania un gran entusiasmo; incluso el rey Luis VII – junto a otros combatientes de Francia - estaba decidido para la partida. El ideal caballeresco de las cruzadas veía el morir por el señor de los cielos como una gracia especial, así lo formulaba Bernardo: “Un caballero de Cristo mata con buena conciencia; y muere tranquilo. Si muere se sirve a sí mismo, si mata sirve a Cristo”. Las terribles consecuencias de estas palabras no sólo afectaban a las personas del cercano oriente, si no, también a las comunidades medievales judías.

Bernardo de Clairvaux, un Osama bin Laden del siglo doce

Los caballeros de Cristo luchaban con la conciencia tranquila, los combates del Señor y nunca temían un pecado, por asesinar a un enemigo, ni la muerte propia. Ya que la muerte que se sufre o se causa por Cristo, no conlleva culpa y se merece la máxima gloria […] Un caballero de Cristo, digo yo, mata con la conciencia tranquila, y muere más tranquilo aún […]
…Justifica asesinatos y glorifica la muerte propia en estos actos de asesinatos

Si mata a un malhechor, entonces no es un asesino, si no, más bien un matador de la maldad, y con razón será considerado como un vengador de Cristo contra los facinerosos y visto como un defensor del cristianismo. Pero su él es ultimado entonces es claro que no está perdido, si no que llegó a la meta. […] El cristiano se vanagloria, si mata a un no creyente, porque el honor es para Cristo

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