26 de junio de 2013

Carta a un ateo sobre la existencia de Dios



Carta a un ateo sobre la existencia de Dios Siete pruebas de la existencia de Dios
Por. Juan Antonio Monroy, España*

La primera contradicción que yo veo en tu ateísmo es tu propia negación.
R: No veo por donde la negación de la existencia de divinidades se relaciona con la auto-negación. Uno sólo se auto niega mediante el suicidio

Estimado amigo: Dialogo contigo sobre la existencia de Dios sin conocer las causas de tu ateísmo, pero parto del supuesto de que tú eres ateo. En el fondo, puede que el no creer en Dios no sea más que la causa de tu frustración al buscarle por caminos equivocados y no encontrarle. O puede que hayas desembocado en el ateísmo como consecuencia del desengaño religioso, porque hayan querido confinarte a Dios en los límites estrechos de una doctrina particular o, tal vez, en los postulados de un partido político. No sé.
R: Muchos de nosotros somos ateos, porque la creencia en seres sobrenaturales es irracional

De todas formas, tú eres ateo. Y la primera contradicción que yo veo en tu ateísmo es tu propia negación. Cuando dices que Dios no existe ya estás pensando en un Ser concreto.
Es decir, que en tu mente ya tienes definido al Dios que niegas.
R: Falso, conocemos el concepto Dios, pero eso no indica que realmente exista alguna divinidad. El concepto “Dios” existe. Pero “Dios” propiamente tal no.

Te ocurre lo que a esos famosos escritores ateos que se pasaron la vida escribiendo contra Dios, como Voltaire, como Paine, como Ingersoll, como Ibarreta, como Vargas Vila y como tantísimos otros.
R: Escribieron contra la idea dios, en otras, palabras, critican el concepto reinante sobre un dios.

Pregunto: si Dios no existe, ¿por qué combatirle? ¿Se pueden emplear vidas y talentos contra un ser inexistente?
R: No se combate contra algo que no existe, pero si se cuestiona el concepto que se tiene sobre esta idea de un dios, y lo que rodea este concepto, las religiones.

Si se cree que Dios no existe, ¿se le puede concebir tan bien en la mente y luego rechazarle?
R: A ver, se puede creer que dios no existe, se puede no creer en dios y también negar la existencia de él. Pero el concepto sigue existiendo. Dios como una idea genérica, es un concepto abstracto, y lo abstracto ni tiene consistencia propia, por lo tanto no existe, es sólo una idea o concepto al igual que la eternidad, el infinito y la nada son percepciones, pero no son reales.

¿No te parece todo esto un poco…¿cómo diría yo para no emplear la palabra absurdo? Un poco… fuera de lugar.
R. Absurdo es poner énfasis en una fe en algo que no tiene evidencias de su existencia.

Por supuesto, yo no pienso demostrarte aquí la existencia de Dios. A Dios no se le demuestra, se le siente, eso es todo, se le vive.
R: Este argumento nos lleva directamente al dogmatismo. Una manera de inmunizarse contra cualquier crítica.

Lo que voy a hacer es esto: Entre las muchas, muchísimas pruebas racionales que se han aducido para probar la existencia de Dios, yo voy a considerar contigo siete, que es el número perfecto.
R: ¿Porque justamente el siete y no el uno o el tres? ¿En que se basar uno para afirmar que el siete es un número perfecto? Esto es bastante pueril.

Nada más que siete. Y fíjate que hablo de pruebas racionales y no de fe, porque parto del supuesto de que tú careces de fe. Son argumentos que ya expuso Tomás de Aquino, entre otros autores religiosos y filosóficos.
R: Las famosas demostraciones de Aquino, ya hace mucho tiempo, que están totalmente refutadas.

La primera prueba es la del sentido común. La Bruyere decía: “Siento que hay un Dios, y jamás siento lo contrario; esto me basta para deducir de aquí que Dios existe”.
R: ¿Y esto constituye una evidencia?

 Unamuno, con ser más violento que el francés en sus razonamientos, no era menos lógico. “No es nuestra razón –grita desde el fondo de su “Sentimiento trágico de la vida”- la que puede probarnos la existencia de una Razón Suprema… El Dios vivo, tu Dios, nuestro Dios, está en mí, está en ti, vive en nosotros, y nosotros vivimos, nos movemos y somos en Él”.
R: Un recurso muy usual de los teístas es referirse a un determinado personaje, ya sea de la ciencia, literatura, filósofo, etc. que se declara creyente, entonces “dios” debe existir. Clásica falacia ad verecundiam.
      
Si estudias despacio el tema llegarás a la conclusión que te pone ante los ojos Van Steenberghen cuando habla de “Dios oculto”. Los hombres no se rebelan contra Dios, porque eso va contra toda razón, sino contra el abuso que se ha hecho del nombre de Dios.
R: Esto es una apreciación pueda que tenga validez para algunos. Pero sería un argumento muy débil. En cambio la mayoría de los ateos intelectuales niegan la existencia de todo tipo de seres sobre naturales, porque es irracional. Si existiera un dios universalmente reconocible, entonces todo el mundo sabría que ese dios existe y ya no sería necesario creer en él. Pero en la actualidad los humanos creen en cientos de dioses diferentes.

Averroes le llamó Espíritu creador; Aristóteles, Inteligencia que organiza; Espinoza, Principio inmanente; Materlinck, Fuerza instintiva; Marx, Energía material; Fitchte, Yo absoluto. Para Schelling, Dios se llama Naturaleza; para Hegel, también Espíritu; para Schopenhauer, Voluntad; para ti, tal vez, Algo. Todos esos nombres, amigo, valen para Dios y son, de hecho, el reconocimiento de su existencia.
R: El autor hace una tremenda mezcolanza de creyentes con ateos y panteístas. Y con esto comete de nuevo la falacia ad verecundiam.

La segunda prueba que te ofrezco es la que se deduce por la jerarquía de las causas, que ya la expuso Aristóteles. El razonamiento es sencillo: No hay efecto sin causa. La silla en la que estoy sentado la hizo un carpintero, usando la madera que sacó de un árbol. Esta tesis se considera un tanto anticuada, pero la verdad es que su argumentación es contundente. Si hay causas creadas que producen efectos, forzosamente tuvo que haber una Causa increada que diera origen a todas las demás causas y estas a los efectos.
R: Es evidente que el autor de esta carta, se refiere al origen del universo.
Según la física clásica la premisa, que todo efecto tienen una causa es cierta. El universo surgió de un estado cuántico, y aquí las leyes de la física como las conocemos fracasan totalmente. No podemos afirmas a buenas y a primeras que el universo debió haber tenido una causa. No lo sabemos

Nerée Boubée, en su libro MANUAL DE GEOLOGÍA, dice con todo acierto: “Nada hay eterno en la tierra; y todo, tanto en las entrañas del globo como en su superficie exterior, atestigua un principio e indica un fin”. Ese Principio, esta Causa Primera, es lo que llamamos Dios.R: Tener un principio y un fin, es una propiedad de todas las cosas existentes y no sólo en la Tierra, sino también en todo el universo, pero esto no atestigua nada. “…atestigua un principio e indica un fin”, si esto se quiere relacionar con la existencia de un dios, entonces también hay que ser consecuente, ya que según esa premisa “dios” tendría un principio y tendrá un fin

Mi tercera prueba es también aristotélica. En el mundo hay cambio, hay movimiento, y este movimiento nos conduce indefectiblemente a una primera Causa no movida, a un Primer Motor. Las ciencias físicas nos dicen que la materia es inerte. Luego si la materia es inerte y el mundo material se mueve continuamente, es que hay un Principio fuera de la materia que da vida al movimiento.
R: Para que haya movimiento debe haber calor; y en la primera fracción de tiempo después del Big-bang (a los 10ˆ-43 segundos) la temperatura era de varios millones de K. en un espacio extremadamente reducido, donde las partículas subatómicas se movían a grandes velocidades, - la temperatura es causada por el movimiento, a cero grados K (= cero absoluto) no hay movimiento  -  que se expandió exponencialmente. Si no hay actividad atómica, o sea movimiento, nada puede existir. El motor que impulsó todo desde un comienzo fue el Big-bang.

Cuando Newton dio con las leyes de atracción se limitó a sentar el hecho de la potencia atractiva, pero sin decir que esta potencia estaba en la materia.
R: Lo que descubrió Newton fue la gravedad. No las leyes de la atracción. Los polos opuestos de un imán también se atraen, pero esto no es gravitación, es magnetismo, y que es algo totalmente diferente a la gravitación.

Newton era creyente, y con toda su ciencia dijo que no reconocía otra potencia que la de Dios. Dios explica la existencia del movimiento y el movimiento es, a su vez, una prueba más de la realidad de Dios.
R: Newton descubrió las leyes de la gravedad, pero Einstein con su teoría de la relatividad, descubrió y describió un concepto totalmente nuevo de la gravedad. La gravitación no es movimiento, pero lo causa. Y no un imaginario dios.

Ese Primer Motor que puso en marcha el movimiento del Universo es también Creador y Ser Personal.
R: El señor Monroy da por asentado la existencia de un dios, el dios en el cual cree, en forma dogmática. Simplemente afirmó que ese dios de su imaginación existe, pero no lo puede demostrar ni describir

Otra prueba de la existencia de Dios es la idea que tenemos de lo infinito.
R: No nos podemos imaginar el infinito. Infinito es un concepto abstracto, lo abstracto no tiene consistencia propia, no existe; el infinito no existe

Resulta curioso comprobar que la mayoría de los ateos, especialmente los ateos teóricos, afirman que creen en “algo”. Niegan a Dios, pero no pueden sustraerse a la idea de un Ser superior al hombre.
R: Los ateos creemos en muchas cosas. Pero la idea de seres sobrenaturales no es un tema para nosotros. Tenemos claro el concepto “dios”. Y nos preocupa cuando fundamentalistas y fanáticos religiosos quieren imponer sus falsas y pseudociencias, tergiversando y falseando los conocimientos científicos, mediante mentiras y falacias. 

Cuando tú dices, usando un vocabulario de todos los días, que eres un ser finito, estás dando a entender que hay otro infinito; cuando proclamas que eres un hombre imperfecto, desordenado, injusto, defectuoso, impotente, etcétera, estás admitiendo que hay Alguien que es perfecto, ordenado, justo, sin defecto y potente.
R: Típico falacia non sequitur. Cuando yo digo que soy un ser finito, en ningún momento estoy afirmando, que debe haber un ser infinito.


 Ese Alguien no figura entre los hombres finitos, porque en el ser finito ni se ha dado ni se dará jamás la perfección ni el poder absolutos, luego hay que buscarlo forzosamente fuera de nuestro espacio, precisamente en ese infinito que constituye una prueba más, de carácter metafísico, de la existencia de Dios. “Este Ser –dice Newton- es eterno e infinito, existe desde la eternidad y durará por toda la eternidad”.
R: Clásica petición de principio, lo que el señor Monroy quiere demostrar, ya se encuentra en la premisa: “Ese Alguien no figura entre los hombres finitos” “… que constituye una prueba más, de carácter metafísico, de la existencia de Dios (Ese alguien)

Una prueba más de que Dios existe la veo yo en la realidad espiritual del hombre.
R: El ser humano como naturaleza es materia y energía; lo espiritual  trascendería esto. Pero aquí ya entramos en materia de la metafísica, y con esto llegamos a lo sobrenatural, delo cual no tenemos evidencia alguna de que exista. Por lo tanto una supuesta realidad espiritual humana, no es un argumento para demostrar la existencia de un dios.

Lee este razonamiento de Cicerón: “El espíritu humano debe remontarnos a otra inteligencia superior que sea divina. ¿De dónde hubiera sacado el hombre el entendimiento de que está dotado?, dice Sócrates. Sabemos que a un poco de tierra, de fuego, de agua y de aire debemos las partes sólidas de nuestro cuerpo, el calor y la humedad que en él se hallan y el mismo soplo que nos anima;
R: En tiempos de Sócrates y Cicerón, se creía que existían sólo cuatro elementos, el aire, el agua la tierra y el fuego, y que todo lo existente estaba compuesto por estos cuatro elementos.

 pero, ¿dónde hemos encontrado, de dónde hemos tomado la razón, el espíritu, el juicio, el pensamiento, la prudencia y todo cuanto en nosotros es superior a la materia?”.
R: Todo lo aparentemente superior a la materia, cómo la capacidad de juicio, el pensar, las emociones, etc.,   son causado por nuestro cerebro. Cuando una persona fallece todo esto también desaparece con él.

La vida espiritual que manda sobre tu cuerpo material te dice a gritos que hay Dios.
R: Mi cuerpo es controlado por mi cerebro. Algunas funciones son automáticas.
Lo que yo llamaría mi vida espiritual, es el placer que tengo al escuchar música de mi gusto; saborear juna buena comida acompañado con un buen vino; la lectura de algo interesante; contemplar en verano en la playa cuando el Sol se hunda en el mar, junto a un buen trago, por ejemplo un whisky en las rocas o contemplar las llamas de la chimenea en el invierno. Pero eso no me dice que hay un dios. Para mi vida “espiritual” ningún dios es necesario. Me basta estar en compañía de mi esposa y mis hijos.

Porque esa vida espiritual procede de Él. Tú podrás negar a Dios todo lo fuerte que quieras, pero al pensar en Él, al pronunciar su Nombre, le estás reconociendo sin darte cuenta.
R: Esa “vida espiritual” me la hago yo mismo

Si quieres otra prueba de que Dios existe fíjate en la armonía del Universo.
Hay movimiento, pero es un movimiento regular, uniforme, inteligente. Hay belleza en el cielo azul, en la puesta del sol dorada, en los Alpes blancos, en las praderas verdes, en la aurora rosada, en la mar hermosa.
R: En el espacio no existe un movimiento uniforme, todo lo contrario el caos es casi total y va en aumento.
El concepto de belleza es algo totalmente subjetivo

Hasta el demoledor Voltaire, abrumado por la evidencia en contra de lo que pretendía negar, dice en NOTES SUR LES CABALES: “Si un reloj presupone un relojero, si un palacio indica un arquitecto, ¿por qué el Universo no ha de demostrar una inteligencia suprema? ¿Cuál es la planta, el animal, el elemento o el astro que no lleve grabado el sello de Aquél a quien Platón llamaba el eterno geómetra?”.
R: Voltaire más que ateo fue deísta, pero principalmente un crítico a la iglesia católica, la que lo calificó como ateo. Por lo tanto no es tan extravagante que haya dicho esto. Pero esto es sólo una apreciación de Volitare y no una evidencia de la existencia de “Dios”

En una encuesta “Gallup” celebrada en los Estados Unidos para determinar la religiosidad del pueblo americano, el 98 por ciento contestó que creía en Dios, y la primera razón que dieron los encuestados para justificar su creencia fue el orden y la armonía del Universo. “Estas obras visibles –dice San Pablo- revelan al invisible Dios” (Romanos 1:20).
R: ¿Y que demuestra esto? Típica falacia ad populum

Todavía me queda una prueba más a favor de la existencia de Dios. Naturalmente, podría aducir cincuenta, cien más, pero no caben en esta carta. Me resta espacio sólo para una, y luego he de terminar. Es la que se ha llamado prueba de la finalidad o por la finalidad y se ilustra preferentemente con el ejemplo de la flecha. Tú disparas una flecha y ésta se dirige invariablemente al blanco que tú le has propuesto.La flecha es un objeto desprovisto de conocimiento, pero cumple su cometido porque tras ella hay un ser inteligente, en este caso el arquero que la ha lanzado.
R: Cuando un arquero dispara una flecha es para que esta, cumpla con un objetivo, matar una presa, dar en el blanco en una competencia, etc. En cambio el universo no cumple un objetivo -  me pregunto: ¿Cuál serpia este objetivo? -  nada en la naturaleza lo hace. Los seres humanos nos podemos fijar nuestros propios objetivos, si se cumplen a no es otra cosa.
 
En este mundo en el cual tú y yo vivimos hay objetos y seres desprovistos de inteligencia, pero tienden, cosa curiosa, a la realización de un fin concreto.
R: Francamente esta apreciación la encuentro ridículo. ¿Cuál sería, por ejemplo el fin concreto de una avalancha de nieve, matar a esquiadores, destruir viviendas o qué?
 
¿Te has preguntado alguna vez por qué? ¿Quién controla la dirección del viento, quién orienta las olas del mar, quién pone a las hormigas en fila para que trabajen en busca de alimento, quién sostiene las bridas que guían sabiamente a la naturaleza? ¿Quién, amigo, quién sino Dios?
R: Estas preguntas las haría un niño de 5 años.
Parece que el señor Monroy nos quiere tomar el pelo. O es un enfermo mental

 
He comentado contigo siete pruebas que, a mi juicio, demuestran la existencia de Dios. Te habrás dado cuenta que no he usado la Biblia para nada. He querido hablarte con sabiduría de este mundo.
Pero eso no significa que carezca de argumentos bíblicos para apoyar el tema de esta carta .
R: No has demostrado nada, sólo que en muchos aspectos eres un ignorante.
La Biblia tampoco es una evidencia de la existencia de un dios. No puedes demostrar la veracidad de la Biblia ¿Cómo lo harías, sin caer en un círculo lógico?

Aunque los autores de la Biblia no se entretienen en probar la existencia de Dios, porque ellos dan a Dios por existente, te decía en mi carta anterior que la Biblia tiene respuesta para todas nuestras inquietudes.
R: Decir que la Biblia tiene una respuesta par todas nuestras inquietudes es una aseveración realmente descabellada. Yo hasta ahora ni he encontrado ni una sola respuesta para mis inquietudes

Y ahora quiero, con tu permiso, desandar el camino y plantearte otra vez las mismas pruebas, pero con palabras de la Biblia.
R: Veamos, ya que mediante la Biblia no se puede demostrar nada

Nuestra prueba primera tenía que ver con el sentido común. Es inútil decir que Dios no existe, porque Su presencia nos desborda. “¿A dónde me iré de tu espíritu? –se pregunta el salmista-. ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en abismo hiciere mi estrado, he aquí allí tú estás. Si tomare las alas del alba, y habitare en el extremo de la mar, aún allí me guiará tu mano y me asirá tu diestra” (Salmo 139:7-10).
R: El sentido común se basa en la experiencia, o sea es empírico. Hasta ahora nadie ha visto ese dios, luego no nos podemos basar en la experiencia, en otras palabras en el sentido común. Tampoco se puede demostrar laña existencia de ese dios mediante una cita bíblica, para esto habría que demostrar la veracidad de la Biblia, pero esto no se puede sin caer en un círculo vicioso. La primera prueba del señor Monroy esta refutada


La segunda prueba tenía que ver con la Causa Primera que dio origen a las demás causas y a todos los efectos. El más importante efecto de la Gran Causa es el hombre, tú yo. Lee lo que dice Job: “Tus manos me formaron y me compusieron todo en contorno…; como a lodo me diste forma… Me vestiste de piel y carne, y me cubriste de huesos y nervios. Vida y misericordia me concediste, y tu visitación guardó mi espíritu” (Job 10:8-12).
R: El argumento aquí se basa en afirmar que hubo una primera causa, pero esto no nos dice nada, sólo que es una inmunización contra la regresión. ..

Para mostrarte bíblicamente la realidad de la tercera prueba sobre las leyes sabias que controlan y dirigen el movimiento del Universo tendría que transcribirte casi todo el Salmo 104. Pero me limitaré a unos pasajes: “Él –exclama el salmista, refiriéndose a Dios- fundó la tierra sobre sus basas…Subieron los montes, descendieron los valles al lugar que tú les fundaste… Tú eres el que envías las fuentes por los arroyos… El que riega los montes desde sus aposentos… El que hace producir el heno para las bestias y la hierba para el servicio del hombre… Hizo la luna para los tiempos, el sol conoce su ocaso. Pone las tinieblas, y es la noche…” (Salmo 104:5-19).
R: Para esto habría que evidenciar que este salmo es la expresión  de una realidad. Sin embargo esto no es más que una alegoría y una alegoría no es una evidencia

La cuarta prueba, sobre una conciencia de lo infinito, está admirablemente contenida en esta exclamación de Salomón con motivo de la dedicación del templo: “¿Es verdad que Dios haya de morar sobre la tierra? He aquí que los cielos, los cielos de los cielos no te pueden contener; cuanto menos esta casa que yo he edificado?” (1ª de Reyes 8:27).
R: Irrelevante

Sobre la realidad espiritual del ser humano, que es el tema de la quinta prueba , lee este pasaje del patriarca Job, donde afirma con profunda convicción la supervivencia de un ser espiritual: “Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo. Y después de deshecha esta mi piel, aún he de ver en mi carne a Dios; al cual yo tengo de ver por mí, y mis ojos lo verán, y no otro, aunque mis riñones se consuman dentro de mi” (Job 19:25-27).
R: Lo única realidad de hombre es que estamos hechos de los elementos que se formaron por las explosiones de supernovas. Somos polvo de las estrellas.

Para la sexta prueba
, sobre la armonía del Universo, la Biblia está llena de respuestas, de interrogaciones y de exclamaciones, como esta del salmista, que, extasiado ante la belleza de la Creación, dice: “Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre para que tengas de él memoria?” (Salmo 8:3-4).
R: El salmista en su imaginación debido al nulo conocimiento sobre ciencias que existía en aquella remota época, como muchas otras personas más, atribuir  el origen del universo – que para esta gente eran los aproximadamente 3000 estrellas que se pueden observar en el firmamento – a la obra de un ser sobrenatural, un dios. Para aquella época esto era la única explicación racional que existía. Hoy, con los conocimientos que tenemos es absurdo seguir creyendo en estas antiquísimas fábulas y considerar las como un hecho.

Y la última prueba , la que demuestra la existencia de Dios por la finalidad de los seres y las cosas sin conocimiento, fue propuesta por Salomón hace más de tres mil años. Lee este pasaje antiquísimo, que parece escrito por uno de nuestros más famosos científicos de hoy, y luego medita su contenido: “Generación va y generación viene –dice el autor bíblico-, mas la tierra siempre permanece. Y sale el sol, y pónese el sol, y con deseo vuelve a su lugar, donde torna a nacer. El viento tira hacia el mediodía y rodea el norte; va girando de continuo, y a sus giros torna el viento de nuevo. Los ríos van a la mar, y la mar no se hinche; al lugar de donde los ríos vinieron, allí tornan para correr de nuevo” (Eclesiastés 1:4-7).
R: Explicación reamente muy científica

Nada más por hoy, pásalo bien.
R: Gracias

*Autores:
Juan Antonio Monroy
©Protestante Digital 2012

No hay comentarios.: