La revelación de Dios. Parte II
El dilema de la fe
En la parte
primera hemos visto, que el creyente teísta se encuentra en un dilema peculiar:
Si hace entendible a Dios, entonces su concepción de Dios es criticable. Si
hace incomprensible a Dios, entonces todas sus explicaciones quedan vacías y
sin contenido y finalmente no explican nada. La meta de su fe desaparece en
juna neblina difusa de un desconocimiento total. Y esto se acentúa aún más ya
que Dios sería un ser súper natural. En las religiones reveladas se afirma
ahora, que mediante la revelación de
Dios, nuestra ignorancia es vencida.
De esto se forma de inmediato otro dilema. O podemos
concluir desde el mundo natural, sobre un mundo sobrenatural (= el más allá,
del mando natural), o no podemos hacerlo. Esto habría que investigarlo para
cada caso en formas individual. Si no podemos hacer esto, entonces el más allá es
incomprensible, inexplicable e irreconocible para nosotros. Con esto cada
revelación es absolutamente inútil
para nosotros, de ella se podrían sacar conclusiones arbitrarias, pero nada que
tenga sentido. Pero si pudiésemos sacar conclusiones, entonces el más allá sería
comprensible para nosotros, pero con esto automáticamente una parte
comprensible del mundo en el que vivimos, en el cual podemos operar con conceptos
del mundo natural.
Anteriormente hemos visto, que sobrenatural fue definido como algo que no es accesible a métodos
de comprobación (científica, filosófica, o sea naturales). Esto es, en primera
instancia una afirmación cómo muchas
otras. Esta suposición no puede ser comprobada, ya que esto sería la aplicación
de un método natural de comprobación.
¿Una causa sobrenatural?
Lo que se puede decir sin una evidencia especial: No lo
sabemos todo. Quizás, incluso no podemos
saberlo todo. Ahora se puede tomar cualquier fenómeno y postular:
1.- Existe una causa para esto, pero no la conocemos.
2.- Esta causa es sobrenatural, es decir, pero no demostrable de forma
razonable.
3.- Esta causa es Dios.
Ahora tenemos una hipótesis, que no se puede demostrar.
Con esto tampoco se puede demostrar lo contrario se, o sea en este caso: “No es
sobrenatural, sino desconocido como
natural”, en otras palabras “dios no fue la causa”. Con esto tenemos
palabra contra palabra y si se es de la opinión, que no existe un criterio
racional, para diferenciar entre los dos casos, entonces hay que ponerse en la
posición del agnosticismo: No lo sabemos.
De este dilema no se puede salir. Más aún: Es
posible declarar como causa cualquier cosa arbitraria. Podría ser el “invisible
unicornio rosado”; el “monstruo espagueti volador”; Visnú o Krishna o un ser
totalmente desconocido, quizás un alienígena. La cantidad de posibilidades es
ahora infinita. ¿Cuál es la probabilidad que un de ellas es verdadera? Una en
infinitos. Se puede decir, que cada explicación es infinitamente improbable.
¿Cómo se llama una afirmación que es infinitamente improbable? Estupidez.
La suposición, que tao vez Dios esté detrás de la
revelación, es igualmente “infinitamente implausible”. Aquí siempre tenemos una
auto-contradicción. Yo afirmo saber algo, de lo cual al mismo tiempo aseguro,
que no lo puedo conocer. Se puede creer en todo, pero la fe, que en la próxima
semana voy a ganar la lotería, es muchísimo más probable más. Tener fe no es
una salida, ya que se puede tener fe (creer) en todo y lo contrario. Son
argumentos razonables, que hacen que una cosa sea plausible o probable,
postulados irracionales actúan exactamente en la dirección contraria.
¿Cómo se podría revelar Dios?
Revelaciones como ya lo expliqué, es altamente susceptible
al pensamiento circular. Y si la
revelación es circular, es superflua como una revelación.
Parta empezar algunas reflexiones, sobre cómo se podría reconocer una
manifestación divina.
Suponiendo, un dios quisiera ayudarnos en cosas de moralidad, manifiesta su
precepto de moralidad en un escrito, digamos la Biblia. ¿Cómo podemos descubrir
si se trata de una revelación de Dios o de un escrito humano; de un producto de
la imaginación humana o de una falsificación? La revelación en sí, puede reclamar a la
autenticidad de sí mismo, pero esto no sirve de nada, igual podría ser una
falsificación. Por lo tanto estamos obligados, evaluar las medias morales
usadas, según nuestros propios. Dicho de otra manera, nos encontramos en medio
del dilema de Eutifrón. Si consideramos
como buen la moral revelada, entonces esto
lo hemos logrado por reflexión propia – con esto una revelación estaría demás, también
lo habríamos logrado por impulso propio. Por esto una señal de reconocimiento
de una revelación divina sería, que se abstuviera de consejos moralistas. Ya
que dios debería ser lo suficientemente inteligente para que supiera del dilema
de Eutifrón. Personas, sin embargo fabricarían una manifestación divina para obtener un apoyo “más
elevado”, para sus propios conceptos sobre la moral. Con ello podrían ahorrarse
una fundamentación de su moral.
Errores en la Biblia
Una revelación además debería tener características, que no pueden ser hechos por el hombre – ya que
no podría diferenciarse de una
falsificación. Para esto tenemos algunos ejemplos: La solución de algunos problemas
matemáticos-técnicos, que están justo por encima del
horizonte humano actual (no
demasiado lejos, sino las soluciones no serían entendibles, no encontrándose
dentro del conocimiento humano, de los contrario las soluciones serían
fabricados por manos de hombre). Hasta por donde se, en la Biblia no existe ningún
ejemplo. Además descripciones del mundo no se harían obsoletas por
conocimientos posteriores, por ejemplo nunca encontraríamos el siguiente
relato:
Lucas 4, 5-7: Llevándole a una
altura, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo. Y el diablo le dijo: "Todo este dominio y su gloria te daré; pues a mí
me ha sido entregado, y a quien quiero se lo doy. Por
tanto, si te postras delante de mí, todo será tuyo.”
No puede existir una montaña, que sea tan alta que desde
allí podría ver “todos los reinos de la Tierra”. El redactor de este escrito no
pensó o no supo que la Tierra es una esfera (y muchos, muchos sitios similares)
nos deben causar dudas, ya que evidentemente fueron obra de humanos.
Como atrás características de la autenticidad existen las
profecías. En esto, un ser todopoderos0ose abstendría de todo tipo de profecías,
que también las podrían hacer los humanos. Ya que con esto tampoco sería posible
distinguir una falsificación de una revelación auténtica. Ante todo se debería
evitar los procesos, que ya he criticado: Las profecías a posteriori, de las
cuales encontramos cientos de ellas, (en especial en el NT). Cada una de estas predicciones
es un fuerte indicio de una fabricación humana. Dios en especial evitaría todos
los vaticinios, que se basan en el comportamiento humano, ya que aquí existe la
sospecha de la profecía auto-cumplida. Israel fue fundado en el siglo pasado, porque les fue pronosticado a los judíos
en la Biblia – el cumplimiento de esta profecía
puede ser explicado completamente en base a hechos naturales. Una
profecía auténtica, se referiría a
hechos que no pueden ser influenciados por seres humanos. En 1908 un asteroide impactó
en Siberia – este sería un evento de este tipo o la explosión de una
determinada estrella, la precisa (cronológicamente) predicción de una supernova.
Profecías sin una referencia cronológica, en cambio, no tienen ningún valor –
qué “habrá cada vez más guerras entre las naciones” en determinadas épocas, es
un conocimiento general de la humanidad, no es una identificación de un
conocimiento divino. Este tipo de predicciones precisas, no encontramos en la
Biblia ni uno, en caso que si, se trata
del truco ya descrito.
La palabra de Dios en las palabras del hombre
Frente a este tipo de críticas, los cristianos generalmente
argumentan, que Dios no escribió personalmente la Biblia - ¿en realidad por qué
no? En la Biblia con sus miles de versiones; diferentes copias; todos sus
problemas de traducciones; las dificultades de interpretación, etc., claramente
podemos ver, que los escritores bíblicos humanos causan toda una serie de
serios problemas, que “destruyen” totalmente la intención divina. Un dios auténtico
conocería vías para evitar esto problemas impútales y enojosos, por esto cada problema
con la Biblia es una evidencia contra el origen divino de la Biblia. También
cada error es una evidencia en su contra, pues si existen errores en las cosas,
que podemos comprobar, entonces esto nos hace sospechar contra cosas, que no podemos
comprobar – ¿quién nos dice entonces, que justamente allí, donde se encuentran
los mayores problemas de comprensión y de traducción estos problemas no
existen? Pues mientras más nos alejamos de las cosas cotidianas de nuestros
conceptos, tanto más es la probabilidad de que se introducen errores. Cada
error de hecho en la Biblia, llevaría necesariamente consigo una múltiple
posibilidad de errores en las cosas que objetivamente no son posibles de
comprobar. Por esto una mínima
exigencia a una revelación divina es su inerrancia. Ya un solo error es una
fuerte evidencia contra la revelación divina – y pareciera que sólo los
fundamentalistas bíblicos están consientes de esto. Se supone que los contenidos de la Biblia fueron
transmitidos por “inspiración” (evidentemente esta inspiración es muy
defectuosa – nada de una característica de un dios perfecto, ya que aquí se echa
de menos cualquier perfección. O puedo reconocer la bondad de la descripción o
de as soluciones de problemas técnicos matemáticos o la calidad de la revelación en base a las precisas profecías, entonces la
inspiración (especialmente durante la lectura)
sobra absolutamente, o no puedo reconocer la calidad, entonces la
inspiración es un pobre sustituto. Citando a Robert Green:
“Ahora se afirma, que este libro (la
Biblia) fuese inspirada, me importa un bledo si esto es cierto o no, la
cuestión es, ¿es cierto esto? Si es cierto entonces no es necesaria que fuese
inspirada. Nada necesita una inspiración, a menos que sea falso o un error”.
Nada diferencia a la Biblia
una impresionante producción humana. A esto se la agrega, apenas se comienza
examinar los sucesos de la Biblia de manera más profunda, se descubren una
enorme cantidad de errores (de traducción) e inexactitudes históricas y
falsedades. ¿Por qué Dios iba a permitir, que su revelación se “contamine” con
cosas como estas? ¿Por qué Dios no iba a tomar medidas para evitar que su libro
sea mutilado por traducciones erróneas? ¿Y por qué no se encuentra en la Biblia
unas instrucciones de cómo ha de leerse? ¿Por qué se necesita estudiar teología,
para entender parábolas sencillas, escritas para personas incultas de hace 2.000
años? Todas estas inconsistencias, defectos, errores y falta de marcas de autenticidad
de una revelación divina, hacen concluir: La Biblia fue redactada por personas,
que a su obre le querían dar un estatus más elevado, declarándola como inspirada
por Dios. Esto les resultó tan bien que hasta hoy millones de personas no ven
este fraude. Y esto en realidad es lo impresionante de la biblia y la convierte
en una obra de rango mundial.
Lo que
se puede deducir de la Biblia, es la concepción cambiante sobre Dios del
hombre. No sirve como un auto certificado de Dios, a menos que se ya cree en
forma circular en el dios allí “revelado” y se considera a la biblia como una
confirmación de aquello, que de todos modos ya se ha creído.
Fuente: http://www.dittmar-online.net
Traducido del alemán por A. Gundelach Julio 2013
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