22 de noviembre de 2013

Naturalismo v/s súpernaturalismo II



Naturalismo v/s súpernaturalismo II


Sobrenatural = Desconocido, no investigable  


Si se define “sobrenatural” como aquello que no se puede investigar científicamente, entonces arbitrariamente se intenta privar una parte del mundo a la reflexión y a la investigación. ¡Arbitrariamente, porque no se sabe, lo que no se puede saber!


Sobrenatural es entonces un sinónimo para “desconocido, no investigable”. Si por principio esto deberá seguir siendo inescrutable, no se puede saber de antemano. Ya que para esto se debería saber lo que por cognición propia no se sabe.


Wittgenstein lo expresó de la siguiente manera: A los pensamientos no se les puede establecer límites, pues habría de definir estos límites desde dos lados, lo que se sabe (esto no es problemático). Adicionalmente se debería saber, lo que no se sabe, para determinar el límite del otro lado. Pero esto se auto contradice. Esta es la forma más aguda de la falsedad, que tenemos. 



Vemos el mismo motivo: Una parte del mundo, es quitado de aquello que se puede saber, en provecho propio. Y luego se formulan afirmaciones que en su contenido no son conocibles. Entonces otros son persuadidos, que se sabe, lo que supuestamente no se puede saber. ¿Lo sabemos o no? Pero en realidad estas brechas de su conocimiento, se han llenado con una fantasía. Lo que en las novelas es parte de la esencia, es ahora declarado parte del mundo. Si ahora se trata de este mundo o de otro, por principio no hace ninguna diferencia.


Esto también vale para lo que se dice sobre Dios. Se trata de una afirmación llena de imaginaciones, pero solamente esto. Esto funciona, ya que existen suficientes personas, que caen con estos trucos, que creen en la autoridad, que se fían ciegamente. Pero no resulta con todos, a los cuales entonces se les ataca personalmente y a los cuales se les niega toda moralidad. Pero se trata de trucos deshonestos, y esto significa, que la moral de los teólogos es corrupta. Este defecto es la base de su moral.  


La fe religiosa siempre es confianza ciega

Aquel que se fía ciegamente, no debe extrañarse que a veces le pasen gato por liebre. Este tampoco tiene una razón para quejarse, ya que se podría saber mejor. Pero no se quiere. ¿Por qué? Porque uno espera obtener ciertas ventajas. Pero  el egoísta beneficio propio se dirige contra uno mismo.


Wittgenstein dijo: La naturaleza es todo, lo que es el caso. (Die Natur ist alles, was der Fall ist.)


Esto se puede entender de dos maneras: Todo lo que realmente existe, es parte de la naturaleza. Y todo lo que pertenece a la naturaleza, también es lo que realmente existe. Lo contrario a esto es “lo que no es el caso”. O algo pertenece as algo pertenece a laña naturaleza, entonces es el caso, si no, no es el caso, entonces tampoco pertenece a la naturaleza. La fantasía es una propiedad natural del ser humano. Empero no todo lo que uno se puede imaginar, o sobre lo cual se puede pensar, es parte de la naturaleza. Probablemente  la mayoría de las cosas que se pueden concebir sin un punto de apoyo, podrían ser falsos, mas bien, no existir. Lo que significa, que con especulaciones como estas siempre se tiene en contra la probabilidad.

Por esto bajo todas las condiciones, siempre es falso cree en algo en base a  evidencias, pruebas, y argumentos insuficientes. Tenemos la tendencia, tener como cierto lo que deseamos, y esto es aprovechado por los mono teístas religiosos y también por los cienciólogos.

La confianza ciega o es camuflada i declarada como una virtud. Pero esto no es una virtud, sino pura comodidad. Creer en fantasías o ilusiones de otros, es más fácil, que investigar por si mismo.

     
También se puede expresar de otra manera: Todo lo que existe es parte de la naturaleza. Y debido a que esta se basa en la interacción, se puede concluir de una parte del entorno en forma lógica sobre otros componentes. Así por ejemplo, fueron descubiertas las invisibles ondas radiales. Cada percepción, finalmente es una consecuencia una deducción a lo largo de una cadena de causa-efecto, hacia la causa original. Si esta cadena n o existe, entonces tampoco se sabe, si hay algo real ahí. O que se fue víctima de una imaginación o de un sofisma. Lo que no pertenece a la naturaleza, tampoco existe, o por lo menos no es perceptible para nosotros.  No se puede saber. Lo sobrenatural o pertenece a lo que no se sabe, o a lo que no se puede conocer.


¡Pero no sólo yo no puedo tener conocimiento de aquello o no sé nada al respecto – esto también vale para el resto de la humanidad!” 

Tenemos la tendencia de llenar los vacíos de nuestros conocimiento con especulaciones Pero no siempre estamos consientes de ello. 

 El orden y finalidad de la naturaleza tienen que ser explicados desde fundamentos y de acuerdo con leyes igualmente naturales. En este terreno, incluso las hipótesis más descabelladas son, con tal de que posean carácter físico, más tolerables que una hipótesis hiperfísica, es decir, que el recurso a un autor divino asumido para este fin. En efecto, cuando de golpe se prescinde de todas las causas cuya realidad objetiva (al menos atendiendo a su posibilidad) puede conocerse mediante una experiencia continuada, con el fin de descansar en una mera idea que es, cómo no, muy cómoda para la razón, se sigue el principio de la razón perezosa.
De ningún modo son admisibles las hipótesis trascendentales del uso especulativo de la razón, como tampoco la libertad de sustituir, llegado el caso, la ausencia de fundamentos explicativos de carácter físico con otros de tipo hiperfísico, y ello debido a que, por una parte, no se hace avanzar así la razón, sino que, al contrario, se interrumpe su progreso, y, por otra, debido a que tal licencia la privaría, en definitiva, de todos los frutos derivados del cultivo de su terreno propio, que es la experiencia. (Kant, sección tercera LA DISCIPLINA DE LA RAZÓN PURA FRENTE A LAS HIPÓTESIS)

Traducido del alemán por A. Gundelach con la gentil autorización de Volker Dittmar




 

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