3 de marzo de 2009

En el círculo vicioso de la fe

En el círculo vicioso de la fe

Muchas convicciones de fe se basan en círculos lógicos (la primera trampa del trilema). En la Biblia encontramos innumerables ejemplos para esto, pero más aún en la manera de pensar del creyente.

Círculos lógicos son modelos de justificación de la siguiente construcción:

Nosotros suponemos, que la premisa A es cierta. Esta suposición no se fundamente (tampoco es necesarios que sea fundamentada). De la (supuesta) verdad de la premisa A podemos sacar las siguientes conclusiones lógicas. Se da la conclusión B. B es cierto si A también es cierto (Sin embargo B también es falso, si A es falso). Ahora usamos a B como una nueva premisa y deducimos de ella A. Si B es cierto, entonces como consecuencia A también es cierto. Con esto la “verdad” de las premisas se apoyan entre si.

Este párrafo sobre círculos lógicos se compone de las siguientes partes:

· Un ejemplo de la Biblia (2ª epístola de Pedro)
· Un ejemplo de la moderna teología
· Círculos lógicos y profecías
· Círculos lógicos y amenazas de castigos en el A. T.
· Círculos lógicos y amenazas de castigos en el N. T.


Ejemplo:

En la Biblia se advierte contra falsos profetas, que obtienen interpretaciones de la Biblia, que no sucederán.
Cita de la Biblia:

2ª de Pedro 1, 19-21
19 Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;
20. entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada,
21 porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.

Entonces existen personas que interpretan la Biblia. A estas personas las llamamos profetas. Pero como “ninguna profecía en la escritura, es una cosa de la propia interpretación”, necesita la inspiración del Espíritu Santo.

Supongamos, tenemos a dos profetas, llamemos los A y B. Ambos afirman, que fueron impulsados por el Espíritu Santo y que han hablado en nombre de Dios (como en el verso 21). Y supongamos, ambas profecías se contradicen, y por esto sólo uno puede tener la razón. ¿De donde sabemos, cual de los dos profetas tiene la razón? Ya que ambos se basan en el Espíritu Santo.

Ahora sólo una de las predicciones se cumple, la otra no (Ya que ambas se contradicen). Ahora podemos ver, cual de los dos profetas fue inspirado por el Espíritu Santo, y cual no. Ya que evidentemente, sólo el realmente inspirado puede pronunciar la profecía correcta. Llamemos al correcto como “profeta bueno”, y al no inspirado “profeta malo”

¿Quién reconoce el círculo? Los creyentes generalmente tienen grandes problemas con esto. ¡Parece estar todo tan correcto!

El problema es: Antes de cumplirse una profecía no podemos distinguir, quien estaba inspirado y quien no. Después de cumplirse la predicción de uno de los dos, lo sabemos y se nos sugiere (sutilmente), que con esto también nos damos cuenta, quien estaba inspirado y quien no. Pero esta inspiración no se puede saber con anterioridad, debemos adivinar. Recién después podemos decir: A fue el “profeta bueno”, B fue el “profeta malo” (o viceversa).

Podemos reconocer al buen profeta, en que su predicción se cumplió. Y de esto concluimos que fue inspirado por el Espíritu Santo. Pero esta conclusión no es obvia. ¿Podemos demostrar que el “profeta bueno” estuvo inspirado, mientras que el “profeta malo” no lo estuvo? No, ya que no tenemos ningún criterio para esto, sólo el cumplimiento o el incumplimiento.

Con los buenos profetas las predicciones se cumplen, con un profeta malo esto no sucede.

¡Ah! Esta frase evidentemente es cierta. Pero no contiene ningún nuevo conocimiento. Ahora le podemos agregar muchos otros atributos (que no son reconocibles), pero la frase no mejora:

Con buenos profetas inspirados, la profecía se cumplo; con profetas malos no inspirados, no se cumple.

Esta frase aún es cierta parcialmente, pero ahora contienen una afirmación adicional

Esto se puede ver mejor, si se hace una diferenciación de caso. Los siguientes casos pueden presentarse en nuestro ejemplo simplificado:

1. El profeta A está inspirado, sus predicciones se cumplen. El profeta B no está inspirado, sus profecías no se cumplen
2. Como 1 pero a la inversa.
3. El profeta A está inspirado, pero sus profecías no se cumplen; el profeta B no está inspirado, pero sus predicciones si se cumplen
4. Igual que 3, pero a la inversa

Los casos 3 y 4 no pueden ocurrir, ya que de inmediato se argumenta, si A y B estuvieran inspirados entonces también sus predicciones acontecen, pero como no acaecen, entonces tampoco pudieron haber estado inspirados. Luego sólo 1 y 2 pueden ser verdaderos. Esto también vale para los profetas en forma individual – si sus profecías se cumplen, entonces en ese momento estaban inspirados, si no, no. Este tipo de explicaciones también las encontramos en las seudo ciencias y es una vergüenza de nuestro sistema educacional, que muchas personas no tienen la capacidad de entrever este sucio truco.

Suponiendo, que para los buenos profetas existe otra importante propiedad. Un buen profeta debe ser mocafalístico (esta palabra se me acaba de ocurrir, espero que no tenga algún significado). Un profeta malo no es mocafalístico. Entonces la frase suena como sigue:

Con buenos profetas mocafalísticos las profecías se cumplen, con profetas no mocafalísticos , las profecías no ocurren

¿Con esto hemos demostrado que existe la propiedad “mocafalistica”? No, esto es una tontería total. A esta frase le agregamos algo totalmente absurdo. ¡Al igual como lo hizo la Biblia! En mi ejemplo el absurdo es evidente, ya que he empleado una palabra inexistente, con la Biblia esto no es tan evidente, si se cree en el Espíritu Santo. Dicho en forma más exacta: Sólo mediante la suposición, que el Espíritu Santo no existe, se puede reconocer el absurdo.

En todos los tiempos hubo personas que dedujeron profecías de la Biblia. Muchas de ellas fueron falsas. Ahora retrospectivamente podemos ver, cuales fueron falsas y cuales fueron verdaderas. Las falsas profecías justamente, no fueron hechas por profetas inspirados por el Espíritu Santo-. Con esto es posible sacar en forma dirigida las predicciones “correctas” y con esto considerar a la Biblia como “validada”. Las falsas profecías se dejan “caer de bajo de la mesa”, pues no fueron inspiradas. Con esto la Biblia no es refutable por falsas profecías (Mientras que en la ciencia una falsa predicción vale como una refutación de una hipótesis).

Aquí sólo sería refutable la Biblia, si el siguiente evento fuese cierto:

El profeta A es reconocido como inspirado y hace una predicción. Esta predicción no se realiza. Con esto la afirmación, que se pueden sacar profecías de la Biblia, esta desmentida.

Pero no podemos reconocer, quien estuvo inspirado y quién no, excepto cuando se cumple la predicción. Pero entonces con profecías falsas se dice de inmediato: ¡Ah! El profeta no estaba inspirado. Es decir el caso para el desmentido de la Biblia nunca puede suceder. Esto es lógicamente imposible.

A esta estrategia se la llama “Inmunización contra la crítica”. Para esto a los círculos lógicos se le puede dar un excelente uso.

En al Biblia encontramos numerosas de esta muestras circulares. Esta es una de las razones por las cuales se ha generalizado tanto: Tiene preparada una serie de trampas para los incautos. Si ahora se efectúa un examen, y se embarca con esto, haciendo “como si” fuera cierta, entonces uno cae irremediablemente en esta trampa. Un auténtico circulo vicioso.

Esta manera de pensar en círculos es lo que hace, que las argumentaciones de los fundamentalistas sean tan rígidas e inquebrantables. A propósito, esta manera de pensar no sólo se encuentra en las religiones, si no, también en el diario vivir hasta la política. Es muy difícil encontrar en uno estos círculos, generalmente uno necesita la ayuda de otras personas.

Particularmente es censurable, ante todo, que todo esto más aún está protegido mediante fuertes amenazas de castigo.

Fuente:
Volker Dittmar: Ateismo-INFO, Einführung in den Ateismus(Introducción al ateismo)
Ver también: http://www.dittmar-online.net/
http://www.atheismus-online.de/
http://www.volker-dittmar.info/

Nota.- Copyright (c) 2002 - 2005 Volker Dittmar. Permission is granted to copy, distribute and/or modify this document under the terms of the GNU Free Documentation License, Version 1.2 or any later version published by the Free Software Foundation; with no Invariant Sections, with no Front-Cover Texts and with no Back-Cover Texts. A copy of the license is included in the section entitled "GNU Free Documentation License

7 comentarios:

alfonso dijo...

los verdaderos cristianos son los testigos de jehova.ya q ellos rigen sus leyes en la biblia

Alexánder dijo...
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Alexánder dijo...
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Albrecht Gundelach dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Albrecht Gundelach dijo...

Comentario editado
Al señor que firma como Alexander, parece que no entendió el fondo de este artículo. Además su deseo fue hacer apologética religiosa en favor de sus creencias. Insisto, no me interesa hacer divulgaciones de citas bíblicas en mi página, ya que no concuerdan con el fundamento, en el cual está basado el concepto de mi blog

Alexánder dijo...

Si bien es cierto que en algunos casos, como los de Moisés, Elías, Eliseo y Jesús, los profetas de Dios hicieron obras milagrosas que dieron prueba fehaciente de la autenticidad de su mensaje y comisión de profetas, no hay registro de que todos las realizasen. Los tres elementos esenciales para demostrar las credenciales de un profeta verdadero eran según la ley dada a Moisés: el profeta verdadero hablaría en el nombre de Jehová, las predicciones se cumplirían (Dt 18:20-22) y sus profecías fomentarían la adoración verdadera y estarían en conformidad con la palabra y los mandamientos revelados de Dios. (Dt 13:1-4.)

Este último era probablemente el más importante y decisivo, pues alguien podría usar hipócritamente el nombre de Dios y su predicción podía cumplirse por coincidencia. Pero el profeta verdadero no era simplemente un pronosticador, ni tampoco era esa su labor principal, su función era defender la justicia, y su mensaje trataba principalmente de normas morales y su aplicación. Él expresaba las normas de Dios en cuanto a diversos asuntos. (Isa 1:10-20; Miq 6:1-12.)

Por consiguiente, no era necesario esperar años o generaciones para determinar si el profeta era verdadero o falso sobre la base del cumplimiento de su predicción. Su mensaje era falso si contradecía la voluntad y las normas que Dios había revelado. Por ello, si un profeta predecía paz para Israel o Judá en un tiempo en que el pueblo desobedecía la Palabra y la ley de Dios, forzosamente tenía que ser falso. (Jer 6:13, 14; 14:11-16.)

Albrecht Gundelach dijo...

Alexander, lo que haces aquí es justamente a lo que se refiere el artículo.