Naturalismo
v/s súpernaturalismo I
Crítica
al súpernaturalismo
La
ciencia se ocupa del mundo natural. Las
religiones monoteístas se dedican,
entre otras cosas, a lo sobre natural o al mundo súpernaturalista.
También
hay religiones, que no son monoteístas que no se dedican a lo sobrenatural. A
ellas pertenecen, por ejemplo gran parte del paganismo. El Paganismo pertenece
a las tal llamadas religiones naturalistas. Por esto, esta crítica expresamente no afecta a las religiones paganas.
La
base de las religiones monoteístas es (generalmente- no siempre) una
bipartición del mundo en una parte espiritual y en una parte mundana - natural material. A esto se le
llama dualismo. Materia y espíritu
son dos aspectos del Mundo fundamentalmente diferentes… Contrario a esto es el Monismo, por ejemplo el naturalismo, donde el espíritu es
considerado como una propiedad de la
materia, no algo que se puede separar del mundo natural.
¿Qué es el súpernaturalismo?
Como
súpernaturalismo se designa el parecer, que existe un “ambiente” “sobre y
delante” del mundo natural. El dios monoteísta, por decirlo así, se encuentra “sobre”
el universo material/energético, que él habría creado. A este concepto metafísico también se la
llama primicia del espíritu. Al
principio existía un súper ser inmaterial
(= Dios) que habría creado la existencia (materia) “de la nada”. Por
consiguiente, Dios no es parte del mundo material.
También
se habla de la “transcendencia de Dios”. El invisible extraterrestre alienígena-espacial
llamado “Dios” no es parte de este mundo.
Ahora
se afirma – sin que se tuviera una razón, pruebas, buenos argumentos o
evidencias – que la esfera sobrenatural/transcendental, no puede ser observado
con los métodos científicos. Con esto se protege contra la crítica científica
de la opinión propia. Por lo menos se cree esto.
Pues
aquí tenemos un interesante caso de una falacia. Supongamos, que realmente existe
una esfera (o mundo) espiritual. Si existe, entonces interactúa (de alguna
forma) con mundo natural (real), que es accesible o no a nuestra experiencia…
Nuevamente haremos un rango distintivo (para que no se nos escape ninguna
posibilidad) y analizamos las consecuencias. Como “esfera espiritual” denomino
a un algo indeterminable, que existe “allende”
o “fuera” del mundo natural.
¿Cuáles son las posibilidades?
1.-
No existe una “esfera espiritual”, sino sólo el mundo natural a esto se le llama naturalismo.
2.- Esta “esfera espiritual” o el “mundo sobrenatural (espiritual)” existe, pero no interactúa con nuestro universo.
3.- La “esfera espiritual” actúa sobre nuestro mundo, pero no a la inversa.
4.- Nuestro universo material/energético actúa sobre el “mundo sobrenatural”,
pero no en sentido contrario.
5.- Hay una interacción (acción en ambos sentidos) entre los dos mundos.
6.- Una interacción entre la “esfera
espiritual” y nuestro universo no es posible abarcarlo mediante los métodos
científicos.
Calificación de las alternativas
La
posibilidad 1 no nos interesa, porque no es parte de la “metafísica espiritual
cósmica de los creyentes monoteístas”.
Alternativa
2 no sería posible distinguir de la primera, ya que no existen puntos de
contacto, ni una influencia mutua. Lo que no se puede ver, lo que no se puede averiguar,
lo que no tienen ningún efecto sobre nosotros, no se diferencia en nada de
aquello que no existe.
La
tercera manera de pensar postula (afirma), que existen causas que provocan algo
en el mundo de nuestras experiencias, que “prácticamente viene de la nada.
Invisible, influencias no accesibles a
la conocimiento, pero misteriosas, perceptibles pero sin la posibilidad de llegar hasta la fuente. Esto
contraviene a una de los principios fundamentales de la física la ley de la conservación de la energía.
No
conocemos todas las causas de lo que sucede alrededor nuestro. Esto es seguro. ¿Pero
cuál es la diferencia entre una “causa sobrenatural” y una “causa desconocida”? Nada – fuera de la arbitrariamente
inventada afirmación, que existe una no “demostrable e invisible esfera
sobrenatural” con una influencia sobre nuestro mundo, ignorancia o desconocimiento
son la base de esta afirmación.
Dicho
de otra manera: Sobrenatural y desconocido son sinónimos. Lo que no significa otra cosa
que la verdadera naturaleza de, lo sobrenatural
es ignorancia, la devisa es, no sabemos nada, pero afirmamos muchas cosas.
Es
una contradicción lógica, si por un lado se asevera, que "sabe" sobre lo sobrenatural, si esto no, pertenece a aquello,
de lo que sabemos. No sabemos, lo que no conocemos. Con esto, a esta idea, con
buenas razones, la podemos llamar irracional
o absurda.-
La cuarta
posibilidad es irrelevante. Un efecto
sólo en esta dirección es tan erróneo como la tercera, pero adicionalmente esto
no nos debe interesar, ya que no tiene ningún efecto sobre nuestra vida.-
El asunto
se pone interesante donde la quinta alternativa: Ya que es una característica
del mundo natural, que todos los componentes de este mundo interaccionan. En este caso el mundo sobrenatural no se podría diferenciar
del mundo natural, ambos serían idénticos. Donde nosotros prácticamente todo
está ligado por una relación causa-efecto. Por lo tanto este concepto no se
diferencia del primero, el naturalismo.
Súpernaturalismo moderno
Moderno
es el último parecer. Aquí la falacia esta especialmente bien camuflada. Se
dice, que existe una esfera, que nos influye, pero su manera de funcionar (y
existencia) – por definición – no es accesible
a a los métodos científicos razonables. El núcleo de esta declaración entonces es, que no se puede saber nada al
respecto. ¡Pero se sabe que esta esfera efectivamente existe, y se conocen sus
influencias! No se sabe nada, pero en la contradicción lógica se sabe (¿de dónde?)
que esto existe que “esto” influye sobre nosotros.
A
esto se le llama “saber a partir de nada”.
En realidad esto se reduce a la afirmación, que se finge saber sobre algo, que
no se puede conocer – y esto lo debe creer
otro, en base de la propia autoridad “porqué sí”, que esto existe sin b
fundamentos. A esto se denomina como un “postulado de privilegio de
conocimiento”:
¡Yo sé algo que yo no sé y no puedo saber! ¡Confía
en mí!
Yo sé algo, que nadie
puede saber, ni siquiera yo, y esto me lo tienes que creer. Fíate simplemente
de mi autoridad.
Esto
es lo contrario a las ciencias en la
medida, que en las ciencias no existen
las autoridades, no existe una confianza en el supuesto conocimiento de otra persona, quien para esto no tiene
evidencias, pruebas o argumentos. Dicho de forma más precisa, esto está en
oposición a la ética de las ciencias, que
se basa en la honestidad y transparencia.
Las cartas deben estar abiertas sobre la mesa. En el póker y en las
religiones se puede blufear.
Aquel
que ya blufea con las definiciones, naturalmente no se merece ninguna
confianza. Pero se puede obtener malamente y esto es el núcleo de las
religiones súpernaturalista monoteístas. Se trata de la credibilidad en aquello, que no es comprobable. Aquel que blufea
con el convencimiento necesario, es exitosos. Se privilegia – al igual que en
el póker – a aquellos que mejor pueden engañar exitosamente.
Esto
generalmente implica, auto engañarse. Esto lo diferencia de la mentira: Se
miente cuando se dice algo, de lo cual uno mismo cree lo contrario. Si uno primero
se convence a sí mismo, entonces no es posible recomnocer una mentira y uno aparentemente se hace digno de ser creído.
La moralidad del engaño
Sería
muy entretenido, si alguien podría obtener mediante esto, ventajas en este mundo, con la referencia
sobre “otro mundo” irrelevante o no existente o indemostrable.
Este
tipo de religión es opuesto a la transparencia y a la honestidad, una moral así
representada es corrupta desde el
comienzo.
Naturalmente
que muchas personas están honestamente convencidas de que existe “lo
sobrenatural”. Pero sin duda alguna se trata de una especie de autoengaño en
ventaja de una auto-nombrada elite. Si estos ahora venden “diamantes sanadores”,
“inútiles talismanes” o “teología cristiana” no importa y tampoco es realmente
diferenciable. ¡En todo caso no según otros criterios que aquel “ten confianza
en mi”!
Traducido del alemán por A. Gundelach con la gentil
autorización de Volker Dittmar
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