30 de octubre de 2011

El Papado

El Papado

Comentarios críticos en relación al origen, historia y la actual legitimación del papado
de Gerhard Czermak

1.- Introducción

El papado es una de los fenómenos más interesantes de la historia mundial. Su desarrollo de modestos inicios hasta el actual ilimitado poderío dentro de la iglesia católica es extraordinario. Si se observa la historia de esta monarquía electiva más antigua del mundo con 260-270 regentes consecutivos hasta el presente desde el punto de vista de exigencias básicas de una universalmente reconocida ética (Trabajo en pro de la paz, veracidad, equidad en el traro con distinto pensantes) y la pregunta por efectos positivos reconocibles sobre el catolicismo y el cristianismo en general, o sobre los sucesos mundiales, sólo pide sorprender bajo la sobriedad racional, cuanto es su notabilidad con que goza actualmente, en el diálogo inter religioso y en la política internacional

2.- El papado en el actual derecho eclesial

Sobre el papado el Codex Iuris Canonici de 1983 dice:
Can. 331 - El Obispo de la Iglesia Romana, en quien permanece la función que el Señor encomendó singularmente a Pedro, primero entre los Apóstoles, y que había de transmitirse a sus sucesores, es cabeza del Colegio de los Obispos, Vicario de Cristo y Pastor de la Iglesia universal en la tierra; el cual, por tanto, tiene, en virtud de su función, potestad ordinaria, que es suprema, plena, inmediata y universal en la Iglesia, y que puede siempre ejercer libremente.

Can 333 - § 2. Al ejercer su oficio de Pastor supremo de la Iglesia, el Romano Pontífice se halla siempre unido por la comunión con los demás Obispos e incluso con toda la Iglesia; a él compete, sin embargo, el derecho de determinar el modo, personal o colegial, de ejercer ese oficio, según las necesidades de la Iglesia.
§3. No cabe apelación ni recurso contra una sentencia o un decreto del Romano Pontífice.
Can. 749 - §1. En virtud de su oficio, el Sumo Pontífice goza de infalibilidad en el magisterio, cuando, como Supremo Pastor y Doctor de todos los fieles, a quien compete confirmar en la fe a sus hermanos, proclama por un acto definitivo la doctrina que debe sostenerse en materia de fe y de costumbres.
§3. Ninguna doctrina se considera definida infaliblemente si no consta así de modo manifiesto.
Con esto el papa tiene un poder dictatorial absoluto y por ende no está atado a leyes y a gremios (como cuerpos de la iglesia). En ningún momento antes del total revolucionario e irregular desarrollo del concilio vaticano I de 1869/1870, el papa estaba dotado con un poder universal y ejecutorio tan grande como hoy.

3.- El Nuevo testamento y prehistoria del papado

Según la doctrina católica, fue el mismo Jesucristo y con esto Dios que estableció el papado. El poseedor del primer papado habría sido el obispo de Roma, el apóstol Pedro. Según la concepción católica, desde Pedro habrían actuado en forma ininterrumpido en “sucesión apostólica” todos los papas hasta hoy día. Esta, históricamente totalmente ilusoria, pero aún efectiva enseñanza se encuentra en el muy tradicional catecismo mundial de 1993, autorizado por el papa, en esta forma directa. El fundamento bíblico para el papado se encuentra en Mateo 16, 18-19: “Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.”-

Aquí hay que notar críticamente. Estas citas de por si ya son falsas (lo que también es reconocido poro estudiosos del nuevo testamento católicos), porque el judío Jesús nunca fundó una iglesia. El hablaba de un reino de Dios y nunca sobre algo como una iglesia. La fundación de una nueva comunidad de fe habría estado en contradicción su expectativa (según el Nuevo testamento NT) de un fin del mundo cercano. A propósito, también sólo esto explica por qué no se puede deducir un sistema de una ética instituida por Jesús, que también trata de problemas del futuro. La tesis de Pedro como el primer papa es un simple invento posterior. Ni siquiera existen indicios de que Pedro haya estado alguna vez en Roma. El misionar de los gentiles le dejó el apóstol judío a su adversario Pablo. Pedro tampoco pudo haber sido obispo de Roma, debido a que cargo del obispado, que se estaba desarrollando en Siria y Asia Menor, llegó a Roma recién a mediados del siglo 2. Los obispos primeramente fueron subordinados, luego igualitarios y finalmente superiores en relación a los demás servicios comunitarios. La leyenda de Pedro y Pablo como hermanos como fundadores de una comunidad de Roma es datada en el año 170. Recién en el siglo 3 se comenzó a hablar de la silla de Pedro, pero cuya autoridad aún nos estaba por encima de los demás obispos. Sin embargo se extiende una lista de obispos desde Pedro hasta Juan Pablo II. El listado de obispos más antiguos proviene del padre de la iglesia Irineo de Lyon (aprox. 180-185). La primera confirmación de una obispo romano, es del siglo 3. En el imperio romano oriental, ya hace tiempo se habla de patriarcas, obispos y abades como “pappas” (griego) padre, mientras que el título “papa” recién está documentado en Roma a mediados del siglo 4. Los destacados teólogos Cipriano y Origenes en el siglo 3, no le atribuyeron al obispo de Roma ningún estatus jerárquico, y tampoco lo hizo el doctor de la iglesia Ambrosio (333/339-397), obispo de Milán, la figura líder de su era. El fundamental y primer reconocido concilio para las iglesias cristianas Concilio de Nicea en el año 325, no fue convocado por el obispo de Toma Silvestre I, sino por el emperador Constantino (el grande), un tirano asesino de primer orden. (En la ortodoxia, el bautizado según el arrianismo al final de su vida, es honrado como un santo). El concilio no vino de la primacía de un obispo romano, quien sólo estaba representado por dos presbíteros. La conducción y la imposición solamente lo tenías el emperador a través de sus delegados, y el emperador lo clausuró y confirmó los resultados teológicos más importantes mediante decreto imperial. El emperador y no el papa dominaban los siguientes concilios.

4.- La instauración y el significado histórico general del papado

En las disputas por el poder político en el occidente, finalmente se mantuvo el papa como máxima instancia eclesial. Desde León I (440-461) los papas expresamente, se consideran como jueces máximos de todos los cristianos, máximo administrador de la iglesia y poseedor del magisterio supremo. Lo que (al contrario de la actualidad) no fue más que una mera pretensión. Una exigencia también la reclamaban los patriarcas bizantinos, para la iglesia oriental. En ninguna parte se hablaba de la inefabilidad. En la fase tardía de la Roma occidental (Caída 476), aumento la función política y la unificación del papado, en el siglo 13 estaba en el punto álgido de su poder político. Ya en el siglo 4, la iglesia papal exigió la reivindicación, por la independencia del estado, y la lucha por siglos entre el poder seglar y espiritual sobre la supremacía dentro de una cristiandad (occidental) es una característica importante del desarrollo europeo. La lucha medieval entre el emperador y el papa (controversia por la investidura) llegó a su punto culminante. La idea de la separación entre estado e iglesia sigue siendo hasta hoy un rasgo determinante en el desarrollo de Europa, pero el papel del papado es muy diverso. Frente a la pérdida de poder, muchos papas reaccionan en forma alérgica. A pesar de la enorme devastación causada por la guerra de los treinta años, la paz de Westfalia de 1648, logró darle a Europa totalmente agotada y diezmada, finalmente un momento de respiro, el papa Inocencio X, la declaró nula y sin efecto por todos los tiempos, habiéndoles reconocido derechos a los protestantes. La declaración francesa de los derechos humanos de 1789, fue maldita por Pio VI, siendo él mismo jefe de un estado mundano, que fue fundado y ampliado, como es sabido, mediante la ayuda de una gran falsificación histórica. Como dijo Pío VI, no podría existir algo tan irracional como la libertad de religión, de expresión y de prensa. Traumática fue la ocupación de Roma y la destitución del papa, por Napoleón en 1798.
Durante todo el siglo 19, los papas se opusieron, más que cualquier otro estado europeo, a todas las modernas corrientes, en especial la libertad y la democracia. Únicos en su contenido y su confección son los dos dogmas del concilio Vaticano I: La infalibilidad papal en asuntos de fe – y cuestiones de costumbres y el primado jurisdiccional. También en el siglo 20, el papado fue durante mucho tiempo un bastión de la reacción, hasta que el concilio Vaticano II, inició, desde diversos puntos de vistas, un cambio fundamental.

5.- Criterios de evaluación

El papado y su historia pueden ser tratados bajo diversos puntos de vista. El papado también ejerce una gran fascinación sobre no católicos, como lo demuestra también la cantidad de obras de varios tomos en idioma alemán. El número de admiradores del papado es grande. Pero admiración para un juicio que se basa en hechos, es tan inútil como el amor o el odio. Aquel que ve a la iglesia como el Cristo que sigue actuando y la ve como guiada por el Espíritu Santo,. Forzosamente ignorará o tergiversará muchas partes de la historia del papado. Una representación científica siempre debe ser enfocada desde un punto de vista agnóstico. Si los resultados de los hechos constatados son desagradables, no es conveniente echarle en cara al autor correspondiente, que ellos estarían produciendo una “literatura de expectoración y de reproche”, como lo hace Horst Fuhrmann sobre los autores como Karlheinz Deschner y Eugen Drewermann. En vista de las innumerables hermoseadas historietas, es absolutamente legítimo, que también salgan al tapete aquellos hechos desfavorables, que gustosamente son reprimidos, lo que en la práctica equivale muchas veces descaradas mentiras.

6.- Aspectos críticos históricos del papado

Los papas fueron gobernantes como todos los demás gobernantes mundanos. Ellos a veces llegaron al poder muchas veces de manera muy dudosa, como resultado de luchas por el poder mundano y constelaciones políticas, y hacían guerras no menos injustas como otros soberanos. Hubo muchos papa muy cultos. Muchos papa fomentaron el arte y la ciencia. Algunos eran considerados como muy religiosos y querían reformas. Pero también hubo muchos papas que fueron responsables por muchas desgracias, en especial por una política de de persecución y aniquilamiento frente a “herejes”, judíos y “paganos”, que en parte se equiparaban a genocidios. Grande es el número de las grandes y pequeñas cruzadas. Fueron los papas que introdujeron la tortura, e incitaron a la persecución de brujas, fueron responsables de los horrores del la inquisición romana y española, ejercían la censura. Incluso prohibieron la literatura mundial, incluyendo a la Biblia. Durante siglos obstaculizaron el avance científico, discriminaron a la mujer. Implementaron el anti natural celibato sin una real base de fe. Oprimieron a las personas mediante su rígida reglamentación sexual. Tambien misionaron con violencia, enriquecieron la música con los cantos de castrados, generalmente se ponían del lado de los poderosos, repartieron millones de miedos existenciales mediante la amenaza de castigos infernales apocalípticos; combatían los derechos humanos incluso la libertad religiosa, hasta el último posible momento histórico, también hoy se oponen a un azonable control de la natalidad, en vista de explosivo aumento dramático de la población humana.

7.- Deficiencias humanas

Hubo papas cultos e incultos, amables y groseros, teológicamente versados y teológicamente ignorantes. Algunos papas se preocupaban por el orden en la iglesia y por reformas. También hubo papas ascetas y fanáticos religiosos y predicadores de la miseria terrenal. Hubo muchos papas con propiedades, que no cumplían con el mínimo de exigencias éticas reconocidas o con las exigencias del cargo: Muchos practicaban el nepotismo y el favoritismo familiar; se entregaban al lujo; eran codiciosos; remataban cargos eclesiales al mejor postor; eran sobornables; No actuaban contra enormes escándalos financieros; fomentaban el fraude con reliquias. Otros papas eran supersticiosos, creían en la astrología; mantenían a amantes; excepcionalmente también organizaban grandes orgías. También hubo fraudes electorales. Algunos papas favorecían crímenes y también hubo papas crueles y que fueron directamente responsables de asesinatos. Todos los regímenes fascistas fueron apoyados por papas (Pio XI y Pio XII) y la implicación de la iglesia, guiada por el papa con el nacional socialismo fue enorme
.
8.- La hostilidad contra los judíos y la santa iglesia

Dos consideraciones son especialmente graves. Una es el consistente antisemitismo, el más generalizado y brutal, a veces increíble odio contra los judíos de muchos papas, desde los comienzos hasta Pio XII. El anti semita y enemigo del modernismo Pio IX (1846-1878), quién en su época causó la indignación de la Europa culta y que tuvo que responsabilizarse por la catástrofe teológica del Concilio Vaticano I, fue beatificado en el año 2000, juntamente con el indiscutible filántropo el papa Juan XXIII, por el “simpatizante judío” Juan Pablo II. En 1867, Pio IX, santificó al inquisidor español Pedro Arbuez, desprestigiado en su época y asesinado en 1485. Pero a pesar de los hechos arriba mencionados, el Vaticano valora mucho el tratamiento oficial a la papa “vuestra santidad” o “santo padre”. Según el entendimiento eclesial la santidad del papa, el representante de Jesús, se refiere al cargo, no a la persona. Y la santidad de la iglesia es intocable. La iglesia es “indestructiblemente santa”, donde el “alma de la santidad” es el amor. (Catecismo de la iglesia católica 823 y 826).

9.- La actual posición internacional del papado

La “santa sede”, la central de la comunidad de fe católica, tradicionalmente, pero contrario al ordenamiento junto al estado del Vaticano a diferenciarse, es reconocido incluso como sujeto de derecho internacional, , un privilegio único a nivel mundial históricamente no sustentable. También “Roma” al igual que antes es considerado exitosamente como un poder moral ejemplar. En 1957, la UN reemplazaron la denominación “Estado Vaticano” por “Santa Sede” y le otorgaron el status de una observador permanente. Por esto la “Santa Sede” – aunque no es un estado, sino una instancia religiosa – en diferencia a todas las demás religiones, cuenta con privilegios de un estado. Como derecho a voz y a voto en las conferencias de la ONU. El rol del papa, en relación a la explosión demográfica, la amenaza más grande de la humanidad, sólo es posible describirlo como desastroso. A pesar de la frecuente falta de entendimiento de la acción papal, también dentro del catolicismo, el papado actual experimenta como siempre resonancias positivas en nuestros medios. El blandengue reconocimiento de culpa del papa por los históricos crímenes en el ambiente eclesial del año de jubileo 2000, después de 2000 años, contribuye a la banalización y enmascarado de hechos históricos y se revela como un golpe descargo publicista. El público en general, a pesar de la aclaración parcial, en general ignora los temas individuales y también escritos críticos al tema.

10.- Observaciones finales

En relación a los papas individuales, como también a personajes positivos (el muy destacado: Juan XXIII), en el marco de una introducción crítica resumida sobre la institución del papado, no se puede tomar una posición aquí. Otros ya lo han hecho. Que historiadores eclesiales católicos, lo ven con otro cristal y que ocultan muchas cosas, es más que sabido. En relación a la muerte del papa Juan Pablo II. Sólo sea dicho. La persona y el actuar del fallecido Juan Pablo II son complejos, para ser evaluados resumidamente en forma justa y veraz. Sean mencionados los siguientes aspectos: Calor humano, carisma personal, crítica a los excesos del capitalismo. Reconocimiento de errores históricos; gestos simbólicos y hechos al judaísmo; el rol político en relación de la disolución del bloque del este; notorio rechazo a la guerra contra el Irak, el comienzo del diálogo inter religiosos. También hay que mencionar no sólo dl cumplimiento riguroso del celibato y la exclusión de las mujeres de cargos eclesiales con ciertas responsabilidades, como también la mantención de la tradicional moral sexual; el rígido rechazo de monjas críticas; el benevolente trato de los delitos sexuales del sacerdocio. El casi olvidado combate contra la teología de la liberación, también los cuestionables métodos eclesiales contra los apóstatas católicos y sacerdotes casados; la prematura canonización del fanático religioso y totalitariamente pensante y actuante fundador del Opus-Dei, Josemaria Escrivá de Balaguer; los masivos privilegios del antidemocrático Opus-Dei en los más diversos niveles. El trato acrítico con regímenes dictatoriales; la tolerancia de grandes escándalos financieros de la iglesia. En relación a las generalizadas alabanzas después de la muerte de este querido y honrado papa, también hay que mencionar estos puntos críticos. El pontificado de Juan Pablo II, desde el punto de vista no católico, en el mejor de los casos, solo se le puede dar el predicado de “ambivalente” .

Bibliografía

Bernhart. Joseph: Der Vatikan als Weltmacht. Geschichte und Gestalt des Papsttums. München 1951
Cornwell, John: Pius XII. Der Papst, der geschwiegen hat, München 1999, 560 S. ; als TB 2001
Denzler, Georg: Das Papsttum, München 1997, 127 S. (konzentrierter Überblick)
Denzler, Georg (Hg.): Päpste und Papsttum, Stuttgart, 1971 ff. (viele Bände, monumental)
Deschner, Karlheinz: Kriminalgeschichte des Christentums, Reinbek 1996 ff. (zuletzt: Bd. 8, 15. und 16. Jh., 2004; umfangr. dokumentiertes krit. Standardwerk; wird gern ignoriert)
Deschner, Karlheinz: Die Politik der Päpste im 20. Jahrhundert, Reinbek 1991 (umfangr.; besonders brisant)
v. Döllinger, Ignaz: Das Papsttum, Darmstadt 1969 (D. war bedeutendster kath. Kirchenhistoriker des 19. Jh.)
Fuhrmann, Horst: Die Päpste. Von Petrus zu Johannes Paul II. München 1998 (anschaulich; wenig kritikfreudig)
Gontard, Friedrich: Die Päpste – Regenten zwischen Himmel und Hölle. Wien/ München 1959
Haller, Johannes: Das Papsttum – Idee und Wirklichkeit, 5 Bde., Hamburg 1965, ND (berühmt-klass. Werk eines Protestanten, endet mit Joh. XX., gest. 1334)
v. Hoensbroech, Paul: Das Papsttum in seiner sozial-kulturellen Wirksamkeit, 1905
Kertzer, David I.: Die Päpste gegen die Juden. Der Vatikan und die Entstehung des modernen Antisemitismus. Berlin/ München 2001(erschütternde Darst. unter Auswertung neu zugänglicher Quellen des vat. Geheimarchivs)
Kühner, Hans: Das Imperium der Päpste, 1980 (schonungslose Darstellung eines Katholiken)
de Rosa, Peter: Gottes erste Diener. Die dunkle Seite des Papsttums. München 1988; TB-Ausgaben (populäre Darstellung eines krit. kath. Theologen

Katechismus der Katholischen Kirche, 1993 (zit. KKK)


Fuente: www.schulfach-ethik.de/ethik/.../Papsttum_Cz.pd.
Traducido del alemán por A. Gundelach Octubre 2011

2 comentarios:

Alexánder dijo...

Todos esperaríamos, con razón, que alguien que alegara ser “sucesor de san Pedro” y “vicario de Cristo” siguiera el modelo y los preceptos de Pedro y de Cristo. Pensemos: ¿aceptó el apóstol un trato especial de parte de sus hermanos? No. Más bien, rechazó cualquier acto de veneración hacia su persona (Hechos 10:25, 26). ¿Y qué decir de Jesús? Él dejó claro que había venido a servir a los demás, no a que le sirvieran (Mateo 20:28). Por otro lado, ¿qué fama se han labrado los papas? ¿Rechazan la prominencia y los títulos altisonantes, así como la ostentación de riqueza y poder?

Tanto Pedro como Cristo fueron hombres moralmente rectos que fomentaron la paz. Comparemos su modelo con lo que el Diccionario enciclopédico de los papas y del papado dice sobre León X: “Su enredo en negociaciones políticas, guiadas a menudo por intereses nepotistas, y su exorbitante entrega a los placeres mundanos hicieron que León descuidara sus urgentes tareas espirituales”. En la obra Historia de la Iglesia Católica, Karl Amon, sacerdote católico y profesor de Historia Eclesiástica, señala que informes rigurosos sobre el papa Alejandro VI permiten ver “una chocante falta de conciencia”, así como “abuso del oficio”, “simonía e inmoralidad”.

Alexánder dijo...

¿Cómo y cuándo surgió el papado? La idea de que un hombre se alzara por encima de sus hermanos en la fe comenzó a surgir mientras los apóstoles aún vivían. ¿Qué opinaron ellos de ese afán de superioridad?
Pedro mismo pidió a quienes dirigían la congregación que no anduvieran “enseñoreándose de los que son la herencia de Dios”, sino que se revistieran de “humildad mental” (1 Pedro 5:1-5). Por otro lado, Pablo advirtió que del seno de la congregación se levantarían hombres que hablarían “cosas aviesas para arrastrar a los discípulos tras de sí” (Hechos 20:30). Y a finales del siglo primero, el apóstol Juan escribió una carta en la que denunció con firmeza a un discípulo llamado Diótrefes. ¿Por qué? Entre otras razones, porque a este individuo le gustaba “tener el primer lugar” en la congregación (3 Juan 9). Amonestaciones de este tipo frenaron por algún tiempo las pretensiones de hombres ambiciosos (2 Tesalonicenses 2:3-8).
Tras la muerte del último apóstol, algunos individuos lucharon por alcanzar mayor prominencia. La obra The Cambridge History of Christianity señala que “probablemente no existió un único y ‘monárquico’ obispo en Roma sino hasta mediados del siglo segundo”. Ya en el siglo tercero, el obispo de Roma se había autoproclamado la máxima autoridad de la Iglesia, por lo menos en algunas regiones. Con el fin de probar la afirmación de que el obispo de Roma ostenta la autoridad suprema, suele aportarse una lista de sucesores de Pedro.
Sin embargo, esta lista no prueba gran cosa. Para empezar, varios de sus nombres no pueden confirmarse. Y lo que es más importante, falla en su misma base. ¿Por qué decimos esto? Porque aun si Pedro hubiese predicado en Roma, como apuntan algunas fuentes seglares de los siglos primero y segundo, nada demuestra que fuera el cabeza de la congregación.
Un detalle significativo es que, en su epístola a los Romanos, el apóstol Pablo incluyó una larga lista de cristianos de esa congregación, pero no mencionó a Pedro (Romanos 16:1-23). Si Pedro hubiera sido el cabeza de la Iglesia, sería impensable que Pablo lo hubiera omitido.
Tengamos en cuenta también que para el tiempo en que Pedro escribió su primera carta inspirada, Pablo envió la segunda a Timoteo. En esta última se menciona la ciudad de Roma, pero no se dice nada de Pedro. En realidad, Pablo escribió seis epístolas desde Roma, y en ninguna nombró a Pedro.
Unos treinta años después, el apóstol Juan escribió tres cartas y el libro de Revelación, o Apocalipsis. En ninguno de sus escritos dijo que la congregación de Roma fuera la más prominente ni que hubiera un caudillo de la Iglesia que ostentara el cargo supremo de supuesto sucesor de Pedro. Ni la Biblia ni la historia respaldan la afirmación de que Pedro se proclamara primer obispo de la congregación de Roma.