1 de marzo de 2009

La convicción es una enemiga peor de la verdad que la mentira

La convicción es una enemiga peor de la verdad, que la mentira

Si durante cierto tiempo se observan discusiones religiosas, entonces llama la atención, con que energía se defienden estas convicciones. No existe ningún argumento, que no sea lo suficientemente absurdo, para confirmar el propio convencimiento, y no existe ningún hecho y ningún argumento, lo suficientemente bueno, para refutar aquellos. Se construyen complicadas construcciones para el apoyo del concepto propio, y cada ataque a esto, sólo lleva a la construcción de nuevos apoyos, hasta que lo que está debajo ya casi no es reconocible. Ahí se prefiere redefinir palabras y conceptos, para crear la apariencia de tener la razón. Al antagonista se le imputa, de no haber entendido o no haber querido entender el pensamiento propio. (¿Como entonces ella o el se atreve de atacar la argumentación presentada? [1]) Que se analicen críticamente los contra argumentos, para descubrir sus vulnerabilidades. Por lo general la única debilidad de una contra argumento, es aquella que lleva a nuevas convicciones

Incluso lógicas torcidas y falsas premisas, no dan a lugar de poner en duda sus propias conclusiones. Si algo similar es encontrado donde el opositor, causa de inmediato un grito de triunfo de aquel. Uno mismo no necesita evidencias, para la propia convicción, pero ¡ay! de aquel que no puede fundamentar en forma perfecta su propia opinión – y si lo puede hacer, entonces sus pruebas son impugnadas con una lluvia de argumentos ultra escépticos. Aún los testigos más dudosos confirman la propia opinión, mientras que los más perfectos fundamentos del opositor son sólo una identificación de la tozudez de este - ¡ya que con el corazón se debería ver la razón que uno tiene!

¡No es que uno no sea accesible a argumentos racionales – mientras estas sólo confirmen el convencimiento propio!

Si estas consideraciones críticas se aplican contra uno mismo y contra las personas que defienden la misma opinión que uno, entonces se descubrirá, en lo que yo dije, que también allí se pueden encontrar fallas, pero no donde uno mismo. Sin embargo, si se tiene, aunque sea sólo una chispa de honradez, entonces debemos reconocer, que uno no está libre de aquello.

De hecho, no existe ningún motivo, para suponer, que el hombre en general puede ser declarado libre de esto. A lo contrario esta observación también vale para la humanidad de los últimos 2.000 años.

¿Qué significa esto para las discusiones religiosas? Si asumimos, que la mayoría de las personas fue y es como uno mismo, entonces esto es una fuerte evidencia contra toda convicción religiosa. Ya que podríamos asumir, que la gente de los últimos siglos defendía sus convicciones con todo lo que tenían a mano (también con espadas y cañones, como lo demuestra la dolorosa historia) sin importar lo errónea que hayan sido. Porque también convicciones falsas fueron defendidas hasta el final y más allá. Aún hoy existen personas, que con toda seriedad afirman, que la Tierra tiene una edad de 6.000 – 10.000 años y sustentan esto con toda vehemencia.

Si este hecho hoy observado “mi convicción es incondicionalmente correcta” es correspondientemente ponderado, entonces se puede ver, que cuando se ha formado una convicción, todo lo que se ha hablado en contra, fue deliberadamente ignorado, mientras que todo lo que se ha dicho a favor, fue altamente valorado. Más bien falsificado (ver por ejemplo, las muchas reliquias). La verdad de seguro no se impone, en un proceso de falsificación y tergiversación de ésta índole. Las convicciones no son transmitidas con el afán de conservar la noticia original, si no con la pretensión, que las convicciones propias son totalmente verídicas – en una cadena de este tipo, al principio se puede ingresar como informaciones cualquier cosa, al final, en todo caso, aparecen los convencimientos de aquellos que participaron en esto.

Por consiguiente, debemos considerar todas las antiguas tradiciones religiosas, con mucho escepticismo. Nuestros recelos no pueden ser lo suficientemente grandes. La probabilidad inicial, para empezar, dice estar absolutamente en contra, que algo de esto sea verídico. Sólo puede ser verdadero, si resiste un exhaustivo examen crítico. En este caso, entonces hay que decir: En caso de duda, se debe estar contra las convicciones inculpadas. Si además de esto vemos, que la mayoría de los convencimientos cristianos provienen casi exclusivamente, de testimonios de segunda y tercera mano, entonces las pruebas, que confirman estas convicciones como ciertas, deben ser muy, pero muy sólidos. ¿Qué pruebas? ¡Exacto! no las hay. Por esto se tiene el derecho, suponer como falsas todas la afirmaciones cristianas. Y como en los últimos 2.000 años, prácticamente no aparecieron evidencias, entonces la probabilidad que esto suceda alguna vez en el futuro, se puede considerar esto como despreciablemente reducido.

Para que una convicción sea aceptada como cierta, debe ser probable y compatible con la experiencia propia. Ahora bien, los relatos de los milagros de las religiones, son presumiblemente cuentos de leyendas, que con el pasar del tiempo se transformaron en certezas y defendidas como tales cada vez con más vehemencia, un proceso que corresponde totalmente con mi experiencia con las personas. Si los milagros realmente sucedieron, no sólo se contradice totalmente mi experiencia, además son totalmente improbables. ¿Entonces que convicción he de aceptar? ¿Aquella que concuerda con mi experiencia diaria con las personas y su comportamiento o con aquellas que no concuerdan con esto?

¿Por qué hemos de creer, entonces en convicciones de tradiciones de 2.000 años?

[1] la idea, que el prójimo no te haya entendido o no te quiere entender, proviene de la suposición, que el compartiría la convicción, si sólo él la entiende. La posibilidad que se pudiera entender un convedncimiento y que al mismo tiempo se la puede considerar como falso, se considera con el convencimiento propio, como imposible.

Fuente:
Volker Dittmar: Ateismo-INFO, Einführung in den Ateismus(Introducción al ateismo)
Ver también: http://www.dittmar-online.net/
http://www.atheismus-online.de/
http://www.volker-dittmar.info/

Nota.- Copyright (c) 2002 - 2005 Volker Dittmar. Permission is granted to copy, distribute and/or modify this document under the terms of the GNU Free Documentation License, Version 1.2 or any later version published by the Free Software Foundation; with no Invariant Sections, with no Front-Cover Texts and with no Back-Cover Texts. A copy of the license is included in the section entitled "GNU Free Documentation License

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