17 de marzo de 2010

Constantino el Grande

Constantino el Grande
Fundador y promotor de un cristianismo eclesial de la violencia

Pasaron 1700 años, desde que el joven Constantino, en el año 306 en Trier recibió la dignidad de un “Augusto”, un emperador principal, hijo de un oficial y la tabernera Helena (la posterior santa Helena). Casado con Faustina de 10 años de edad. Esto aún no es un motivo para este mego evento, de una comercialización turística donde prepararon “pan Constantino”, “embutidos Constantino” y “Vino Constantino”. Ya que, la cuidad junto al río Mosela (Alemania), fue temporalmente la capital del imperio romano occidental y fue la residencia del gran emperador, con razón festejó a Constantino como “Persona ilustre de la ciudad”.

La iglesia mientras tanto, representada por el arzobispado de Trier, vio en este año del jubileo una buena oportunidad, presentar nuevamente a Constantino el grande como “figura ideal de un gobernador cristiano” y “fundador del occidente cristiano” – si no existiese la ciencia de la historia con sus duros e incómodos hechos. Esta, mientras tanto, ya relativizó bastante la “grandeza” mostrada de este emperador, en especial lo que se refiere a su carácter y comportamiento como gobernador. Ante todo pone en considerables dudas su “ideales cristianos”, simplemente se los niega.

El teólogo P. Stockmeier, ve a Constantino el grande como un “brillante ejemplo”, que “estaba a la vista de los cristianos”, no por casualidad la representación de la cabeza gigante del emperador rodeado de unos insinuados rayos, en el cartel de la exposición de Trier. A esta ingenua e inflexible glorificación, el historiador y artista H. Schwickerath opuso, en su exposición “Konstantin – Kunst & Provokation” [Constantino – Arte & Provocación], con exposiciones criticas y satíricas al “impío Constantino”, presentado en los museos “como un cuadro del ideal de un gobernador cristiano al déspota obsesionado por el poder con graves actos criminales”






















El prospecto de la exposición "Constantino_ Trier" sugiere santidad

































"Arte & Provocación" La otra cara del gran Constantino

Grande en batallas y en asesinatos y en la auto representación


Constantino es considerado como uno de los más capaces estrategas de la historia romana. No sólo para la obtención del poder absoluto contra los emperadores adjuntos Maxentius, Maximinio y Licinio, y también realizaba guerras de ataque, defensivas, de sometimiento y las primeras guerras misioneras en la historia del cristianismo. contra de innumerables tribus germanas y pueblos limítrofes. Del encargo de Jesús.: “Id y enseñad a los pueblos y luego bautizad los”, el primer emperador cristiano, bautizado sólo un poco antes de morir, naturalmente no tenía idea. No quedando atrás del perseguidor de cristianos Diocleciano en lo que es crueldad, hizo asesinar a mujeres, niños y ancianos prisioneros, esclavizar a los hombres. A prisioneros prominentes como los jefes militares y reyes germanos, los hizo devorar por animales salvajes para el deleite del público. “Juegos francos” llamaba él a estos famosos e infames espectáculos. Si las víctimas eran godos, entonces simplemente se llamaban “juegos góticos”.

Una vez en el trono, el emperador no está seguro de gobierno ni de su vida. Aún a la menor sospecha de intrigas o confabulaciones, hizo asesinar a amigos, personas de su confianza y altos funcionarios; una vez a toda una serie de familiares, al final hasta a su esposa Faustina y su hijo Crispus.

Constantino también fue grande en su auto representación. 12 metros mide la estatua colosal, que hizo confeccionar, después de la victoria sobre su competidor Maxentius, en la batalla en el puente Milvio en el año 312. Los enormes restos se guardan en los museos capitolinos en Roma. La cabeza reconstruida mediante laser y computación, puede ser admirada en la exposición, pero la estatua gigantesca sólo como proyección, enmarcada de una animación audiovisual laser.




























Fragmento de la estatua colosal en Roma. Representación del poder, grandeza y y auto-suficiencia



¿Constantino un fanático de Jesús?

¿Cómo llegó Constantino al Dios de los cristianos? Los historiadores Eusebio y Lactancio, lo supieron muy bien como sucedió esto: El aspirante a emperador, antes de la batalla contra su adversario contra Maxentius, habría visto en la noche en una visión la señal de la cruz, y la correspondiente explicación “Con esto vencerás”, en el cielo. Con el monograma cristiano (Labarum) en su estandarte de su ejército, habría ganado la batalla.

Poero aquel que no quiere darle crédito a las leyendas, debe especular, ya que faltan fuentes fidedignas. Hasta la consabida batalla, Constantino veneró a al Sol Invicto, un invencible dios sol, el dios favorito del emperador militar romano. Parece plausible, que él como soldado, haya hecho caso a determinados vocablos de la cada vez más fuerte propaganda de los cristianos, como “Luz”, “Fuerza”, “Sanación” y “Victoria” (por ejemplo, sobre el mal, con lo cual naturalmente se refería a los “malos enemigos”). Mientras que parece haber desoído palabras como “Paz” y “amor al prójimo y al enemigo”. Y apostó entonces a ese nuevo dios de la luz y de la victoria, antes de la decisiva batalla. ¿La pregunta es que hubiera sucedido si hubiese perdido la batalla y Cristo no hubiera aprobado el test?

Constantino como “fan de Jesús”, como unos jóvenes lo llaman en un Rap, suena bien divertido, pero también significa, que Jesús, el más grande de los pacifistas de todos los tiempos y el anunciador de aquel amor al prójimo y enemigo, que habrían recomendado a la masacre de miles de “conciudadanos” e “hijos del padre celestial”. Sobre esto sólo se puede mover la cabeza, sobre el testimonio vergonzoso, de una enseñanza histórica y religiosa acrítica, tendenciosa y falsificada.

La creencia de Constantino, en el nuevo Dios cristiano, por razones políticas religiosas, no le impidió reintegrar antiguas divinidades paganas, muchos hallazgos demuestran esto. El mejor ejemplo es un relieve en el arco de Constantino en Roma, que muestra la triunfal entrada de Constantino en Roma después de la batalla contra Maxentius. Sobre él se encuentran en suspensión la diosa del triunfo Victoria y Sol en su carro solar; hay una total ausencia de Cristo y de símbolos cristianos. También dos monedas del tiempo de gobierno de Constantino, detrás del emperador no muestran al Dios cristiano, si no la cabeza del Sol. Constantino, en la mayor parte de subida, nunca fue un “auténtico” cristiano, en el sentido de la iglesia. Recién un poco antes de su muerte se dejó bautizar, para evitar la eterna condena con la cual la iglesia amenaza a los no creyentes.

Constantino no necesita a Cristo – él mismo se veía como un salvador

Las auto-denominaciones que se daba Constantino, hablan por sí solos: “Servidor de Dios”, “Representante de Dios” y “salvador elegido por Dios”. De acuerdo con este auto-engrandecimiento y auto-santificación, también diseñó su culto imperial. Todos, también las más altas autoridades civiles y religiosos tenían que honrar de rodillas a la “sacra majestas”, la santa majestad. La sala del trono en el palacio de Constantinopla “Ciudad de Constantino”, la “nueva Roma”, estaba equipado como un santuario, iba a ser la imagen de la sala del trono celestial. Para la elaboración de ceremoniales de culto imperial tomo, prestamos donde los emperadores romanos paganos y reyes persas. Pero no exigió los sacrificios imperiales, para mantener aún una cierta distancia hacia los paganos
El punto culmine del ceremonial fue el acto de adoración, se celebró como un acto de devoción. El emperador lo tenía claro. El súbdito debía adorar a Dios por intermedio de él. Pero el fiel de rodillas no debía saber a quien estaba adorando, al emperador o a Dios. Para Constantino ambas cosas estaban bien. En todo caso, de la verdadera enseñanza Constantino no sabía nada (¿o no lo quiso saber?) “...Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que sobre ellas tienen autoridad son llamados bienhechores; mas no así vosotros, sino sea el mayor entre vosotros como el más joven, y el que dirige, como el que sirve - El hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.” Le dijo Jesús a sus discípulos, refiriéndose a los príncipes del mundo y su poder. Constantino estaba constantemente rodeado de teólogos altamente calificados.

Las grandes obras de Constantino para la iglesia – no para el cristianismo


No es el primer emperador que toleraba al cristianismo. Antes de él ya lo hizo el emperador Galerio. Constantino basó su edicto, de tolerancia de Milano del año 313 en bases jurídicas, y lo aplicó también consecuentemente. En el imperio romano existía ahora la libertad religiosa; del hasta ahora oprimido cristianismo surgió una reconocida y favorecida religión






















Moneda con la cabeza de Constantino en el primer plano.
La cabeza de fondo representa a Sol invicto, el invencible dios sol.
Esto demuestra, que Constantino no creía en el dios cristiano.


Como pontifex maximus, sumo sacerdote del imperio, Constantino es instado ahora, tratar por igual a todas las religiones y cultos. Sin embargo prontamente reconoció las chances que le ofrecía el cristianismo, a través de su organizada iglesia, pata afirmar su posición de poder político, de subordinar y mantener unido al imperio a su voluntad. De esta manera Constantino manejó una fría y calculada política religiosa. Satisfizo al sacerdocio pagano mediante subvenciones estatales y garantizaba el libre ejercicio de sus cultos. En cambio poco después de la toleración, comenzó a favorecer cada vez más a la iglesia cristiana mediante privilegios, con la meta de crear un culto imperial universal semi-cristiano y semi-pagano, según la acreditada receta: Un emperador, un imperio, una fe, una iglesia.

De esta manera Constantino hiso dócil y obediente a la casta sacerdotal con generosas dádivas y beneficios: Dinero, cargos en el estado, títulos, bienes raíces, suntuosas iglesias, exenciones de impuestos, suministro gratuito de cereales, tenencia de esclavos, tribunales de derecho para los obispos también en asuntos civiles y muchas otras cosas más – un verdadero cuerno de la abundancia fue vaciado sobre la iglesia. Todo esto hizo que la iglesia se transformó en una especie de estado dentro del estado, en el cual estaban mezclados en forma nefasta en poder religioso y estatal. Se estaban delineando los contornos de la iglesia estatal católica, que posteriormente complet0o el emperador Teodosio.

Los obispos eran ahora pequeños monarcas en sus sedes, mantenían una corte, que ocupaban a esclavos en sus tierras, y en caso de delitos no podían ser requeridos por los jueces mundanos. Por lo demás fueron aprovisionados por el estado, pero no aportaban nada para bien común. Incluso pudieron adoptar el ceremonial de la corte imperial, sentarse en un trono y ser honrados mediante genuflexión.

Sus voces tenían peso en el consejo de la corona y con el índice en actitud a veces amenazante, a veces en forma aprobatoria, pero siempre indicando hacia Dios, ellos compartían junto con el emperador su política imperial y religiosa, naturalmente bajo la salvaguardia de sus propios intereses eclesiales. La unión trono y altar estaba cerrado y funcionó durante siglos, en forma excelente, hasta el siglo 19.

































El nombrado catálogo de la exposición muestra una caricatura de Constantino de los artistas Jacques Tilly y Doris George, “El Nacimiento del Occidente”


El emperador estando por sobre del estado y la iglesia adoptó una posición similar a un dios. Su deseo era ley, resistencia o crítica, eran pecados. No tenían que justificarse ante nada mi nadie, ya que siempre actuaba por encargo de Dios – una creencia ya asentada en el antiguo testamento, que la iglesia adoptó para sí. La divina gracia cristiana del emperador tiene aquí su origen y permaneció hasta Guillermo II, el último emperador alemán.

Constantino también se tomó el derecho de llamar a concilios y tomar decisiones en asuntos de fe y doctrina. Esto sucedió en el concilio ecuménico de Nicea en el año 325. En el cual dos podres de la iglesia, Atanasio y Ario discutían, sobre el problema teológico, si Cristo era “consubstancial” (homo-ousios) al padre, o si era sólo de “sustancia semejante” (Homoi-ousios). Debido a que ambos partidos, entraron en la historia, y por esta disputa grotesca “por una Jota” (la “i” en griego), no pudieron ponerse de acuerdo, intervino Constantino y decidió por “consubstancial”. Y para sorpresas de muchos cristianos genuinos, con el correr del tiempo una religión monoteísta se transformó de repente en una religión de tres dioses (Dios-Padre, Dios-Hijo, Dios-Espiritusanto). Que este ingenioso invento de los teólogos, no tiene fundamentos bíblicos. No le importó a Constantino, su diseño de la confesión de fe de Nicea, según Constantino, fue un “regalo para los cristianos”, hoy levemente cambiado, pero en principio sigue siendo válido, transformándose en una ley de estado. Con esto la iglesia ahora tenía ahora una excelente herramienta, para controlar la fe de los cristianos y detectar a los y amonestar a los heréticos disidentes de la fe ortodoxa. El primer perdedor fue Arios, quien fue perseguido por durante toda su vida y finalmente asesinado. El arrianismo, una religión cercana al cristianismo original, sin embargo se en un principio se extendió libremente, hasta que la religión estatal atanasia impuso su doctrina a la fuerza. En crueles campañas, fuero prácticamente exterminados los godos que seguían al arrianismo y posteriormente en cristianismo aciano de los germanos fue eliminado por los misioneros.

Constantino el Grande, el santo – Figura ideal del despotismo cristiano

Hasta avanzado de los tiempos nuevos – a pesar del esclarecimiento – se propagó la deificación del emperador mediante la fórmula Dios-Cristo-Emperador, y con esto el favorecimiento de todas las monarquías cristianas frente a todas las constituciones. La historia de la iglesia, no la historia profana, le dio a Constantino el apodo de “el Grande”. La iglesia oriental, lo incluyó en la lista de los “santos”, y su invocación es recomendada en todos las situaciones de emergencias – el típico culto cristiano eclesial de los santos se formó con sus características mágicas paganas. Y en este ídolo-constantino se fundaron y apelaron numerosos emperadores cristianos, quienes también siempre fueron grandes señores de las guerras. El último emperador, Guillermo II, hizo confeccionar un estandarte de diseño propio, que después del la primera guerra mundial ya no era ubicable. No trajo una victoria; la ayuda de arriba no se presentó. El teólogo Löwe sabe, que “…No sólo llegó a ser una figura ideal de un emperador cristiano, si no, también de la monarquía cristiana en genera” – habría que corregir “los gobiernos cristianos monárquicos opresores”





























Estatua de bronce de Constantino en Washington: ¿Modelo para los presidentes de los EEUU?

Los perseguidos, persiguen ahora ellos mismos: Herejes, judíos, paganos

Muchos movimientos cristianos y comunidades cristianas alternativas se formaron durante el cristianismo prístino, que se desdijeron de la iglesia y formaron sus propias comunidades. Común para ellos eran, que sus doctrinas aún habían guardado parcialmente los mandamientos del cristianismo originario. Pero de ninguna manera la iglesia católica podía permitir, que se estableciera una competencia, que ponía en duda sus doctrinas, aún cuando fuesen en total contradicción al mensaje de Jesús. Mucho menos podían enfrentar, que existiesen personas, por ejemplo como los marcionistas, que se habían congregados, para llevar una vida en el sentido de Jesús de Nazaret de estricta moralidad y ética. La una vez perseguida iglesia cristiana se transformó en una perseguidora y llamó, bendecido por el emperador, a una campaña contra herejes, sacrílegos y sus seguidores. Esta campaña comenzó ‘primero con una prohibición de servicios divinos, embargo de propiedades, destrucción de iglesias, y siempre acompañada de una estridente propaganda injuriosa, se continúo con las primeras matanzas y posteriormente con los emperadores sucesores, con masacres y guerras de exterminio. Por presión de los clérigos, Constantino promulgó el edicto 326 contra los herejes.

También el judaísmo tolerado hasta ahora por los emperadores romanos, empezó a tener problemas con las leyes anti-judías. Aquí actuó en especial, el veneno inculcado al emperador, de la acusación de culpabilidad, que fueron los judíos que habrían asesinado s Jesús y que desde entonces estarían cargados con el pecado de este crimen perverso – la raíz del antisemitismo eclesial cristiano hasta nuestros tiempos.

La igualdad de derechos, de los paganos, de acuerdo al edicto de tolerancia, después de años de paz, también se vieron expuestos a una ola de vejaciones y actos de violencia: Prohibición de ceremonias religiosas, fiestas, actos de ofrendas, cierre de templos, destrucción de ídolos y santuarios, confiscaciones, robos de tesoros. El emperador necesitaba dinero para el equipamiento de Constantinopla con suntuosas edificaciones e iglesias, para demostrar el “triunfo sobre el paganismo” y afrentar a la Roma pagana.

La supuesta humana jurisprudencia

Se destaca de buen grado la supuesta “tendencia humana” en las jurisprudencias de Constantino, para poder encontrar vestigios “auténticos cristianos” en este gobernador. Pero los hechos hablan con la acostumbrada dureza de la realidad histórica. Primeramente, Constantino, como primer emperador y a autócrata ilimitado, se erigió como máxima fuente de derecho. Su voluntad fue ley y derecho, y así el derecho penal romano, que ya de todas maneras era considerado como bárbara, lo podía endurecer con unas pocas excepciones. Con un especial empeño, el emperador persiguió delitos sexuales, ya que aquí se mostraba con intenciones “cristianas”. El adulterio era igualado a los crímenes más graves. En caso de una relación sexual entre un esclavo y su ama, éste era decapitado y ella quemada. Un castigo correspondiente entre un señor y su esclava no existía. Según la teología de Pablo,. En él cual se apoya la iglesia, el hombre es el amo se la mujer - encentra de la enseñanza de la igualdad de Jesús, que debieron conocer los asesores bíblicos eclesiales de Constantino. Para fratricidas y parricidas – Él por supuesto estaba excluido – se reinstauró el ensacado. La víctima era metida en un saco con serpientes y tirada al río. La pena de muerte seguía siendo la crucifixión, pero a veces era aminorada por la horca y quebrantamiento de las piernas. Sin embargo, en caso de divorcios, el emperador se mostraba “cristiano”, dificultándolo del mismo modo como el concubinato, que era tolerado por la justicia romana.

El más grande ultraje “cristiano” de Constantino: Servicio militar para cristianos

Durante los primeros tres siglos el serbio militar estaba prohibido según Cristo. La mayoría de los patriarcas más antiguos fueron pacifistas comprometidos. El “santo” Justiniano exigía, que un cristiano jamás pudiera ser emperador y que un emperador jamás pudiera ser cristiano. No se podía servir a ambos, Dios y al emperador, afirmaba también el padre de la iglesia Tertuliano. Ambos fueron, como muchos antiguos padres de la iglesia comprometidos pacifistas
Casi de la noche a la mañana tuvo ligar la milagrosa metamorfosis del cristianismo: Poco después del edicto de tolerancia en el sínodo de Arelate del año 314, Constantino comprometió a los cristianos al servicio militar. Aquel que se negaba, era despedido u excomulgado, deserción fue castigado posteriormente mediante decapitación o 1uemado vivo.

Con este inaudito procedimiento fue expuesta una religiosidad pacífica de siglos a favor de una religiosidad militarista de milenios. Para sorpresa de los historiadores no existe ninguna protesta de parte de los obispos, demasiado bueno deben haber sido los beneficios: A la iglesia triunfante, Ecclesia triumphans , se agregó ahora la ecclesia militans , la militar o mejor la “iglesia militante”. Esto también está confirmado por memorable frase del antiguo historiado de la iglesia Teodoreto: “Los hechos históricos enseñan, que las guerras traen más beneficios que la paz” - Beneficios, ciertamente en forma de mayor poder, influencia política y participación en el botín.

En vez de una religión de paz, una religión de la violencia

La introducción del servicio militar, por parte de Constantino, en su significancia hay que considerar como clave ominosa de la historia de la cristianada, más aún, de la historia del desarrollo ético-moral de toda la humanidad: La violencia hizo ahora su entrada oficial en el cristianismo, bendecida por la máxima instancia moral: La originaria religión cristiana de la paz, llegó a ser una religión de la violencia – también una especie de “vuelco Constantino”.

La aún faltante justificación teológica para la guerra le dieron posteriormente al estado y a la iglesia, los más geniales teólogos, los “santos” padres de la iglesia Agustín y Tomás de Aquino. Ambos postulaban la “guerra justa” deseada por Dios: “No creas que no puede agradar a Dios quien sirve en las armas.”, nos enseña Agustín. Un “Dios del amor” que por amor a los humanos ha impuesto un mandamiento de no matar, se transformó en un “Dios de la guerra” que no tiene piedad, que incluso sentía agrada con la mutua carnicería de sus hijos humanos.

Las consecuencias de la justificación teológica de la guerra no pudo haber sido más fatal: En el nombre de Dios y con la bendición de la iglesia , se realizaron las terribles guerras misioneras contra los sajones y los eslavos, las cruzadas, las guerras de sometimiento contra los indios, las guerras inquisidoras contra los herejes y numerosas otras guerras más, campañas y acciones de violencia hasta nuestros tiempos. La última guerra bendecida, es decir, “aprobada” conflagración fue la guerra de la OTAN contra serbia bajo el presidente Milisovic, en los años 80


























“Con este signo vencerás”. Texto del Labarum, la bandera de la cruz con el monograma de Jesús.
Documento del catalogo de la exposición

La iglesia católica y evangélica, aún se atienen a esta enseñanza de la “guerra justa”. Tal como se puede leer en el catecismo católico, la guerra es la “ultima ratio”, el “último medio para la defensa del estado”. Como otra justificación teológica-bíblica, para la eliminación de la vida humana, sirve la mañera falsificación del 5to mandamiento, que permite matar, pero prohíbe el asesinato. Como si para un soldado caído en batalla o un civil muerto por “daño lateral” fuese importante saber, que perdió su vida legítimamente, o sea, de acuerdo a la Biblia.

La marcha triunfal del “Cristianismo eclesial” – Los valores éticos básicos quedaron en el camino

Es totalmente comprensible que la iglesia hasta hoy este llena de elogios para su gran Constantino, quién encaminó la “marcha triunfal del cristianismo” y que ha pintado de los más hermosos colores su sombrío malévolo y panorama histórico, ya que le debe su existencia – además las esplendorosas iglesias, el domingo cristiano y la fiesta navideña del 25 de Diciembre. Sin embargo, ya enseñaba, a la sazón, a una alterada simple “institución salvífica”, un “dogma cristiano” que no tenía nada que ver con la verdadera enseñanza de Jesús de Nazaret. Este sabidamente no quería una iglesia y sacerdotes, si no habría desenmascarado a la casta sacerdotal judía como hipócrita, egoísta y mentirosa.
De los valores básicos éticos cristianos originales, apacibilidad, libertad, igualdad, fraternidad, amos al prójimo y al enemigo, puede que algunos hombres eclesiásticos lo haya predicado y vivido, pero estos valores no participaron en la arriba mencionada marcha triunfal de la institución de poder iglesia – el mundo tendría hoy otro aspecto

Traducido del alemán por aagb Marzo 2010

Con la gentil autorización de su autor Ulf Mattiesen

2 comentarios:

Paroaria dijo...

Albrech:
Poder, mano dura, idolatría era lo que necesitaba la iglesia católica para establecerse; una ideología amedrentadora de las masas y embriagadora de mentes era lo que necesitó siempre cuanto gobernante halla existido.
Dices que Constantino no supo ni quiso saber de las verdaderas enseñanzas de Cristo, pero…. Qué me dices de los sacerdotes que sabían de las verdaderas enseñanzas pero hiciéronse los que no sabían de las crueldades de Constantino? Así, como también comentas la iglesia católica logra estatizarse, lugar que ocupa desde entonces y aún no ha podido ser eliminada.
Das en el clavo con todo Albrech.
En mi blog he publicado hace un tiempo el artículo con el título “La evolución de la religión cristiana donde planteo unas cuestiones muy similares a las tuyas.


Un abrazo

Alexánder dijo...

Al referirse a la actitud general de los emperadores romanos de los siglos III y IV con respecto a la religión, el libro Istoria tou Ellinikou Ethnous (Historia de la nación griega) dice: “Aun cuando quienes ocupaban el trono imperial no tenían mucha vocación religiosa, por ceder al espíritu de la época hallaron necesario dar a la religión un lugar preponderante en sus actividades políticas, y así revestir sus acciones de al menos un matiz religioso”.
No hay duda de que Constantino era un hombre de su día. Al comienzo de su trayectoria vio necesario contar con algún patrocinio “divino”, que los anticuados dioses romanos no le podían ofrecer. El imperio, junto con su religión y demás instituciones, estaba en decadencia, y hacía falta algo nuevo y vigorizante para volver a consolidarlo. La enciclopedia Hidria dice: “A Constantino le interesaba en particular el cristianismo porque este no solo respaldaba su victoria, sino también la reorganización de su imperio. Las iglesias cristianas que existían por doquier se convirtieron en su apoyo político. [...] Se rodeó de los grandes prelados de la época [...], y les pidió que se mantuvieran unidos”.
Constantino intuyó que la religión “cristiana”, aunque para entonces era apóstata y estaba profundamente corrompida, podía servir de fuerza vigorizante y unificadora al servicio de su gran proyecto de dominación imperial. Adoptó los fundamentos del cristianismo apóstata para conseguir respaldo en promover sus propios objetivos políticos, y decidió unir al pueblo en una religión “católica”, o universal. Las costumbres y festividades paganas recibieron nombres “cristianos”, y los clérigos “cristianos” ganaron el prestigio, el salario y la influencia de los sacerdotes paganos.
Constantino, que buscaba la unidad religiosa por razones políticas, aplastaba con rapidez toda expresión de disconformidad, no con la verdad doctrinal como fundamento, sino en base a lo que agradaba a la mayoría. Las grandes diferencias de enseñanza que existían dentro de la Iglesia “cristiana”, fuertemente dividida, le dieron la oportunidad de intervenir en calidad de mediador “divino”. Al tratar con los donatistas, del norte de África, y los seguidores de Arrio, de la parte oriental del imperio, pronto percibió que la persuasión no era suficiente para forjar una fe sólida y unida. Fue precisamente en un intento por resolver la controversia arriana por lo que convocó el primer concilio ecuménico de la historia de la Iglesia (véase el recuadro “Constantino y el Concilio de Nicea”).
El historiador Paul Johnson señala sobre Constantino: “Posiblemente, una de las principales razones que tuvo para tolerar el cristianismo fue que le brindaba a él y al Estado la oportunidad de controlar la actitud de la Iglesia hacia la ortodoxia y la manera de tratar con la heterodoxia”.

Johnson indica: “Constantino nunca abandonó el culto del sol, y mantuvo al sol en sus monedas”. La Catholic Encyclopedia señala: “Constantino favorecía a ambas religiones por igual. Como pontífice máximo velaba por la idolatría pagana y protegía sus derechos”. “Constantino nunca se hizo cristiano”, indica la enciclopedia Hidria, y añade: “Eusebio de Cesarea, quien escribió su biografía, dice que se hizo cristiano en los últimos instantes de su vida. Aquel bautismo no resulta convincente, pues el día anterior [Constantino] había ofrecido un sacrificio a Zeus en su carácter de pontífice máximo”.