15 de enero de 2011

El "Dios" de los hebreos

El "Dios" de los hebreos

Con la idea de un dios los hebreos, después israelíes, han logrado mantener su pueblo unido durante milenios. Pero para esto tuvieron que crear un dios exclusivo para ellos, con leyes, que según los primeros jerarcas hebreos atribuían a ese dios, para hacer los obedientes, terribles leyes que no sólo eran amenazas, esas leyes debían obedecerse si o si. Hay muchos ejemplos en el antiguo testamento de cómo “actuó” ese supuesto dios, donde los seguidores simplemente mandaron a matar a todos los disidente. Esto también explica la matanza de todos los pueblos y sus gentes, que conquistaban, esto para mantener su pueblo “elegido” puro sin la intromisión de otras razas e ideas ajenas.
Esto ha mantenido hasta ahora la supervivencia de los judíos. Es muy raro que una mujer judía se case con un no judío, simplemente no lo permiten.
Esta segregación de otros pueblos o razas, también es una de las razones por la cual nunca habrá paz entre árabes y judíos, aunque son pueblos hermanados. El pueblo hebreo durante siglos no permitió a ningún otro pueblo cerca de ellos, y esto sigue igual en la actualidad. Y con lo del “pueblo elegido” y las “tierras regaladas” por ese supuesto dios, lo justifican todo. ¿Y que hacen los cristianos?, plagian a ese dios y lo transforman en un dios cristiano. Y luego acusan a los creadores de ese dios, como asesinos de ese mismo dios. Claro que ahora ya no era el dios de los judíos, ahora es el dios de los cristianos.

aagb

1 comentario:

Alexánder dijo...

La Biblia reconoce la estrecha relación que había entre Jehová y la nación de Israel. Pero esto no es razón para considerarlo un simple dios tribal. El apóstol cristiano Pablo preguntó: “[¿]Es él el Dios de los judíos únicamente? ¿No lo es también de gente de las naciones?”. ¿Cuál fue la clara respuesta de Pablo? “Sí, de gente de las naciones también.” (Romanos 3:29.) ¿A qué Dios se refería Pablo? Pues bien, en esta misma carta a los Romanos, aparece el nombre Jehová diecinueve veces. El apóstol, citando al antiguo profeta hebreo Joel, señaló que no solo los judíos, sino “todo el que invoque el nombre de Jehová será salvo” (Romanos 10:13; Joel 2:32).

Los israelitas no eligieron a Jehová como su Dios; más bien, Jehová los escogió a ellos para llevar a cabo su propósito, a saber, preparar el camino para el Mesías. Además, el destino de un dios tribal está ligado al del pueblo que lo adora. Cuando este es derrotado, su dios sufre la misma derrota. Esto no ha sucedido en el caso de Jehová.

El pacto de Jehová con Abrahán —que entró en vigor siglos antes de la era cristiana— prometía bendiciones para la gente de todas las naciones, lo que puso de manifiesto el interés de Dios por toda la humanidad (Génesis 12:1-3; Hechos 10:34, 35; 11:18). El rey israelita David indicó que Jehová no era tan solo el dueño de la tierra de Israel al decir: “A Jehová pertenecen la tierra y lo que la llena, la tierra productiva y los que moran en ella” (Salmo 24:1).

Posteriormente, cuando el hijo de David, Salomón, dedicó un templo a la adoración de Jehová, mostró que había un modo como las personas humildes de cualquier nación podían acercarse a Él. En su oración de dedicación, Salomón dijo: “También al extranjero, que no es parte de tu pueblo Israel y que realmente venga de una tierra distante [...] y ore hacia esta casa, dígnate escuchar tú mismo desde los cielos, el lugar establecido de tu morada, y tienes que hacer conforme a todo aquello por lo cual el extranjero clame a ti; a fin de que todos los pueblos de la tierra lleguen a conocer tu nombre para que te teman lo mismo que lo hace tu pueblo Israel” (1 Reyes 8:41-43).

Israel es rechazado
En cuanto a la relación de Israel con Jehová, el profesor C. J. Labuschagne escribió: “A lo largo de su historia, los israelitas tuvieron que reconocer vez tras vez que el Dios ‘nacional’ podía actuar de forma muy poco nacionalista o incluso antinacionalista”. De hecho, cuando Israel rechazó al Mesías en el siglo primero, Jehová rechazó aquella nación.
Sin embargo, el nombre de Jehová siguió empleándose entre los cristianos. Al ir creciendo la congregación cristiana, esta llegó a incluir gente de todas las naciones. El discípulo judío Santiago, mientras presidía una asamblea cristiana de Jerusalén, dijo que Dios había “[dirigido] su atención a las naciones [no judías] para sacar de entre ellas un pueblo para su nombre”. A fin de probar que este suceso estaba predicho, Santiago citó a continuación una profecía del libro de Amós en la que aparece el nombre de Jehová (Hechos 15:2, 12-18; Amós 9:11, 12).

Se interesa por todos y bendice a todos
Para mayor confirmación de que la divinidad de Jehová es universal, Pablo escribió: “No hay distinción entre judío y griego, puesto que hay el mismo Señor sobre todos, que es rico para con todos los que lo invocan” (Romanos 10:12). En efecto, toda la humanidad obediente puede recibir la bendición de Jehová.

Dios promete un futuro maravilloso a todos sus hijos fieles y obedientes sin importar de qué raza o nacionalidad sean. Su Palabra los llama “las cosas deseables de todas las naciones” (Ageo 2:7). Estas personas llegan a conocer y a amar a Jehová. El último libro de la Biblia dice de ellas: “Todas las naciones vendrán y adorarán delante de ti [Jehová], porque tus justos decretos han sido manifestados” (Revelación [Apocalipsis] 15:4).