La justificación de Dios en vista del mal en el mundo
El problema de la teodicea es más viejo que el cristianismo
y fue formulado por primera vez por Epicuro (341 – 270 antes de nuestra era).
En su forma original decía así:
1. Existe
un dios, este es personal y ha creado al mundo.
2. Este dios es todopoderoso, omnisciente y benevolente.
3. Alguien que es bueno (benévole), en lo
posible, no haría algo malo o perverso y lo impediría, donde pudiese o
eliminarlo por completo.
4. El mal existe en el mundo.
El problema de la teodicea es el resultado de las siguientes
suposiciones:
1. Existe
un dios, este es personal y ha creado al mundo.
2. Este
dios es todopoderoso, omnisciente y benevolente.
3.
Alguien que es bueno (benévole), en lo
posible, no haría algo malo o perverso y lo impediría, donde pudiese o
eliminarlo por completo.
4.
El mal
existe en el mundo.
Por esto la pregunta es:
¿Cómo
se puede afirmar que Dios es (infinitamente) bondadoso, en vista del mal en el
mundo?
Según esto, una teodicea sería una justificación de Dios
en vista de la existencia del mal en el mundo. La gran relevancia de este
problema resulta de, que esto es un problema lógico y también moral con
implicaciones de largo alcance.
Una justificación cómo esta debería imponerse en seis
etapas contra objeciones escépticas. Las cinco primeras etapas provienen de
Streminger (1992), la obra más integral e importante sobre este tema:
¿Son
ciertas las premisas?
1.) La suposición de los teólogos se basan en
determinadas premisas. Cada una de estas premisas es cuestionable y a la vez
digna de ser consultada, en ambos sentidos. Una refutación de solo una premisa
teísta hace fracasar la teodicea.
¿Es consistente
la solución?
2.) Suponiendo, que todas las impugnaciones contra la
posición escéptica de 1), podrían ser desvirtuadas, entonces existen objeciones
contra esta justificación misma. También aquí debería ser refutada cada una de
las objeciones escépticas (al igual que en la etapa 1, un fracaso en sólo una etapa
hace que las demás etapas sean superfluas y deja a todo el problema de la
teodicea sin resolver).
¿Funciona
esta solución también para lo contrario?
3.) Supongamos que la justificación resulta favorable a
pesar de todas las objeciones también en la etapa 2), entonces un teísta también
tendría que invalidar la inversión de los argumentos. Esto se ve así: ¿Cómo se
puede explicar la maldad de Dios en vista del bien en el mundo? Esto, en
general (en la mayoría de los casos) con exactamente los mismos argumentos
teístas (sólo haya que intercambiar ‘bueno’ por ‘malo’). Ahora el te´sta tiene
tres posibilidades:
a).- Él puede rebatir la justificación del mal. Con esto
su razonamiento de la teodicea ha fracasado, pues por un lado un argumento, que
demuestra A y no A al mismo tiempo, es inválido, y por otro lado este argumento
se puede usar cintra él.
b).- Él puede aceptar la justificación del mal, porque no
existen buenos argumentos en contra – pero entonces nunca más podrá estar seguro
de no adorar a un demonio malévolo en vez de una dios bueno.
c).- La variante más común es la huida hacia lo
irracional, todos los argumentos no concordantes son deshechos, independientemente
cómo esta fundamentados.
¡Si
funciona, entonces está demostrado, que no existe un paraíso!
4).- Si la argumentación de la etapa 3 saldría airosa a
pesar de toda expectativa, entonces un justificación sólo puede perdurar, que
el mal del mundo es inevitable y que Dios no pudo haber creado un mundo mejor.
Si e acepta esta argumentación, entonces al mismo tiempo esta refutada la existencia
de un paraíso (y la esperanza en una justicia equilibrada), o sea, el punto central
del mensaje cristiano resulta injustificado. Empero, si de todos modos se
mantienen la creencia en la existencia de un paraíso, entonces se nos presenta
la pregunta, por qué Dios no ha diseñado desde un principio todas las cosas
cómo en el paraíso – y ya que no lo hiso hay que considerarlo malicioso (en
todo caso no se pudo haber tratado de incapacidad). Si a pesar de todo se sigue
manteniendo esta posición, hay que admitir al posibilidad, que en el paraíso en
cualquier momento puede haber nuevamente la posibilidad de una expulsión. Da
ahí sólo queda espacio para una esperanza totalmente irracional…
¿Se puede compensar el sufrimiento con alguna otra cosa?
5).- En última instancia se debería justificar la
compensación del sufrimiento entre sí (esto no vale para las argumentaciones,
que niegan la existencia del sufrimiento, lo que generalmente no se hace).Además,
el sufrimiento debería ser defendido contra la objeción, que nos es causado,
sin que nos hayan consultado, es decir, no podemos decir nada al respecto si
aceptamos esta justificación por el sufrimiento que se nos es aplicado.
¿A caso la solución no nos lleva a una moral absurda?
6).- Cómo punto final, una justificación no nos debería
llevar a una moral absurda.-
Un ejemplo: En todas partes se dice y se es de la opinión,
que si se tiene la posibilidad, de intervenir
y virar una cosa hacia algo mejor, que esto se debería hacer. Justamente en el “mejor
ejemplo moral”, supuestamente la base de toda moral, se afirma lo contrario. Dios
no interviene, aunque pudiese, y por esto es alabado, se le ensalza cuando le
sana las várices a una monja, pero no se dice nada, cuando no lo hace en tsunami.
Si Dios no puede evitar, que por ejemplo bebés son infectados
con SIDA ¿Por qué entonces habría que
suponer, que puede crear un paraíso para la humanidad? ¿Si no quiere, porqué
hay que presumir que quiere crear un paraíso? Si esto es la base de una moral, entonces
esto lleva a una moral absurda.
Ahora podemos mostrar, que no existe una solución, que no
fracasa en uno de los obstáculos.
Esto demuestra, que la suposición, que se puede seguir la
moral de Dios, porque es buena, no
tiene base. Adicionalmente plantea fuertes dudas si Dios realmente existe. Uno
se puede decidir, lo que se quiere creer – Dios no existe, porque no es bueno.
Pero una suposición que dice, que Dios existe y que es bueno. No tienen ninguna
base razonable.-
Lo que también significa: Incluso si esto fuese posible, convertís a Dios en la base de
la moral – no se debería hacer.
Traducido del alemán, por A.
Gundelach, con la gentil autorización
del psicólogo diplomado Volker Dittmar, Abril 2013
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