12 de agosto de 2008

¿Hay un sólo Dios?

¿Hay un sólo Dios?
La Biblia dice: ¡Hay más que un dios!

Quizás el Dios creador, al crear el mundo, no estaba solo en su taller celestial. Porque en uno de los primeros versículos son presentados varios creadores (Génesis 1, 26): “Hagamos al hombre a nuestra imagen” esto suena a más que  sólo un dios ¿Fue el ser humano quizás un proyecto comunitario? ¿De estas líneas aún habla el antiguo culto de a varios dioses, en los campos celestiales?
Sería tonto suponer que la creencia en un sólo dios sea un desarrollo ético de una creencia en varios dioses. Para esto no hay una base razonable. En nuestro mundo a nadie se le ocurriría la idea de que la restauración de la monarquía sea un avance para la sociedad. Aquí deberíamos precisar brevemente. El monoteísmo bíblico no afirma que existe un solo dios, si no simplemente, que a uno de las deidades hay que reconocer como dios (Deut. 10, 17): “Dios de dioses”.Si existiese un solo dios, entonces el dios bíblico no tendría que advertir constantemente a los humanos contra dioses extraños y prohibirles su adoración con drásticos castigos.
En el original texto hebreo se usa la palabra “Elohim” para “dios”, lo que sin ninguna duda significa “Dioses”.
A Martín Lutero le desagradaron estas concesiones al politeísmo, y por modo propio reemplazó “dioses” por “hijos”. Mientras que al llamado de Moisés, no cambió nada (Deum. 10, 17): “Porque el Señor vuestro Dios es Dios de dioses
La historia de los últimos dos mil años ha mostrado claramente, que las culturas monoteístas fueron y son, las más violentas de entre todos los pueblos.
Los romanos y griegos se sintieron molestos, en ese entonces, con un dios que constantemente repetía: “¡Yo soy el señor! ¡Yo soy el único señor!”
El concepto de un pacto exclusivo entre un dios único y un pueblo elegido no conocía ningún paralelo en el paganismo. En su mundo de muchos dioses y diosas reinó la tolerancia. Cultos propios se podían mezclar con cultos extranjeros y era absolutamente posible rezar a diferentes deidades.
El filósofo alemán Arthur Schopenhauer dio en el clavo cuando dijo:” La intolerancia es esencia del monoteísmo”. La Biblia afirma, que junto al único dios del cristianismo, hay otros dioses más en el universo, en el cielo, en la tierra, en otras dimensiones y donde sea.
Constantemente los humanos son advertidos (Éxodo 20, 3): "No tendrás dioses ajenos delante de mí.” Y les es prohibido (Éxodo 23, 13): "otros dioses no mentaréis,”
Si no hubiese competencia, mandamientos como estos tendrían poco sentido. El antiguo testamento si prohíbe el culto a dioses extraños, pero no desmiente su existencia con ninguna palabra.
La Biblia solo exige no escuchar a otros dioses y no creerles. Según esto deben ser dioses malignos, se podría decir que nos pueden o quisieran causar algún daño.
O tienen mejores argumentos, que nos podrían convencer y desafiliarnos de nuestro dios bíblico. ¿De ahí el miedo a la competencia celestial?
¿No suena todo esto algo raro?


8 comentarios:

Alexánder dijo...

Cuando Satanás abordó a Eva (mediante las palabras de la serpiente), en realidad desafió la legitimidad y justicia de la soberanía de Jehová. Dio a entender que Dios estaba reteniendo algo de la mujer sin ningún derecho, y además le acusó de mentiroso por decir que ella moriría si comía del fruto prohibido. También le hizo creer a Eva que sería libre e independiente de Dios, igual a Él. Por este medio, esta malvada criatura celestial se elevó a sí misma por encima de Dios a los ojos de Eva y pasó a ser su dios, aunque, al parecer, en ese momento ella no conocía la identidad del que la engañaba. Su acción colocó al hombre y a la mujer bajo su acaudillamiento y control, y lo convirtió a él en un dios rival opuesto a Jehová. (Gé 3:1-7.)
Al descorrer el velo y ofrecer una vislumbre de cuestiones celestiales, la Biblia revela que Satanás compareció después ante Jehová en el cielo como un dios rival, desafiándole en su propio rostro, y diciendo que podía apartar de Él a su siervo Job y, por extensión, a cualquier siervo suyo. En realidad, acusó a Dios de concederle injustamente a Job todas las cosas, además de total protección, de manera que él no podía probar a Job y demostrar que realmente había maldad en su corazón. Dio a entender que Job servía a Dios principalmente por motivos egoístas. Dejó claro que tenía esta opinión al decir: “Piel en el interés de piel, y todo lo que el hombre tiene lo dará en el interés de su alma. Para variar, sírvete alargar la mano, y toca hasta su hueso y su carne, y ve si no te maldice en tu misma cara”. (Job 1:6-12; 2:1-7;


Se le unen otros demonios inicuos. Antes del diluvio del día de Noé, otros ángeles de Dios dejaron su propio lugar de habitación en los cielos y el puesto que allí tenían asignado, materializaron cuerpos humanos, vinieron a morar en la Tierra, tomaron esposas para sí y produjeron una prole a la que se llamó nefilim. (Gé 6:1-4; 1Pe 3:19, 20; 2Pe 2:4; Jud 6; Al dejar de servir a Dios, estos ángeles quedaron bajo el control de Satanás. Por consiguiente, a este se le llama “el gobernante de los demonios”. En una ocasión, cuando Jesús expulsó los demonios de un hombre, los fariseos le acusaron de hacerlo gracias al poder de “Beelzebub, el gobernante de los demonios”. La respuesta de Jesús: “Si Satanás expulsa a Satanás, ha llegado a estar dividido contra sí mismo”, muestra que ellos se referían a Satanás. (Mt 12:22-27.)
El apóstol Pablo relaciona a Satanás con las “fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales”, y las llama “los gobernantes mundiales de esta oscuridad”. (Ef 6:11, 12.) Por tratarse de una fuerza invisible cuyo dominio abarca las inmediaciones de la Tierra, se llama a Satanás el “gobernante de la autoridad del aire”. (Ef 2:2.) En Revelación se le muestra como el que está “extraviando a toda la tierra habitada”. (Rev 12:9.) El apóstol Juan dijo que “el mundo entero yace en el poder del inicuo”. (1Jn 5:19.) Por lo tanto, él es “el gobernante de este mundo”. (Jn 12:31.) Por esta razón, Santiago escribió que “la amistad con el mundo es enemistad con Dios”. (Snt 4:4.)

Alexánder dijo...

1 Corintios 8:5 Porque aunque hay aquellos que son llamados “dioses”, sea en el cielo o en la tierra, así como hay muchos “dioses” y muchos “señores”, 6 realmente para nosotros hay un solo Dios el Padre, procedente de quien son todas las cosas, y nosotros para él; y hay un solo Señor, Jesucristo, mediante quien son todas las cosas, y nosotros mediante él.

Alexánder dijo...

Por que cambias la escritura?
Deuteronomio 32:8 Cuando el Altísimo hizo heredar a las naciones,
Cuando hizo dividir a los hijos de los hombres,
Estableció los límites de los pueblos
Según el número de los hijos de Israel.

Alexánder dijo...

Las deidades que las naciones han adorado y siguen adorando son creaciones humanas, producto de hombres “casquivanos”, imperfectos, que “tornaron la gloria del Dios incorruptible en algo semejante a la imagen del hombre corruptible, y de aves y cuadrúpedos y cosas que se arrastran”. (Ro 1:21-23.) Por lo tanto, no debería sorprendernos que esas deidades reflejasen las mismas características y debilidades que sus adoradores imperfectos. Una expresión hebrea con la que se alude a los ídolos o dioses falsos es “dioses que nada valen”. (Le 19:4; Isa 2:20.)
La Biblia llama a Satanás el Diablo el “dios de este sistema de cosas”. (2Co 4:4.) Las siguientes palabras de este versículo indican fuera de toda duda que esta designación le aplica a él. Allí dice que este dios “ha cegado las mentes de los incrédulos”. En Revelación 12:9 se comenta que él “está extraviando a toda la tierra habitada”; su control sobre el sistema de cosas actual y sus formas de gobierno quedó probado cuando ofreció a Jesús “todos los reinos del mundo” a cambio de “un acto de adoración”. (Mt 4:8, 9.)
El culto que se rinde a las imágenes de los dioses se rinde de hecho “a demonios [...], y no a Dios”. (1Co 10:20; Sl 106:36, 37.) Jehová Dios exige devoción exclusiva (Isa 42:8); la persona que rinde culto a los ídolos niega al Dios verdadero y favorece los intereses de Su principal adversario, Satanás, y de sus demonios.
Aunque la Biblia menciona muchas de las deidades de la gente de aquellos tiempos, no siempre es fácil identificarlas con toda exactitud.
El origen de las deidades. La notable similitud que en seguida se observa cuando se comparan entre sí los dioses y diosas de pueblos antiguos

Alexánder dijo...

El origen de las deidades. La notable similitud que en seguida se observa cuando se comparan entre sí los dioses y diosas de pueblos antiguos difícilmente puede atribuirse a la casualidad. Concerniente a este hecho, J. Garnier escribe: “No solo los egipcios, caldeos, fenicios, griegos y romanos, sino también los hindúes, los budistas de China y del Tíbet, los godos, anglosajones, druidas, mexicanos y peruanos, los aborígenes de Australia y hasta los salvajes de las islas de Oceanía, todos deben haber derivado sus ideas religiosas de una fuente común y de un centro común. En todas partes hallamos las coincidencias más asombrosas en ritos, ceremonias, costumbres, tradiciones y en los nombres y relaciones de sus respectivas deidades”. (The Worship of the Dead, Londres, 1904, pág. 3.)
Las Escrituras señalan a la tierra de Sinar como el lugar donde se originaron los conceptos religiosos falsos después del Diluvio. Sin duda bajo la dirección de Nemrod, “un poderoso cazador en oposición a Jehová”, empezó la construcción de la ciudad de Babel y su torre, probablemente un zigurat que se utilizaría en la adoración falsa. Este proyecto de edificación no se emprendió para la honra de Jehová Dios, sino para la autoglorificación de los edificadores, que deseaban hacerse para sí mismos un “nombre célebre”. Además, aquella obra era completamente contraria al propósito de Dios de que la humanidad se esparciese por la Tierra. El Todopoderoso frustró los planes de estos edificadores confundiendo su lenguaje. Al no poder entenderse unos a otros, poco a poco dejaron de edificar la ciudad y se dispersaron. (Gé 10:8-10; 11:2-9.) Sin embargo, parece ser que Nemrod se quedó en Babel y extendió su dominio, y así fundó el primer Imperio babilonio. (Gé 10:11, 12.)
Las personas a las que se dispersó llevaron consigo su religión falsa adondequiera que fueron, y la practicaron con nuevos nombres, en su nuevo lenguaje y en nuevas ubicaciones. Esta dispersión se produjo en los días de Péleg, quien nació alrededor de un siglo después del Diluvio y murió a la edad de doscientos treinta y nueve años. Como Noé y su hijo Sem aún continuaban vivos, la dispersión lógicamente ocurrió en un tiempo en el que se conocían los hechos sobre acontecimientos anteriores, como el Diluvio. (Gé 9:28; 10:25; 11:10-19.) Este conocimiento sin duda subsistió de alguna manera en la memoria de las personas dispersadas. Prueba de ello son las reminiscencias de diversas partes del registro bíblico que se hallan en los antiguos relatos mitológicos, aunque distorsionadas y salpicadas de politeísmo. Por ejemplo, en dichos relatos hay dioses que dan muerte a serpientes; además, en las religiones de muchos pueblos antiguos aparece también el culto a un dios benefactor a quien se le restauró a la vida después de sufrir una muerte violenta en la Tierra. Este hecho parece indicar que tal dios era en realidad un humano deificado al que erróneamente se le consideraba como la ‘descendencia prometida’. (Compárese con Gé 3:15.) Los mitos hablan de amoríos entre dioses y mujeres terrestres, y de las gestas de su prole híbrida. (Compárese con Gé 6:1, 2, 4; Jud 6.) No hay apenas una nación sobre la Tierra que no tenga una leyenda concerniente a un diluvio universal, y en las leyendas de la humanidad hay también indicios de un relato sobre la construcción de una torre.

Albrecht Gundelach dijo...

Ok, cometí un error, en todo caso no he inventado esto, en alguna parte debo haberlo leído. En fin, ya eliminé esta parte. Pero esto no significa que la duda sigue persistiendo.
(Deut. 10, 17): “Dios de dioses”.
(Éxodo 20, 3): "No tendrás dioses ajenos delante de mí.
Éxodo 23, 13): "otros dioses no mentaréis,”
Estas tres citas son bíblicas
¿Por qué el dios, en el cual cree Alexander, no es una invención de hombres “casquivanos”? Todas las divinidades en las cuales alguna vez creyó el ser humanos y sigue creyendo el hombre, son productos de su fantasía y de supersticiones
La pregunta tiene validez, los creyentes cristianos, afirman que sólo hay un dios, pero su libro sagrado, la Biblia no lo evidencia.

Alexánder dijo...

En la Biblia se mencionan muchos dioses (Sl 86:8; 1Co 8:5, 6), pero al mismo tiempo dice que los dioses de las naciones son dioses inútiles. (Sl 96:5;)

Salmo 86:8
8 No hay ninguno como tú entre los dioses, oh Jehová,
ni hay obras como las tuyas.

1 Corintios 8:5, 6
5 Porque aunque hay aquellos que son llamados “dioses”, sea en el cielo o en la tierra, así como hay muchos “dioses” y muchos “señores”, 6 realmente para nosotros hay un solo Dios el Padre, procedente de quien son todas las cosas, y nosotros para él; y hay un solo Señor, Jesucristo, mediante quien son todas las cosas, y nosotros mediante él.

Salmo 96:5
5 Porque todos los dioses de los pueblos son dioses que nada valen;
pero en cuanto a Jehová, él ha hecho los mismísimos cielos.

Albrecht Gundelach dijo...

Es irrelevante si la biblia menciona a uno o a varios dioses. Aunque no se puede afirmar en forma contundente, que ningún dios existes, desde que el ser humano ha comenzado a creer, hace miles de años, en seres sobrenaturales, en este caso dioses, ni una sola persona ha logrado demostrar que el o los dioses en el cual ha creído y sigue creyendo, demostrar que ese dios existe. Por esta razón, los ateos, podemos afirmar, que la inexistencia de algún dios, inclusive el de la biblia, es rayana a la certeza. Y si durante tantos siglos los creyentes no han logrado evidenciar a su dios o dioses, tampoco es verosímil que lo hagan en los próximos miles de años.