8 de noviembre de 2009

La evidencia cosmológica de Dios

La evidencia cosmológica de Dios

¿Existen argumentos cosmológicos para la existencia de un Creador?

El argumento del diseño, según el cual, del orden de la naturaleza, se concluye sobre la existencia de un planificador sobrenatural - un inteligente y todopoderosa divinidad – ya se encuentra en la antigua Grecia y fue en el siglo 18 un componente importante de la tal llamada teología natural (Mahner 2003). En el entorno de la corriente fundamentalista cristiana sigue siendo popular hasta hoy día, y en especial en relación a la formación de la diversidad biológica de las especies. En esta forma se perfila como el núcleo de la tal llamada “Teoría del diseño inteligente” una variante “academizada” del creacionismo, que niega la formación natural de innovaciones evolutivas en el mundo de lo viviente y la reemplaza mediante unas secuencias de sucesos creativos. Sin embargo, aunque los representantes de la “teoría del diseño inteligente” con la ayuda de sofisticadas analogías, concluyen sobre la existencia de un diseñador, la conclusión fracasa en los principios epistemológicos (Neukamm 2007).

Más refinado, que las construcciones análogas de los antievolucionistas son los argumentos cosmológicos del diseño inteligente, ya que perece que se las pueden arreglar con premisas parsimoniosas y poseen una estructura lógica más simple. De este modo, por ejemplo Craig, intenta fundamentar la existencia de un diseñador divino mediante el uso del principio de la causalidad, según lo cual la existencia de una cosa (si es que no ha existido desde siempre), debe haber sido hecho. Ya que el cosmos sin duda existe y también ha comenzado a existir, necesitaría – en contra posición a un eterno planificador – una causa, una instancia extra mundial, que fundamente su existencia (Craig 1979; 2005). Esta argumentación, a primera vista aparece ser concluyente de tal manera, que un folleto informativo de la comunidad de estudiosos de la creación "Wort-und-Wissen" , en relación a esto, habla “estrictos argumentos lógicos” y (entre comillas) se habla de “Pruebas de la existencia de Dios” ( Wiebe 2005).

Aquel que argumenta así, sin embargo, pasa por alto, que el principio de la causalidad describe el desarrollo del mundo clásico, de manera que no queda claro, si realmente tiene validez en el comienzo del espacio y tiempo (Grünbaum 1990; Morriston 2000). Primeros ensayos tentativos en camino hacia una consistente teoría de la gravitación quántica suguieres, que el universo se formó con una explosión original caliente, pero que el espacio-tiempo no podría tener “límites” y tampoco un “borde singular”. En este caso, el universo estaría “totalmente cerrado en si mismo y no sometido a influencias exteriores,. No habría sido creado y tampoco destruido. Simplemente ES” (Hawking 1988, Pág. 173). Así vemos, que el estado inicial del mundo no se puede describir consistentemente mediante principios clásicos, como tampoco se puede describir un punto fuera de la tierra mediante lñongitudes y latitudes geográficas. También la pregunta sobre que pudo haber habido “antes” del “Big-bang”, ya no tiene sentido responder en el contexto de la normales categorías de espacio-tiempo.

Si no obstante, de acuerdo a la ley de la causalidad (“ex nihilo nihil fit"), se asume, que la existencia del cosmos fue causado, un planificador no sería una causa pensable pero no una causa nunca más plausible que una física –sería sólo una posibilidad entre muchas (Morriston). Según un modelo cosmológico consistente de Linde, el rol del “eterno planificador” le podría tocar a un campo escalar, en el cual por fluctuaciones quánticas, podría formarse, una y otra vez espacios con una muy alta densidad de energía los que – pasando por una época inflacionaria – desarrollan sucesivamente nuevos universos (Linde 1994). Con esto se evita la necesidad de otra variante del argumento del diseño, según lo cual, la necesaria “sintonía fina” de los “parámetros físicos del universo”, para un cosmos habitable, debería estar confirmando la existencia de un planificador inteligente (Lönnig 2002; Craig 2005). En primer lugar, apoyándose al modelo de Linde, es posible que existan millares de “universos” “muertos”, de manera que nuestro universo dador de vida, pudo haberse formado como un “juego de lotería” quanta mecánico. Por otro lado, también existe la posibilidad, que los parámetros contingentes que aparecen, se hayan formado en base a las necesidades de la física quántica. De hecho en el marco del “modelo inflacionario”, se ha mostrado, que una amplia gama de condiciones iniciales y leyes naturales puede llevar a un universo habitable (Mittelstaedt 2001, Pág. 144). Según esto una intervención finalista es tan poco necesaria como un “juego de lotería al azar” del mundo.

Más allá de esto la tesis, según la cual la vida en la Tierra, habría sido creada, en consecuencia de una compensación dirigida de las constantes naturales y parámetros psico-químicas, en vista del hecho que el universo contiene más soles que granos de arena en todas las playas de la Tierra, pierde considerablemente su plausibilidad.

Aquel que supone, que un demiurgo haya “ajustado” las condiciones en nuestro planeta, para que pudiera existir, vida, no está en condiciones de explicar, porqué, a pesar de todo esto, existe esta gigantesca “maquinaria cosmológica”, decae en una comparsa con un rol secundario astronómicamente insignificante. ¿Por qué existe este “multiverso” en chance y posibilidades que, “en muchas partes no permite ninguna posibilidad de vida, cuando e4n realidad no se trata más que de la salvación eterna de aquellos mamíferos bípedos similares a los simios, que habitan en un pequeño planeta al borde de la Vía Láctea? ¿No le habría bastado crear un pequeño disco con un firmamento de forma de cúpula encima de este disco?” (Schmidt-Salomon 2005). ¡Un Sol donador de vida en un conjunto de 10^22 objetos cósmicos – esto no se parece, ni cercanamente, a una planificación! Bajo esta premisa, la conclusión de un “multiverso” en la relación a “universos múltiples”, es mucho más plausible, de cómo lo afirma Craig; por esto, mientras tanto, se ubicó entre los cosmólogos. *)


Por lo demás la “sintonización fina cósmica”, tampoco es un argumento concluyente, porque, naturalmente es totalmente trivial: Si no existiere, no estaríamos aquí, de manera que de este tal llamado “principios antrópicos” no se puede concluir nada relevante (Carroll 2002). Todo lo que sabemos es, que existimos, porque las leyes naturales lo posibilitan. La deducción que el mundo fue conformado así, para que haya vida debe presuponerse como una afirmación empírica infundada (Mittelstaedt 2001, Pág. 143). Pero como se trata de comprobar la suposición, el diseño inteligente termina en una conclusión circular. El argumento del diseño cosmológico, de acuerdo a esto, no se puede evidenciar mediante métodos científicos, de manera que la demostración cosmológica de Dios fracasó

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*) Esta tesis tampoco se puede someter a una prueba directa, como la suposición de un planificador como causa final haya creado al mundo. Per en el marco de la mecánica quántica y la teoría de la relatividad, en principio se podrían deducir conclusiones sobre las propiedades y efectos del postulado campo escalar. Esto con los planificadores postulados es imposible. Desde el punto de vista científico, es recomendable, cancelar el recurso de la primera causa en aquella parte, donde aún son posibles afirmaciones comprobables sobre el origen del mundo causalmente estructurado (La navaja de Occam). Todo lo demás se encuentra en el ámbito de la creencia, pero que no son fundamentadas empírica, ni teóricamente.

Bibliografía:

Carroll, R.T. (2003): Argument from Design. In: The Sceptic's Dictionary. A Collection of Strange Beliefs, Amusing Deceptions, and Dangerous Delusions. http://skepdic.com/design.html, Zugr. a. 22.03.2004
Craig, W.L. (1979): The Kalam Cosmological Argument. Barnes and Noble, New York.
Craig, W.L. (2005): Existiert Gott? Erster Beitrag zur Debatte mit dem deutschen Kreationismus-Kritiker Dr. Michael Schmidt-Salomon. Vortrag, gehalten am 26.04.05 an der Universität Düsseldorf. Zugr. a. 21.06.05.
Grünbaum, A. (1990): Pseudo-Creation of the Big Bang. Nature 344, 821-822.
Hawking, S.W. (1988): Eine kurze Geschichte der Zeit. Die Suche nach der Urkraft des Universums. Rowohlt, Reinbek bei Hamburg.
Linde, A. (1994): The Self-Reproducing Inflationary Universe. Scientific American 271, 48.
Lönnig, W.-E. (2002): Ein paar offene Fragen der Evolutionstheorie sowie theologische Einwände von Evolutionstheoretikern zum Thema Intelligent Design. http://www.weloennig.de/OffeneFragenEvol.html, Zugr. a. 22.03.2005.
Mahner, M. (2003): Hume, Paley und das Design-Argument. Skeptiker 16 (4), 131.
Mittelstaedt, P. (2001): Über die Bedeutung physikalischer Erkenntnisse für die Theologie. In: Weingartner, P. (Hrsg.): Evolution als Schöpfung? Ein Streitgespräch zwischen Philosophen, Theologen und Naturwissenschaftlern. Kohlhammer, Stuttgart, 135-148.
Morriston, W. (2000): Must the Beginning of the Universe Have a Personal Cause? A Critical Examination of the kalam Cosmological Argument. Faith and Philosophy 7 (2), 149-169.
Neukamm, M. (2007): Wissenschaft und ontologischer Naturalismus. Eine Kritik antievolutionistischer Argumentation. In: Kutschera, U. (Hrsg.): Kreationismus in Deutschland. Fakten und Analysen. Lit-Verlag, Münster, 163-231. (In press).
Schmidt-Salomon, M. (2005): Existiert Gott? Erster Beitrag zur Debatte mit dem amerikanischen Kreationisten Dr. William Lane Craig. Vortrag, gehalten am 26.04.05 an der Universität Düsseldorf. Zugr. a. 21.06.05.
Wiebe, P. (2005): "Gibt es Gott?" Wort-und-Wissen Info 02/05, S. 6-7. http://www.wort-und-wissen.de/index2.php?artikel=i05-2. Zugr. a. 22.06.05.

Última revisión: 07.02.07

Traducido del alemán por aagb con la gentil autorización de Martin Neukamm
Santiago de Chile, Noviembre 2009

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