12 de diciembre de 2015

¿Dios es el mismo en todas las religiones?




¿Dios es el mismo en todas las religiones?


Esta pregunta se puede responder de dos modos, dependiendo del sentido que se le dé. Un primer modo es el que atiende a su sentido más literal. En la antigüedad era frecuente considerar que cada grupo social o religión tenía su dios o sus dioses, distintos, por ejemplo, de los del pueblo vecino. La noción de divinidad que está detrás de este planteamiento politeísta es del todo insuficiente de modo que, en el fondo, no hay divinidad, no hay Dios: en todo caso, los dioses serían concebidos al modo humano, como grandes señores. El pueblo de Israel, que vivía rodeado de pueblos politeístas, tenía muy claro que los dioses de esos pueblos no eran tales: «Tienen boca y no hablan –se lee en la Biblia–; tienen ojos y no ven…» (Salmo 115, 5).
R: Claro, porque eran efigies, del mismo estilo del cual están llenas, las catedrales, iglesias y templos de los cristianos a los cuales los fieles les rezan, y estas imágenes al igual que las de los pueblos vecinos de Israel, tienen boca y no hablan; tienen ojos y no ven; tienen oídos y no oyen.


¿Cuáles la diferencia? todas son idolatría


Pero los cristianos dicen que el dios de la Biblia si habló, pero con quién, con todo el pueblo israelita o sólo con algunos de sus líderes, por ejemplo Moisés o Abrahán. El dios bíblico nunca se reveló abiertamente a su pueblo, o al resto del mundo para que no quede duda alguna – la clásica excusa es, “Dios quiere que creemos en él por fe” y ahora todos tenemos que creer, sin evidencia alguna. ¿No nos estarán pidiendo demasiado? -  sólo por intermedio de personas bastante dudosas. Nunca podremos saber si, por ejemplo, si Monises tuvo alucinaciones, o simplemente inventó todo, Tampoco sabemos si Moisés realmente existió, puesto que existen argumentos muy sólidos que afirman, que él no escribió el Pentateuco.
El dios hebreo no es más que una invención de parte de sacerdotes israelíes para sojuzgar  a su pueblo y hacerlo obediente a sus doctrinas.
Los dioses, semi-dioses y diosas, Jesús, la hostia, los santos y santas,  las efigies de las más diferentes Marías y vírgenes, de  los templos cristianos, en especial las católicas, jamás han dicho, visto y oído algo. Al igual que los dioses de todas las demás religiones habidas y por haber. Son sus respectivas sacerdotes, curas, pastores, imanes, rabinos, ayatolas etc., que nos quieren hacer creer esto.    

Desde luego, no tiene sentido hablar de un Dios por cada religión; no puede haber más que un Dios, el mismo para todos los pueblos, para todas las religiones, en las que al menos se tiene una idea vaga de una divinidad subyacente, quizá oculta tras múltiples dioses, aunque sea el «Dios desconocido » que veneraban aquellos atenienses a los que se dirigió san Pablo (cfr. Hechos de los Apóstoles 17, 23).-
R: Que tontera más grande, claro que tiene sentido de hablar sobre los dioses de cada pueblo. Ya sea por el sólo hecho de conocer las historias de cada pueblo.
Aquí el autor de este artículo escribió: “…no puede haber más que un Dios…”, ¿en base a qué hace esta afirmación?
“Mientras recorría la ciudad contemplando sus monumentos sagrados, he encontrado un altar con esta inscripción: «Al Dios desconocido.» Pues bien, lo que ustedes adoran sin conocer, es lo que yo vengo a anunciarles.”
Pablo no era tonto
y se aprovechó de ello, intentando de convencerlos, que ese “desconocido dios” es el dios en el cual él quería que ellos creyesen – si lo logró o no, no lo sabemos. Esto es otra confirmación más, que Pablo fue el verdadero fundador del cristianismo.
[Pablo] en vez de informarse lo más posible sobre Jesús y orientarse tanto como sea posible a él como modelo, Pablo declara su deficiencia simplemente como insignificante y escribe con arrogancia “aún si a Cristo conocimos según la carne [referido a los apóstoles], ya no lo conocemos así” (2da Corintios 5, 16). ¿Pero de dónde quiere saber Pablo si el “Cristo” de su versión y su imaginación concuerda con el Cristo que vivió en Jesús de Nazaret entre los hombres? Jesús, el Cristo, para Pablo parece ser más bien “solo un motivo”, es una “figura mítica a la cual se le pudo imputar todo”, tal como le reprocha el filósofo Friedrich Nietzsche. [Extracto de: “Cómo Pablo alteró la enseñanza de Jesús] Fuente: www.teologe.de
Pablo quiso dar a conocer a su dios y a su cristo cómo él lo concebía.

El segundo modo es interpretar la pregunta formulada como equivalente a esta otra: ¿la idea de Dios es la misma en todas las religiones? Basta una somera comparación de las distintas religiones para responder que no.
R: En cada religión, incluso en las diferentes denominaciones cristianas, existen conceptos totalmente diferentes sobre el dios correspondiente. Las religiones politeístas tenían conceptos más coherentes sobre sus dioses, de lo que tienen el cristianismo sobre su dios. Y estas concepciones, en el cristianismo, ni siquiera concuerdan  con lo que dicen sus textos sagrados, sino, no tendrían el problema de la teodicea.

El Catecismo de la Iglesia Católica ilustra muy bien esta realidad cuando dice: «Desde sus comienzos, la fe cristiana
se ha visto confrontada a respuestas distintas de las suyas sobre la cuestión de los orígenes.
R: Persiguiendo brutalmente a todas las opiniones que no concuerdan con la doctrina cristiana.

Así, en las religiones y culturas antiguas encontramos numerosos mitos referentes a los orígenes.
R: De los cuales no se puede excluir el mito del Génesis.

Algunos filósofos han dicho que todo es Dios, que el mundo es Dios, o que el devenir del mundo es el devenir de Dios (panteísmo); otros han dicho que el mundo es una emanación necesaria de Dios, que brota de esta fuente y retorna a ella; otros han afirmado incluso la existencia de dos principios eternos, el Bien y el Mal, la Luz y las Tinieblas, en lucha permanente (dualismo, maniqueísmo); según algunas de estas concepciones, el mundo (al menos el mundo material) sería malo, producto de una caída, y por tanto se ha de rechazar y superar (gnosis); otros admiten que el mundo ha sido hecho por Dios, pero a la manera de un relojero que, una vez hecho, lo habría abandonado a él mismo (deísmo); otros, finalmente, no aceptan ningún origen transcendente del mundo, sino que ven en él el puro juego de una materia que ha existido siempre (materialismo). Todas estas tentativas dan testimonio de la permanencia y de la universalidad de la cuestión de los orígenes.
R: Pero gracias a las ciencias naturales, ahora sabemos con bastante seguridad cómo se formó todo. Ya no tenemos que crear mitos y recurrir a dioses.


Esta búsqueda es inherente al hombre Si nos preguntamos por los motivos de esta diversidad, podemos individuar, entre otros, dos que resultan muy decisivos:

1.   La persona humana desde sus orígenes, como atestigua la historia, se ha preguntado por el sentido profundo de su propia existencia.
R: Falso, lo primero que se preguntaban qué era que era este o aquel fenómeno, que los atemorizaban, los rayos, los truenos, etc., y a todo se le atribuía causas obre naturales, dioses, espíritus malignos etc. Las primeras  concepciones religiosas eran de tipo animista, para ellos prácticamente toda la naturaleza estaba animado por espíritus. Por ejemplo la diosa de la primavera

 
Cuadro de Boticelli

 O el dios del viento Eolo

Y entreestos dioses también se crearon dioses que los podrían evocar para qie los protegiera contra los desastres, y así posiblemente nacieron los primeros dioses tribales. Y uno de estos dioses tribales era el de los hebreos, que no sólo fue concebido como un padre piadoso, sino más bien como un tirano, que por un lado protegía a “su” o pueblo escogido y que por otro lado aplicaba los más drásticos castigos contra aquellos que no le obedecían. Y ese energúmeno de dios lo adoptaron los cristianos y continuaron con las supuestas ordenanzas de proteger a sus adherentes y castigar y »eliminar« a todos que no siguen sus enseñanzas.
Tesis  382 – La Iglesia, por el poder de su constitución divina tiene la obligación de resguardar religiosamente el bien de la fe divina, de forma íntegra y completa y constantemente, y con el máximo fervor de cuidar por la salvación de las almas. Por esto, ella debe con escrupuloso esmero, eliminar y erradicar todo lo que está contra de la fe o la eterna salvación y que podría causar daño. De esta manera la Iglesia recibe de la perfección del poder transferido, por el creador divino no sólo el derecho, sino incluso la obligación de no sólo tolerar cualquier doctrina falsa, sino mas bien prohibirla y condenarla, si así lo exigieren la integridad de la fe y la salvación de las almas. [De los documentos originales, recapitulados y editados por Josef Neuner, Heinrich Roos, Karl Rahner y Karlheinz Weger en: La fe de la Iglesia en los documentos de la anunciación de las enseñanzas] Y este mandamiento lo aplicó la ICAR en forma continua y constante durante siglos. En la actualidad cómo los curas ya no pueden quemar a los herejes usan métodos más sutiles, pero a veces iguales de eficaces.

La respuesta no se encuentra en lo inmediato, sino en un más allá, en algo que trasciende, que remite de un modo u otro a algo divino, infinito; en el fondo, de modo más o menos explícito, a Dios. Pero Dios es infinito y la razón humana es finita y limitada, de manera que no puede comprender totalmente a Dios. Esto hace que personas diversas perciban a Dios de modo diverso. Por ello, han surgido diversas religiones o tradiciones religiosas con concepciones de la divinidad muy distantes entre sí.
R: Lo que trasciende no es abarcable sobre esto sólo se puede especular, y cómo no existe manera de comprobar lo trascendente, entonces allí ponen al dios en el cual creen. Algo trascendente no puede ser más o menos explicito, simplemente no lo puede ser. Y por esto los argumentos que usas para demostrar la existencia de “Dios” son meramente intentos filosóficos.


2.   Los límites del conocimiento humano no implican solo la imposibilidad de entender completamente a Dios, sino también la posibilidad de error, por lo que cabe llegar a hacerse una idea de Dios básicamente falsa, aunque dentro de esa visión errónea puede haber algún aspecto verdadero.
R: Todo conocimiento humano está sujeto a errores. Y “Dios” no es más que una idea.


Detrás de esas percepciones diversas de Dios podemos constatar los dos aspectos: la imposibilidad de tener una visión perfecta sobre Dios (cualquier punto de vista que se adopte es parcial) y el hecho de que nos podemos equivocar.
R: Del mismo modo que las creencias. La fe religiosa también puede ser falsa.

Así, por ejemplo, la percepción panteísta sobre Dios en cierto modo tiene una base real, pues Dios está en todas partes, pero yerra al identificar el mundo con Dios; por otro lado, el deísmo capta en cierta manera la trascendencia de Dios (tal como la define el Diccionario de la Real Academia Española: «aquello que está más allá de los límites
naturales y desligado de ellos»), pero a un Dios así no se le puede adorar ni rezar ya que está despreocupado de la realidad que ha creado.
R: ¿Y cómo se sabe que el Dios de la Biblia no se ha despreocupado de su creación? Arriba claramente dice, que no se puede tener una visión perfecta de Dios.

 El Catecismo se refiere en conjunto a los mitos de las religiones y culturas antiguas: muchas de ellas son politeístas,
consideran la existencia de varios dioses, de modo que desaparece un atributo esencial, el de la omnipotencia. Un caso particular, también citado en el texto precedente del Catecismo, es el dualismo, en el que se explica el problema del mal personificándolo en una divinidad antagonista a otra, que sería el dios bueno. Pero la recta razón es capaz de llegar a la existencia de un solo Dios, dotado de absoluta perfección –incluidas las perfecciones propias de un ser personal–, creador del mundo y que a la vez lo trasciende.
R: Los dioses politeístas eran creídos poderosos pero no todopoderosos. El dualismo de cierto modo también existe en las creencias cristianas, el dios todo bondadoso – a pesar del irresoluto problema de la teodicea – y su oponente Satanás.
Mediante la razón no se llega a la existencia de un dios único, mediante la razón se llega a la irracionalidad de la creencia en divinidades. La razón y la lógica nos dicen que los dioses no son necesarios:
Un ser absolutamente perfecto no necesita crear nada. Los seres humanos que creen en ese dios, le dan atributos que se contradicen entre sí, por ejemplo el de la perfección absoluta y de ser un creador. Sólo un ser que no es  absolutamente perfecto necesita crear algo.

Esa es, en términos generales, la concepción cristiana de Dios compartida en parte con el judaísmo y el islam.
R: Entonces  la concepción cristiana de Dios no es la concepción bíblica de ese dios. Puesto que las tres grandes religiones semíticas se basen en el mismo dios. Acuérdense de la historia de Israel e Ismael. El cristianismo adecuó ese dios a sus conveniencias y convicciones.

En el cristianismo además se concilia el caráctert rascendente con la consideración de que Dios está en todas partes y, de modo particular, en lo más profundo de cada persona, quien recibe el don de la filiación divina, que le capacita para tener un diálogo de tú a tú con Dios.
R: ¿Y cómo se conjuga esto con el dios de Moisés, él del Pentateuco, digamos el dios original de las tres grandes religiones abrahámicas?

 Esto último en el judaísmo se da solo en parte y en el islam no se concibe, por los acentos que pone en la trascendencia de Dios, que no ve compatible con esa cercanía. El cristianismo además ha recibido de Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre, la revelación de que en Dios hay tres personas.
R: Esto sólo lo cree el cristianismo, más bien es un dogma cristiano - una adición posterior -, no judaico ni del Islam.
Además esa “revelación” se dio en el concilio de Nicea en el siglo 4, pajo la presidencia del sumo pontífice que en ese momento era el emperador romano Constantino, que, a la sazón, no era cristiano.

Todas estas diferencias en la noción o percepción de Dios, es decir, el hecho de que no todos entiendan lo mismo por «Dios», no excluyen que, en el ámbito de un idioma específico, se le designe con una misma palabra.
R: En realidad cada cristiano tienen si propia noción o percepción sobre ese dios, o mejor dicho sobre el concepto dios.

Por ejemplo, los cristianos árabes, al hablar de Dios o dirigirse a Él en su lengua, dicen «Alá»; y los musulmanes, si hablan en castellano, utilizan habitualmente la palabra «Dios». Como sucede como con tantos otros conceptos, la noción de Dios puede entenderse de manera diferente según la tradición cultural o religiosa en la que se vive.
R: Cómo ya lo dije, en el fondo cada creyente tienen su propia manera de entender a “Dios”

 Fuente: http://www.unav.es/cryf/

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