26 de marzo de 2010

El exterminio de los cátaros

El exterminio de los cátaros

El holocausto de la iglesia católica en la edad media

“Visite el.el país de los cátaros” lee un turista en un cartel en la autopista E 80, entre Narbonne y Carcasonne en el borde noreste de los Pirineos, en el sur de Francia. Una mirada a la guía turística le informa: Aquí una vez, en el siglo 12 y 13, fueron perseguidos y aniquilados, por la iglesia católica romana, los Cátaros, “verdadero cristianos” como se hacían llamar, debido a sus creencia heréticas. Al mismo tiempo ciudadanos libres y poderosos nobles combatían por su independencia política contra el rey de Francia, quien quería incorporar a su imperio central, el país de los cátaros. Personas amantes de la libertad combatían por la libre nación Occitania, el antiguo imperio de los visigodos, que abarcaba la actual España del norte y grandes partes del sur de Francia, para el libre desarrollo de su altamente ética cultura de los trovadores, para el mantenimiento de una floreciente economía, contra la tutoría religiosa de la iglesia católica. Pero los occitanios perdieron el combate y tuvieron que someterse al rey y a la iglesia.


El turismo hace tiempo ya ha descubierto a la sangrienta historia de los cátaros como un rentable mercado. Innumerables postales de los lugares de las masacres, museos con horribles instrumentos de tortura, Multi-Media-Shows de la cruzada contra los tártaros/albigenses, muchos sourvenirs y atracciones son ofrecidas. Detrás de la fachada turística el observador atento, les llama la atención de la seriedad de las personas de este país, que mantienen la memoria y la advertencia, y aclaran este inaudito holocausto de la iglesia católica contra los cátaros. Así se pueden interpretar los ramos de flores frescas junto a las cruces recordatorios de los cátaros. Sobre esto también hablan unos copiosos escritos históricos y religiosos, que se pueden encontrar junto a baratijas en los puestos de venta de recuerdos. ¿O aún hoy son honrados los cátaros? ¿Aún se conservan restos de la fe de los “puros”?

No es una secta, si no un movimiento religioso europeo

Al comienzo del verano del año 1209, en Lyon se juntó un ejército de “cruzados cristianos”. Nobles y clérigos codiciosos de tierras y poder, fanáticos y aventureros soldados, de todo el occidente cristiano, siguieron el llamado del papa Inocencio III, para exterminar la “incredulidad herética” de los cátaros, mediante una cruzada


Flores frescas en el monumento recordatorio de la ejecución de 300 cátaros, al pié de la fortaleza cátara en Montsegur – su último refugio

¡Quienes fueron esto herejes occitanios, para cuya exterminación – “extirpare” dice literalmente en la bula papal – fueron llamados toda la cristiandad? ¿Cuál fue el crimen capital del cual se hicieron culpables? La respuesta es tan banal como chocante. Ellos tenían otra creencia cristina a la que prescribía la iglesia católica a sus creyentes.

El nombre cátaros, lo que en griego katharoi significa los puros (también se les llamo los albigenses, según la ciudad Albi), lo recibieron de la iglesia que los perseguía. De esto salió la insultante palabra “Ketzer” (hereje, el concepto general para los disidentes dogmáticos. El{os mismos se hacían llamar los veri, o boni christiani, los verdaderos o buenos cristianos. Ya que los seguidores de este más significativo movimiento espiritual del Medioevo cristiano, se veían como los representantes del verdadero y inalterado cristianismo. La enseñanza cátara, venía de los bogomilos, un movimiento cristiano original, provenían de los Balcanes, se había propagado ampliamente en el siglo 12. Los centros de fe están atestiguados en Inglaterra, los países bajos, Bélgica, norte de Francia y en Alemania, también están evidenciados en la Lombardía en Aragón y Cataluña. De esta manera los cátaros formaron un movimiento religiosos europea, y de ninguna manera una “secta” regional, como sigue siendo sostenido por historiadores eclesiástico.


Mapa de la distribuciiónde los cátaros

Con esto quedó perfecta la ideología de la cruzada. El historiador Rudolf Pörtner, en su libro “Unternehmen Heiliges Grab” (Operación Santo Sepulcro), escribió: “El paladín salió como un peregrino bendecido y armado, para servir a su divino patrón, el rey de los cielos Cristo, combatir por él, y se fuese necesario morir también por él. Como compensación el señor le otorga la vida eterna mediante la iglesia, siempre y cuando haya cumplido con su encargo, y liberado a la dorada Jerusalén de los infieles, y por añadidura también obtenía poder, una carrera y reputación”. Con esto estaban permitidos todos los medios. Lo que hasta ahora era considerado pecado, asesinato, matanza, violación, fraude y depravación, ya no afectaba a su conciencia, y quedaba libre de todo castigo infernal, ya que todo ciertamente estaba cubierto por la santificación de las cruzadas.

Salvación para todas las almas – en lugar de la condenación eterna

La doctrina de los cátaros albergaba muchos elementos del cristianismo originario, bienes espirituales como el sermón de la montaña y de los 10 mandamientos, que enseñaba Jesús de Nazaret, y la fe cristiana de sus seguidores. La idea religiosa central de los cátaros era el dualismo. Parte de una total separación de espíritu (o de un alma pura, un dios bueno) y la materia (o de lo corporal; un dios malo, Satanás). En acuerdo a esto, los cátaros creían en dos mundos contrastantes que se compenetraban, un mundo bueno espiritual y uno malo material.

Mientras que para los cátaros de creencias severas, son creaciones diferentes del Dios bueno, y de Satanás, para los cátaros moderados, el mundo malo visible, es consecuencia, de la caída de alguna vez ángeles puros, del mundo espiritual de Dios. Pero estos hijos de Dios hechos hombres, sin embargo tienen el libre albedrío, para seguir viviendo en el mundo satánico o purificarse de sus pecados, llevar una vida moral y acercarse de nuevo a Dios. También en el hombre más pecador es efectiva la luz de Dios, que lo llevará de regreso al reino del bien. A los bienes de fe, también pertenece la reencarnación, pues depende del comportamiento del hombre en su vida actual, en que cuerpo entrará su alma en su próxima existencia. De seco rechazaban la existencia de un infierno en el más allá, en el cual un dios castigador condena eternamente a un pecador.

Ideales cristianos originales – una provocación para la iglesia católica cristiana

Justo por estos bienes de fe originarios cristianos, se escandalizó la iglesia católica. Después que el “santo” padre de la iglesia Agustín, creía que el ser humanos no tenía una libre voluntad, si no que está predeterminado para el bien o para el mal. El hombre sólo tiene la chance de subordinarse incondicionalmente a Dios, para obtener su clemencia. En el sentido de la iglesia, esto significa, someterse totalmente a esta institución y sus dogmas de fe. La originaria doctrina cristiana de la reencarnación (renacimiento) que también había representado el doctor de la iglesia Origenes, fue maldecida y borrada de la biblia. Con el instrumento de la amenaza de la eterna condena, y castigos infernales, la iglesia consiguió creyentes, que, angustiados por psicosis de miedo, se sometían al falso y ficticio poder salvífico de los sacerdotes. El resultado, fueron personas espiritualmente ciegos, obedientes y ante todo manipuladas. En esta falsa doctrina de la iglesia católica, hasta ahora nada esencial ha cambiado. Para el disgusto de la iglesia, los cátaros se sustrajeron, mediante su “incredulidad”, de la subordinación y del mecanismo de la aparente salvación. Ellos proclamaron un mensaje de buenas nuevas en vez de un mensaje amenazante.

El cátaro creyente logra la salvación, liberándose, respectivamente, su alma de todo los mundanal y corporal. Esto exige juna abstinencia total de toda relación sexual y el consumo de carne, y llevar una vida de célibe y ascética. También existía el voto de pobreza, también estaban prohibidos, entre los creyentes, la propiedad privada.

Con estos piadosos ideales de los cátaros, estaba confrontada la iglesia feudal del Medioevo con su pompa, su suntuosidad mundanal, con el estilo de vida de lujo y el licencioso estilo de vida sexual de los clérigos de alto rango, a quienes les fue puesto un espejo moral, cuyo reflejo le debió haber llegado al tuétano. La “Gran prostituta de Babilonia”, la “iglesia de Satanás” o “el apocalipsis”, fueron metáforas comunes para la iglesia papal – en sus oídos una insoportable burla, que incrementaban más aún el odio y la envidia a la competencia cristiana.

Religión interna en vez de una religión exteriorizada

Incluso si una persona seguía meticulosamente todos los mandamientos y prohibiciones, no podía obtener la eterna salvación – esto sólo le garantizaba el ingreso en la iglesia cátara. La afiliación consistía en el bautismo espiritual, el Consolamentum = Consuelo. Era el púnico ritual que los cátaros permitían, una especia de bautismo, ordenación sacerdotal, confesión, penitencia y absolución en uno. Mujeres y hombres, después de un largo tiempo de prueba, podían obtener el Consolamentum. Como “perfectos” (perfecti, respectivamente, perfectae o parfaits) formaban la iglesia cátara como tal, y sólo ellos estaban obligados a seguir las estrictas reglas de los cátaros. Junto a los perfectos, existía la masa de los “creyentes” cátaros, estos eran seguidores de esta creencia, que consideraban deseable la manera de vivida de aquellos, pero que no tenían que seguir las estrictas reglas de renuncias.

La crítica de los cátaros a los sacerdotes católicos y a la iglesia de culto fue fundamental. De este modo, los sacramentos, desde el punto de vista de ellos, no solo carecían de todo valor, efectividad, eran totalmente inútiles, si no, marcadamente dañinos y eran considerados como “trampas de Satanás”, ya que los acunaban en una falsa seguridad. Por esto los cátaros rechazaron total y completamente todos los cultos exteriorizados de esta iglesia, como cruces, reliquias, veneración de santos, la intercesión por los muertos, himnos religiosos, el rezo del rosario, el bautismo de lactantes y la cruz con el cuerpo – para ellos un instrumento de tortura humana. El servicio divino era sencillo, se realizaba en una cueva y al aire libre. Sólo se rezaba el Padre Nuestro, y se partía el pan a la usanza de los cristianos originarios. Repartido en el sentido de un “ágape de amor”, en una comunidad de “perfectos” y “creyentes”. El dogma de la transformación del vino y el pan, en la sangre y el cuerpo de Cristo, consideraban los cátaros lo consideraban como un fetichismo pagano de magia.

Iglesia del pueblo contra la iglesia del poder
El asesinato, la guerra, el uso de la fuerza eran rechazados por los cátaros. Ellos mantenían estrictamente el mandamiento 5 de Moisés “No matarás”, que también valía para los animales. Como “perfectos” vivían en casa comunes. A las cuales estaban anexadas escuelas y talleres, donde se enseñaba sastrería, hilar, y tejer: “Reza y trabaja” decía según mandamiento cristiano originario. A diferencia de los funcionarios de la iglesia católica estatal establecida, que en sus zonas de dominio recibían el diezmo de sus súbditos, que mantenían esclavos y siervos; lo cátaros vivían del trabajo de sus manos y por lógica tampoco pagaban nada de dinero ni productos naturales de su cosecha a la iglesia. Esta espina en el ojo de la iglesia dolía mucho, pues debido a la propagación del catarísmo, se perdían enormes cantidades de ingresos, mercancías y bienes.



A diferencia de los clérigos de la iglesia católica, los cátaros ejercían una profesión y trabajaban: Cátaros como comerciantes en trabajando en los viñedos. En el centro una escena de un bautismo.

Los bienes que ingresaron a través de donaciones, la iglesia cátara la invertían en una red de ayuda social, no se acumulaba, si no, quedaba en el ciclo económico y finalmente iba en beneficio del pueblo. Estos valoraban y veneraban a estas “buenas personas”, ya que ellos, incluso hombres y mujeres del pueblo simpatizaban con el pueblo con su sabiduría, fuerza y compromiso social. Tenemos conocimientos de expertos médicos cátaros, consejeros, profesores en casa de los nobles, de mujeres cátaras con excelentes conocimientos sobre huertos, economía doméstica y herboristería. No existía una degradación de la mujer y una negación de la igualdad, como lo practicaba la iglesia católica. La iglesia cátara estaba enraizada en el pueblo, integrada en los sucesos sociales y económicos - ella fue una verdadera iglesia del pueblo.

Los príncipes y los caballeros occitianos, en vista a su concepto de sus tradiciones, tenían muy poco en común con la doctrina de los cátaros, sin embargo, esta religión, como aliados naturales, les ofreció la oportunidad, en la defensa de afirmar su poder político y sus intereses materiales, contra le establecida iglesia católica. La mayoría de los nobles, si no se adhirieron a los “Creyentes” apoyaba a los cátaros o por lo menos los dejaban hacer.

La iglesia romana de poder, guiada por el auto glorificado papa Inocencio III, que de si decía: “Dios me puso sobre los pueblos y los imperios, para arrancar y destruir, pero también para construir y plantar” y que veía en el catarísmo la anti iglesia en formación, que amenazaba en sus raíces, la existencia de la iglesia, que la desenmascaró como anti cristiana, incluso como satánica que extraía a su pueblo creyente con sus tributos. Inocencio declaró anatema a los cátaros y determinó su exterminio con todos los medios de la violencia: “Es parte de los más memorables hechos en la historia del cristianismo, que la establecida y dominante iglesia, en momentos decisivos, se haya resuelto por el empleo de la más despiadada y brutal violencia y que prácticamente no dejó fuera ningún crimen, si parecía ser necesario para rechazar a otras formas de creencias”, escribe el científico religioso, Gerhard Wehr.

La cruzada contra los cátaros: Matad a todos, "el Señor conoce a los suyos"

Ya que a los cátaros no se les podía acusar de excesos contra la iglesia católica, en el año 1208 sirvió como motivo, el asesinato de un legado papal – un acto de venganza personal – para atacar a los cátaros. El abad de Citaux asaltó la cuidad Beziers, y como era imposible distinguir, quien era católico y quien era cátaro, dio la orden: “Matad a todos, el Señor conoce a los suyos”. Aproximadamente 20 000 personas fueron masacradas, de ellos unos 7 000 en una casa de Dios: “Un sacrificio de sangre, como este, corresponde y es decoroso a Dios, quien por intermedio de sus dignos representantes ordenó semejante abominación”, citaba un cronista al abad. Luego cayó la cuidad Carcassonne. Los habitantes a penas se salvaron con vida. Pero tuvieron que dejar la cuidad dejando atrás a todos su bienes y haberes, que fueron confiscados por la iglesia, debiendo abandonar la cuidad totalmente desnudos. Poco tiempo después el infame Simón de Montfort, con el apodo “el malo”, tomó el comando de la cruzada, hiso quemar vivos a miles de inocentes, por pensar de manera distinta, hombres, mujeres, y niños – solo en la cuidad de Minerve fueron 400 personas en un día – y devastó a unos de las zonas más pacificas y hermosas de Francia. Como “combatiente de Jesucristo” y “salvador de Roma”, la iglesia romana celebró los heroicos hechos de Montfort

Casi veinte años duró la guerra, en ambos lado se combatió con una crueldad inaudita. La nobleza occitana combatió con tenacidad por su libertad; el nacionalismo y el catarísmo se h9cieron cada vez más congruentes. En el año 1226, por inducción del papa, el rey de Francia Luis IX, se involucró activament1e en los hechos, lado a lado con el papa, una guerra de rapiña despiadada. Con la caída del último bastión de los cataros., Montsegur, en el año 1224 terminó la campaña del terror. La libre Occitania cayó como botín a la corona de Francia y al estado eclesial. Pero los cátaros siguieron fieles a su fe, lo que fue el motivo para la iglesia católica, remodelar la campaña contra los herejes, a una perfecta maquinaria de exterminio - la “santa” inquisición.

La “santa” inquisición – un acto de “de un amor sin límites” de la iglesia

“Solo la iglesia católica – ninguna de las innumerables otras religiones de esta Tierra – puede reclamar para sí, la dudosa distinción de haber instaurado un tribunal de fe inquisitorio, una agencia central para la pureza de la fe y la caballerosa persecución de los herejes”, escribe el crítico eclesial Hubertus Mynarek. Para el pensador de la iglesia, Tomás de Aquino, esto incluso fue un “acto de un amor sin límites del amor de la iglesia”. Que aquellos que niegan la única verdadera fe anunciada por la iglesia, deben ser sacados del mundo mediante la muerte, ya que las pobres erradas almas ya no caerían en la eterna condenación.

En el concilio de Lateran de 1179, la iglesia logró imponer, que todos los gobernadores seculares debían actuar contra los herejes. El emperador Federico I Barbarossa dictó entonces la proscripción contra los herejes excomulgados. Con esto el estado se mostró como un fiel colaborador de la iglesia en asuntos de persecución contra distinto pensantes. La herejía era ahora en Alemania un crimen contra el emperador y el imperio.

En el año 1223, el papa Gregorio IX utilizó a la orden del “santo” Domingo contra los herejes. Canes domini – perros del Señor los llamaba el pueblo, ya que desataban detrás de los herejes como sabuesos, los cazaban como a animales salvajes y los arrastraban a los tribunales de la inquisición. Debido a sus “grandes servicios” en el combate contra los herejes, Domingo fue declarado santo por la iglesia. Los frailes de la orden vivían en el ascetismo y la pobreza, lo que magníficamente le servía a la iglesia como una “máscara de pobreza”, que se puso para mejorar su imagen y también para quitarle creyentes al auténtico movimiento de pobreza de los cátaros.



Ell “santo” Domingo, como guía de la inquisición está quemando los escritos “heréticos” de los cátaros. Por sus “méritos” fue declarado santo.

La tortura ordenada por el representante de Dios en la Tierra

Si “creyentes” herejes se dejaban convertir, y abjuraban, prometían decir la verdad pura y delataban la mayor cantidad de cómplices, escapaban con castigos relativamente leves: Flagelación, costosos peregrinajes y portar de por vida la “cruz amarilla”.

Si los herejes negaban confesar su falsa doctrina, y reconocer su “fechoría”, eran expuestos a la tortura, que el papa Inocencio IV en 1252hizo como parte integral del proceso inquisitorio. Con este 9instrumento el acusado prácticamente no tenía ninguna chance, pues con este método se podían obtener todas las confesiones, que querían obtener los jueces eclesiales. Si el creyente se resistía a una conversión, como lo hicieron los “perfectos”, fueron llevados a la hoguera. Ya que a los clérigos les estaba estrictamente prohibido “derramar sangre”, las torturas y las ejecuciones las realizaban las autoridades seculares. Y sin embargo, para evitar las consecuencias de llegar a pecar, los inquisidores se daban entre si la absolución.



Un instrumento de tortura de la inquisición, tan “inteligente” como “efectivo”: El tornillo debía exprimir de la cabeza, la falsa doctrina de los cátaros.

Una enumeración y descripción de los innumerables instrumentos de tortura de la inquisición, llenaría todo un libro, ya que la capacidad inventiva de una fantasía sádica, para martirizar a personas, era enorme. Con el fin de intensificar la creciente persecución, la iglesia aplicó el pérfido método, que los inquisidores debían solventar su vida con la confiscación de los bienes de la víctimas. Ellos realizaban su sangriento oficio como un negocio.

La persecución de ,os herejes cátaros se desembocó en la tal llamada inquisición española bajo el papa Sixto IV, el rey Fernando y la reina Isabel de España, que con casi 2 millones de víctimas muertas. Constituía un clímax triunfal horripilante. Pedro Arbués, el más sangriento de todos los inquisidores, fue incluido sin reparo en la lista de los “santos” de la iglesia católica.

¿La iglesia sacó consecuencias de los crímenes de la inquisición?

En el “año santo” 2000n de la iglesia, el papa Juan Pablo II expresó el “mea culpa” de la iglesia católica y pidió perdón por los pecados. Pero aquel que haya creído, que la iglesia reconoce su culpa en la muerte de millones de víctimas de la inquisición, ha nombrado a los responsables, ha mostrado arrepentimiento, y repara dentro lo posible mediante la devolución de las propiedades confiscadas y haya destruido los terribles dictámenes de culpa, acusaciones y resoluciones hacia la inquisición, que aún se encuentran en los archivos, fue amargamente desilusionado. “En algunas épocas los cristianos han permitido en parte, métodos de la intolerancia…”, esto fue era lo único que supo decir el papa en relación al holocausto y las aniquilación en masa de los cátaros y los muchos otros distinto pensantes.

Unos numerosos, atentos y críticos contemporáneos, observan e informan sobre la “Nueva inquisición” (Hubertus Mynarek) que se aplica en la actualidad contra comunidades religiosas que piensan en firma distinta, por parte de la iglesia católica y también evangélica en Alemania. En especial son acosados aquellos, que viven y quieren revivir el auténtico cristianismo. Por cierto las hogueras están prohibidas para la iglesia, pero ella tiene el poder y aplica métodos, que desafían los derechos fundamentales y denuncian a las personas, destruyen sus puestos de trabajo, o impedir que ejerzan sus creencias – y como en sus tiempos, reciben la ayuda del estado (alemán). La documentación del actuar de ambas grandes iglesias ya llenan un libro completo (Ver bibliografía).

La inquisición encontrará un término cuando la iglesias hayan reconocido los derechos humanos vigentes, y vuelvan valorizar nuevamente los mandamientos cristianos originarios – y vivan según estos.

Bibliografía:
Ketzer contra Kirche, Die Verfolgung der Katharer in Frankreich, in „Damals“, Magazin für Geschichte und Kultur;
Michel Roquebert, Die Religion der Katharer;
Hubertus Mynarek, Die neue Inquisition;
Matthias Holzbauer, Verfolgte Gottsucher;: Der Steinadler und sein Matthias Holzbauer Schwefelgeruch. Das neue Mittelalter. Die Verfolgung religiöser Minderheiten in der Geschichte. die Verfolgung der Urchristen im Universellen Leben heute;
Gerhard Wehr, Esoterisches Christentum;

Nota: Para ver bien las figuras, hacer "clic" sobre ellas

Traducido del alemán por aagb, Marzo 2010
Con la gentil autirizacion de Ulf Mattiesen "Die Verbrechen der Kirche " (Los crímenes de la iglesia)

2 comentarios:

Alexánder dijo...

Con el fin de reforzar la lucha armada, en 1231 el papa Gregorio IX instituyó la Inquisición papal. El procedimiento inquisitorial consistió originalmente en denuncias y coacciones y, más tarde, en torturas sistemáticas. Su objetivo era erradicar lo que la espada no había podido destruir. Los jueces inquisidores, en su mayoría dominicos y franciscanos, solo eran responsables ante el Papa. La pena por la herejía era morir en la hoguera. El fanatismo y la brutalidad de los inquisidores fueron tan grandes que provocaron asonadas de protesta en Albi, Toulouse y otros sitios. En Aviñón se mató con violencia a todo el tribunal de la Inquisición.

La rendición en 1244 de la fortaleza de Montségur, último reducto de muchos perfectos, asestó el golpe mortal al catarismo. Unos doscientos hombres y mujeres murieron en hogueras en una quema masiva. En los años siguientes, la Inquisición dio cuenta de los cátaros restantes. Al parecer, el último cátaro murió en la hoguera en Languedoc en 1330. El libro La herejía medieval señala: “La caída del catarismo fue logro principalmente de la Inquisición”.

Es cierto que los cátaros distaban mucho de ser verdaderos cristianos; pero ¿acaso sus críticas a la Iglesia Católica justificaron su cruel exterminio a manos de otros supuestos cristianos? Sus perseguidores y verdugos católicos deshonraron a Dios y a Cristo, y desvirtuaron el cristianismo verdadero con la tortura y el degüello de miles y miles de disidentes.

Albrecht Gundelach dijo...

Alexander entre otras cosas escribió. “Es cierto que los cátaros distaban mucho de ser verdaderos cristianos;”
Sería interesante saber en qué se basa para tal afirmación. ¿Cómo definir a un cristiano verdadero?