13 de enero de 2011

Adán y Eva eran inocentes


Adán y Eva eran inocentes

Realmente hay que asimilar, que absurdos inmorales creen los cristianos:
Y Dios dijo: Hagamos al hombre según nuestra imagen y semejanza (Génesis 1, 26)

Por lo tanto debe existir un dios, que ha creado la tierra y a los humanos. A los hombres los ha creado tal como son, con todas sus deficiencias humanas. A pesar de su supuesta omnipotencia, no logró crear humanos perfectos. La escusa de los cristianos es “libre albedrío”. Da lo mismo, en todo caso dios debería conocer las debilidades del los humanos, ya que él mismo los creó. Una de estas debilidades, que iba a alcanzar una enorme importancia, es la curiosidad.

Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal. (Génesis 2, 9)

Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás. (Génesis 2, 16-17).

Aunque debería saber sobre la curiosidad del hombre, le prohíbe a las primeras personas, Adán y Eva, comer de la futa del árbol de la ciencia del bien y del mal. Una vez más, algo en que pensar. ¿De dónde Adán y Eva iban a saber que lo que es “bueno” y “malo”, sin haber comido la fruta del árbol de la ciencia del “bien” y del “mal”? Sin el conocimiento del bien y del mal, ni siquiera pudieron saber lo que estaban haciendo era malo. Pero esto no le importó a Dios, para él sólo se trataba de encontrar un pretexto, para echar a Adán y a Eva del paraíso, pues en base de su omnisciencia y porque debió conocido la curiosidad de las personas, y que no hubieran podido resistir la tentación

Sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. […] y (Eva) tomó de su fruto, y comió; […] Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; (Génesis 3, 5 -7).

Pasó lo que tenía que pasar, ellos comieron del fruto prohibido. Recién entonces. Pudieron diferenciar entre el “bien” y el “mal”. Y en este momento se dieron cuenta que estaban desnudos. Dios el omnisciente, se dio cuenta de inmediato, que Adán y Eva, tan sin conocimientos e inocentes como eran, iban a caer en la trampa tan cuidadosamente preparada por él. Recién ahora pudo dictar sus drásticos castigos.

Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti. Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás. (Génesis 3, 14-19)

¡El descaro aquí es, que Dios no sólo castigó a las dos personas defectuosas, sino a todos sus descendientes hasta el día de hoy! Aún hoy las mujeres paren con dolor. Aún hoy debemos trabajar duros pata poder comer. Solamente los avances científicos y técnicos nos han alivianado la vida. Ni Dios nos ha liberado de esta culpabilidad por asociación, n i tampoco la muerte en la cruz de Jesús nos ha traído algún alivio.

Los humanos han infringido contra el mandamiento de Dios, al comer del fruto del árbol de la ciencia del “bien” y del “mal”. Esto no es una falta especialmente gravante, ya que los primeros seres humanos no conocían el “bien” y el “mal”, y por lo tanto no eran penalmente responsables, y en segundo lugar fueron tentados para cometer esto: Adicionalmente Dios mismo les puso los árboles deseables frente a sus narices, y por otro lado, mediante la serpiente que les dijo, que nada les iba a suceder. ¿De dónde iban a saber los primeros humanos inocentes y sin experiencias, que la serpiente andaba con malas intenciones? Ellos aún no conocían nada sobre la maldad. No tenían ningún motivo para desconfiar de la serpiente, como de Dios. De ninguna manera fueron penalmente responsables. Por esto jamás debieron haber sido castigados.

Dios, el sádico, al contrario decreta castigos bárbaros por esta pequeña falta:

· La mujer ha de parir con dolores.
· Él maldijo al suelo, de manera que crece la maleza.
· El ser humano debe procurar su alimento con el sudor en su frente, - ¡Dios prácticamente condenó a los humanos a un campo de trabajo!
· Las personan morirán – el primer caso de la pena de muerte
· El castigo no sólo se aplica a los culpables, sino también a sus hijos y los hijos de estos, hasta el día de hoy. ¡Esto es culpabilidad por asociación!
· El castigo hasta hoy, después de milenios del hecho no fue abolido

Queda sin respuesta la pregunta, por qué Dios tentó a los humanos. ¿Por qué planto los árboles con sus apetitosos frutos en el medio del jardín del Edén en vez de no hacerlo, o por lo menos ubicarlos en un Lugar fuera del alcance de las primeras personas? Desde el principio Dios quería encontrar un motivo para castigar a los humanos. Él es un tirano y un sádico.

Castigos atroces por una simple falta, que ni siquiera debió haber sido castigable. Y con este absurdo cuento los cristianos pretenden fundamentar el cuento del pecado original. Todo esto es un invento de los redactores de la Biblia, para crearle una mala conciencia a las personas, y para dar un motivo, por lo cual los humanos necesitan incondicionalmente una salvación y un salvador.

¿Si con esto está rebatió el cuento del pecado originario, entonces para qué murió Jesús en la cruz? Toda la historia salvífica se derrumba como un castillo de naipes, debido a que el fundamento del pecado hereditario se demolió.

Traducido del alemán por A. Gundelach

22 comentarios:

Alexánder dijo...

Un intento de obtener la independencia moral
El árbol del conocimiento era un árbol literal que simbolizaba el derecho que Dios tiene como Gobernante de decidir lo que está bien y lo que está mal para su creación humana. Comer del árbol, por tanto, constituía no solo un robo —pues estaban tomando algo que pertenecía a Dios—, sino también un intento descarado de obtener la independencia moral, o autodeterminación. Fijémonos en que Satanás, después de asegurarle a Eva que ella y su esposo ‘no morirían’ si comían del fruto, añadió: “Dios sabe que en el mismo día que coman de él tendrán que abrírseles los ojos y tendrán que ser como Dios, conociendo lo bueno y lo malo” (Génesis 3:4, 5).
Ahora bien, cuando Adán y Eva comieron del fruto no alcanzaron una comprensión divina del bien y el mal. De hecho, Eva le dijo a Dios: “La serpiente... ella me engañó” (Génesis 3:13). Aun así, Eva conocía el mandato divino, pues hasta se lo repitió a la serpiente, la cual actuaba como portavoz de Satanás (Revelación [Apocalipsis] 12:9). De modo que ella desobedeció a Dios de forma deliberada (Génesis 3:1-3). Adán, en cambio, no fue engañado (1 Timoteo 2:14). Pero en vez de obedecer lealmente a su Creador, escuchó a su esposa e imitó su proceder independiente (Génesis 3:6, 17).
Al independizarse de Jehová, Adán y Eva dañaron para siempre su relación con él, y el pecado se arraigó en su organismo, afectando hasta su misma composición genética. Aunque es cierto que siguieron viviendo cientos de años, “el día” en el que pecaron empezaron a morir, tal como le sucedería a la rama que se cortara de un árbol (Génesis 5:5). Además, por primera vez notaron intranquilidad de espíritu. Se sintieron desnudos e intentaron esconderse de Dios (Génesis 3:7, 8). También experimentaron sentimientos de culpa, inseguridad y vergüenza. Su pecado les produjo una gran agitación interna, y su conciencia los empezó a acusar.
A fin de mantener su palabra y cumplir con sus santas normas, Dios sentenció a Adán y Eva a muerte y los expulsó del jardín de Edén (Génesis 3:19, 23, 24). De ese modo se perdieron el Paraíso, la felicidad y la vida eterna, y se introdujeron el pecado, el sufrimiento y la muerte. ¡Qué tragedia para la familia humana! No obstante, inmediatamente después de sentenciar a nuestros primeros padres, Dios prometió reparar todo el daño que resultara del pecado, sin incumplir sus justas normas.
Jehová decidió tomar medidas para que los descendientes de Adán y Eva fueran liberados del pecado y la muerte, y utilizó para ello a Jesucristo (Génesis 3:15; Mateo 20:28; Gálatas 3:16). Mediante él, Dios eliminará el pecado y todos sus efectos y convertirá toda la Tierra en un paraíso, tal como se propuso en un principio (Lucas 23:43; Juan 3:16).

Alexánder dijo...

Sin embargo, es obvio que el propósito del árbol prohibido de Edén no era servir de espina en la carne para la pareja humana, ni fue designado así con el fin de plantear un problema o servir de objeto de controversia. Si Adán y Eva hubieran reconocido la voluntad de Dios y respetado sus instrucciones, su hogar jardín no se habría perdido y seguiría siendo un lugar de placer y deleite. El registro muestra que fue el adversario de Dios quien impuso ante la humanidad la cuestión y la controversia sobre el árbol, junto con la tentación de violar el mandato de Dios. (Gé 3:1-6; compárese con Rev 12:9.) El que Adán y Eva ejercieran su libre albedrío para rebelarse contra la legítima soberanía de Dios les llevó a la pérdida del Paraíso y de la bendición de vivir dentro de sus confines. Como consecuencia aún más grave, perdieron la oportunidad de comer de otro de los árboles de Edén, el que representaba el derecho a la vida eterna. El relato dice que Jehová “expulsó al hombre, y al este del jardín de Edén apostó los querubines y la hoja llameante de una espada que continuamente daba vueltas para guardar el camino al árbol de la vida”. (Gé 3:22-24.)

Alexánder dijo...

Libre albedrío. Debido a que había sido hecho a la imagen de Dios y según su semejanza, el hombre tenía libre albedrío. También disponía de libertad para escoger entre hacer lo bueno o lo malo. Esta libertad le permitía dar mucha más honra y gloria a Dios que la creación animal, pues podía obedecer voluntaria y amorosamente a su Creador. Podía alabarlo de manera inteligente por sus maravillosas cualidades y apoyar su soberanía. Ahora bien, su libertad era relativa, no absoluta. Podía continuar viviendo feliz solo si reconocía la soberanía de Jehová. Esto lo indicaba el árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo, del que tenía prohibido comer. Hacerlo sería un acto de desobediencia, una rebelión contra la soberanía de Dios. (Gé 2:9, 16, 17.)
Como Adán era “hijo de Dios” (Lu 3:38), su relación con Dios era como la de un hijo con su padre; por consiguiente, debería haberle obedecido. Además, Dios creó en el hombre un deseo innato de adorarle. Si este deseo se desvirtuaba, dirigiría al hombre mal y destruiría su libertad, convirtiéndolo en esclavo de lo creado en vez del Creador, lo que, a su vez, resultaría en la degradación del hombre.
Un hijo celestial de Dios que se rebeló hizo que Eva pecase, y ella puso la tentación ante Adán, quien participó deliberadamente en la rebelión contra Jehová. (Gé 3:1-6; 1Ti 2:13, 14.) Adán y Eva llegaron a ser como aquellos de quienes Pablo habló más tarde en Romanos 1:20-23. Debido a su transgresión, Adán perdió su condición de hijo y su perfección, e introdujo el pecado con la imperfección y la muerte en su descendencia, la entera raza humana. Sus descendientes llevaron desde el nacimiento la imagen de su padre Adán: fueron imperfectos, con la muerte obrando en sus cuerpos. (Gé 3:17-19; Ro 5:12;

Alexánder dijo...

La mujer fue el primer ser humano que pecó. La tentación a la que la sometió el adversario de Dios, quien utilizó a una serpiente como medio de comunicación, no consistió en un llamamiento abierto a la inmoralidad de naturaleza sensual. Más bien, hacía gala de ser un llamamiento al deseo de una supuesta elevación intelectual y libertad. En primer lugar el tentador hizo que Eva repitiese la ley de Dios, que debió haberle transmitido su esposo, y después atacó la veracidad y la bondad de Dios. Aseveró que el comer el fruto del árbol prohibido no resultaría en muerte, sino en iluminación y aptitud como la de Dios para determinar por uno mismo lo que era bueno o malo. Esa declaración revela que en aquel tiempo el corazón del tentador estaba completamente alejado de su Creador, pues sus palabras constituyeron una clara contradicción de lo que Dios había dicho y una calumnia disimulada contra Él. No acusó a Dios de haberse equivocado inconscientemente, sino de tergiversar deliberadamente las cosas, al decir: “Porque Dios sabe [...]”. Cuando se analizan los métodos rebajados que utilizó este espíritu para lograr sus fines, convirtiéndose en un mentiroso y engañador, en un asesino impulsado por su ambición, puede verse la gravedad del pecado y la naturaleza detestable de su desamor, pues obviamente conocía las fatales consecuencias de lo que le estaba proponiendo a Eva. (Gé 3:1-5; Jn 8:44.)
Como muestra el relato, el deseo impropio empezó a obrar en la mujer. En lugar de reaccionar con completa repugnancia y justa indignación por ponerse en duda la justicia de la ley de Dios, llegó a mirar al árbol como algo deseable. Codició lo que correctamente le pertenecía a Jehová Dios como su Soberano: su aptitud y prerrogativa de determinar lo que es bueno y lo que es malo para sus criaturas. De este modo, empezaba a conformarse a los caminos, las normas y la voluntad del opositor, que contradecía abiertamente a su Creador y a su cabeza nombrado por Dios, su esposo. (1Co 11:3.) Confiada en las palabras del tentador, se dejó seducir, comió del fruto y así puso de manifiesto el pecado que había nacido en su corazón y en su mente. (Gé 3:6; 2Co 11:3; compárese con Snt 1:14, 15; Mt 5:27, 28.)
Más tarde, cuando Eva le ofreció el fruto a Adán, este tomó de él. El apóstol muestra que el pecado del hombre difirió del de su esposa en el sentido de que Adán no fue engañado por la propaganda del tentador, y por consiguiente no hizo ningún caso de la alegación de que podía comerse del árbol con impunidad. (1Ti 2:14.) Por lo tanto, el que Adán comiera tuvo que deberse a su deseo por su esposa, de modo que ‘escuchó la voz de ella’ más bien que la de su Dios. (Gé 3:6, 17.) Se conformó a los caminos y a la voluntad de ella, y por medio de ella, a los del adversario de Dios. Por lo tanto, ‘erró el blanco’, no actuó a la imagen y semejanza de Dios, no reflejó la gloria de Dios, y de hecho, insultó a su Padre celestial.

Alexánder dijo...

Los efectos del pecado. El pecado hizo que el hombre ya no estuviera en armonía con su Creador. No solo dañó sus relaciones con Dios, sino también sus relaciones con el resto de la creación de Dios, e incluso se dañó a sí mismo, a su mente, corazón y cuerpo. Las consecuencias fueron funestas para la raza humana.
La conducta de la pareja humana reveló inmediatamente esta falta de armonía. El que cubrieran ciertas partes de su cuerpo, que Dios había hecho, y el que después intentaran esconderse de Él, eran indicios claros del alejamiento que se había producido en su mente y corazón. (Gé 3:7, 8.) De manera que el pecado introdujo en ellos sentimientos de culpabilidad, ansiedad, inseguridad y vergüenza. Este hecho ilustra la idea que el apóstol destacó en Romanos 2:15, donde dijo que la ley de Dios está ‘escrita en el corazón del hombre’, de modo que su violación trastocaría el interior del hombre y su conciencia le acusaría de haber actuado mal. Por decirlo así, el hombre tenía incorporado un detector de mentiras que hacía imposible que escondiese su condición pecaminosa ante su Creador. En respuesta a la excusa que el hombre le ofreció para explicar su cambio de actitud hacia su Padre celestial, Dios le preguntó: “¿Del árbol del que te mandé que no comieras has comido?”. (Gé 3:9-11.)
Para ser consecuente consigo mismo, así como para el bien del resto de su familia universal, Jehová Dios no podía aprobar tal proceder pecaminoso ni por parte de sus criaturas humanas ni por parte del hijo celestial que se había rebelado. Manteniendo su santidad, Dios les impuso a todos ellos con toda justicia la sentencia de muerte. Luego se expulsó a la pareja humana del jardín de Dios en Edén, y por lo tanto se le cortó el acceso a otro árbol que Dios había designado como el “árbol de la vida”. (Gé 3:14-24.)

Albrecht Gundelach dijo...

Primer comentario de Alexander
Este relato habla de un dios que creo a unos seres, sabiendo lo que iban hacer y así de todos modos, los tienta, amenazándolos con la muerte. Posteriormente los redactores de este texto hacen decir a Eva, que fue la serpiente que los engañó, pero en la realidad de este cuento, fue una vil trampa que ese dios les puso estos dos personajes. Este cuento demuestra la inmoralidad de aquel o aquellos que inventaron este cuento.

2° Comentario de Alexander
Alexander comete aquí un error lógico, presupone que estas dos figuras mitológicas podían tomar una libre dedición, antes de saber que era bueno o malo. No tenían esa capacidad discriminativa
3er comentarioAntes de conocer la diferencia entre el bien y el mal, no tenían la capacidad de distinguir, eran como bebés.
El libre albedrío fue un invento para disculpar a ese dios de todos los males de la Tierra.
No existe la perfección. Ese dios de la biblia tampoco es perfecto, debió haber sabido lo que Adán y Eva iban a hacer. Esto es otra de las pruebas de que ese dios, cómo todos en los cuales alguna vez ha creído el hombre, no son más que productos de la imaginación humana.

4° comentario
El fondo de todo esto es una fábula donde se trata de justificar todos los males que suceden en este mundo a los primeros y ficticios humanos y a un personaje también ficticio llamado Satanás, para liberar al dios bíblico, supuestamente la bondad y el amor absoluto, de todos los males del mundo.
5° comentario
La palabra “Pecado” es un concepto religioso. Se considera pecado una acto contra la voluntad arbitraria de alguna divinidad.
Los seres humanos, que nos consideramos libres de doctrinas y dogmas religiosos – que sólo sirven para oprimir a las personas – podemos cometer delitos o crímenes. Si alguien me dice que soy un pecador, lo considero como un insulto gratuito y una grosería
Nota: Citas bíblicas, como fundamento en un debate, para un ateo son irrelevantes

Alexánder dijo...
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Alexánder dijo...

En un momento dado, sin embargo, un hijo angelical de Dios se propuso con descaro erigirse en un dios rival de Jehová. Esa criatura espiritual, a quien llegó a conocerse como Satanás el Diablo, quería que se le adorara. A fin de controlar a otros seres y así lograr su objetivo, dio origen a la mentira, y con ello se convirtió en “mentiroso y el padre de la mentira” (Juan 8:44).
Valiéndose de una serpiente, Satanás le dijo a la primera mujer, Eva, que si hacía caso omiso del mandato divino y comía del fruto prohibido, no moriría, lo cual era mentira. Le dijo, además, que así llegaría a ser como Dios, pues conocería lo bueno y lo malo. También eso era falso. Aunque Eva no había escuchado nunca una mentira, tuvo que darse cuenta de que las afirmaciones de la serpiente no concordaban con lo que Dios le había dicho a Adán, su esposo. Aun así, optó por creer a Satanás más bien que a Jehová. Totalmente engañada, tomó el fruto y comió de él. Más tarde, Adán también comió del fruto (Génesis 3:1-6). Al igual que Eva, Adán nunca había escuchado una mentira, pero a él no se le engañó (1 Timoteo 2:14). Por su forma de actuar demostró que rechazaba a su Hacedor, lo que tuvo consecuencias desastrosas para la humanidad. A causa de la desobediencia de Adán, el pecado y la muerte —junto con la corrupción y un sufrimiento indecible— se extendieron a todos sus descendientes (Romanos 5:12).
También la mentira se extendió. Debemos entender que las falsedades pronunciadas en el jardín de Edén constituyeron ataques contra la veracidad del propio Jehová. Satanás afirmó que Dios estaba privando de algo bueno a la primera pareja mediante engaños, afirmación que, obviamente, era falsa. Adán y Eva no obtuvieron ningún beneficio de su desobediencia. Tal como Jehová les había dicho, murieron. No obstante, el ataque difamatorio de Satanás contra Jehová prosiguió, hasta el punto de que, siglos después, el apóstol Juan escribió por inspiración divina que el Diablo estaba “extraviando a toda la tierra habitada” (Revelación [Apocalipsis] 12:9). Para impedir que Satanás nos extravíe, debemos tener confianza absoluta en la veracidad de Jehová y de su Palabra. ¿Cómo podemos cultivar y profundizar nuestra confianza en Jehová y fortalecernos para no ser vulnerables a los engaños y mentiras promovidos por su gran adversario?

Albrecht Gundelach dijo...

Alexander, no se puede tomar un relato de un mito y tratarlo como si fuese un hecho real.

Alexánder dijo...

la Biblia siempre se refiere a Adán y Eva como seres humanos reales, y no como personajes ficticios. Fíjese en los siguientes ejemplos:

• “[Dios] hizo de un solo hombre toda nación de hombres.” (HECHOS 17:26.)

• “Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y la muerte mediante el pecado, y así [...] la muerte reinó desde Adán hasta Moisés.” (ROMANOS 5:12, 14.)

• “El primer hombre, Adán, llegó a ser alma viviente.” (1 CORINTIOS 15:45.)

• “Adán fue formado primero, luego Eva.” (1 TIMOTEO 2:13.)

• “También profetizó respecto de [los malvados] Enoc, el séptimo en línea desde Adán.” (JUDAS 14.)

Pero sobre todo, el testimonio bíblico más confiable sobre la existencia de Adán y Eva es el del propio Jesucristo. En una ocasión en que le preguntaron si divorciarse estaba permitido, él respondió: “Desde el principio de la creación ‘[Dios] los hizo macho y hembra. Por este motivo dejará el hombre a su padre y a su madre, y los dos serán una sola carne’ [...]. Por lo tanto, lo que Dios ha unido bajo un yugo, no lo separe ningún hombre” (Marcos 10:6-9). ¿Verdad que Jesús no utilizaría una alegoría para establecer una norma con respecto al vínculo matrimonial? Está claro, entonces, que Jesús consideraba el relato de Génesis como una historia real.Con razón, al analizar la evidencia que ofrecen las Escrituras, el Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado concluye: “El Nuevo Testamento confirma así la historicidad de los relatos de los primeros capítulos de Génesis”.

Albrecht Gundelach dijo...

¿Cómo es posible que en el siglo 21 con todos los avances tecnológicos y conocimientos científicos, todavía existen personas, que toman como verdadero cuentos que fueron escritos por personas ignorantes de hace más de 4 a 6000 años? ¡Yo no lo entiendo!

Plinio Fermin dijo...

Albrecht Gundelach uno de los principales problemas que tienen los creyentes es que consideran a la biblia como un libro de historia.

Partiendo de ese "hecho" ya hay que justificar todo.

Albrecht Gundelach dijo...

¡Cierto!
Lo malo de todo esto es que muchos cristianos fundamentalistas, enseñan esto como una verdad. Y con este adoctrinamiento envenenan las mentes de niños pequeños, que después se vuelven intolerantes.

Anónimo dijo...

me alegra saber que todavia hay gente que se preocupa por conocer la verdad de la vida y de por que existimos o para que fuimos creados..y tb de que las personas se preocupen por ayudar a acercar a esas personas a la verdad que es dios. Algo breve.. dios por ser dios, es el unico conocedor verdaderamente de lo que es malo y lo bueno para una persona, nos creo a su imagen y semejanza..pero la unica forma de no imponernos su gobierno para que le obedezcamos, era dejarnos la posibilidad de elegir por nosotros mismos lo q ns parece bien o mal hacer y hacernos cargo de las consecuencias de lo q hagamos. en esta vida con las desiciones que tomemos sean buenas o malas, nos daremos cuenta, q con el sufrimiento, al no saber exactamente lo qu e es bueno o malo tendriamos el deseo verdadero, la necesidad de su gobierno para nuestras vidas en paz y felicidad..nosotros elegimos en la vida si es a dios o no, al libre alberdio, luego deberemos prepararnos para las consecuencias de ntras obras..

Albrecht Gundelach dijo...

Cómo ya lo dije en otras oportunidades, el libre albedrío desde el punto de vista teísta es una falacia teológica, no existe. No existe una voluntad libre si sólo tienen dos opciones donde elegir, o crees y aceptas al dios de la biblia o te vas al infierno por el resto de la eternidad, esto no es arbitrio libre, esto una extorción de una brutalidad extrema.
También el Jesús de los evangelios lo habría dicho. “El que no está conmigo, está contra mí;” Mateo 12:30 y Lucas 11:23. Esto es al puro estilo mafioso.

Anónimo dijo...

es importante conocer las citas biblicas para conocer a dios..y si, el q no esta con el, esta contra el, porque el es amor, y el amor va encontra de cualquier tipo de maldad desde la mas leve a la mas grave,seria una injusticia si permitiera q la maldad q se realiza a las personas,siendo sin arrepentimiento con intencion y conciencia de la misma, no tuviese castigo alguno. Es como si una pers pudiera hacer daño a otra, reiteradamente y la otra persona deba padecer en su vida los sufrimientos q esta le ocacione sin encontar justicia alguna,como les sucede a muchas pers.no es que soy malo, me muero, y ya está me savo, al contrario,el la muerte es el paso para la recompensa por lo que hicimos.. como dije hay distintos niveles de maldad y diferentes castigos segun esa maldad, por supuesto q dios sabe hasta que punto perdonar, y hasta q punto castigar al q se lo merece.por eso tb es importante reconocer q necesitamos conocerlo a el para orientarnos y q nos demuestre q esta bien o mal, antes de que nos demos cuenta por nosotros mismos el daño q realment hacemos,y cuando ns llegue la muerte, sin haber cambiado o sin arrepentirnos nos muestre en su juicio todo el mal que hemos hecho concientemente y sin importarnos los sufrimientos d las personas .. en la vida tendremos el castigo consecuente de nuestros propios actos, porque el que sigue un camino de maldad u oscuridad, encuentra mas oscuridad en su vida

Albrecht Gundelach dijo...

Gracias por opinar en mi blog.
Para poder afirmar, que el dios de la biblia es amor, hay que resolver dos problemas, a ser: El problema de Eutifrón, y el de la teodicea.
Tú hablas de distintos niveles de maldad. Aquí nos encontramos, que es lo que se entiende por maldad. El concepto “maldad” es una percepción totalmente subjetiva. Lo que para una persona pueda ser algo malo no necesariamente lo es para otro.
Basarse en el concepto maldad, estipulado en un texto sagrado, es moral y éticamente inaceptable, puesto que se basa en normas dictadas por representantes autodenominados de una religión y que vierten en e ellas sus percepciones personales que a ellos no les afecta.
Si consideramos la maldad como un crimen o un delito, en general los humanos nos hemos dado leyes para castigar esto, en forma proporcional al crimen o al delito. Mientras que los castigos con los que amenaza el dios de la biblia son totalmente desproporcionados a la falta cometida, en este caso al pecado, que no es sinónimo de delito y crimen, puesto que mucho de lo que las religiones consideran como pecado, desde el punto de vista de las leyes humanas no son considerados ni siquiera como una falta.
Muchas personas a las cuales se les ha hecho un grave daño, por ejemplo, asesinado un pariente muy querido, y donde la justicia terrenal no ha logrado resolver esto; estas personas al sentirse tremendamente frustradas claman por una justicia celestial o divina. Ya lo hemos escuchado muchas veces: “Hay un dios allá arriba”. Y aunque fuese un delito menor, cómo un robo, las personas frustradas, les desean a los infractores castigos infernales.
Actuar bien y no cometer una maldad, dígase pecado, en espera de un premio o castigo en el allende, es absolutamente inmoral
Y con la muerte se acaba todo, es el fin natural de la naturaleza, valga la redundancia.

Alexánder dijo...

En en inicio de la historia se desafio la soberanía de Jehová Dios. ¿Cómo? Adán, el primer hombre, había recibido órdenes divinas de no comer de cierto árbol del jardín paradisíaco donde vivía. ¿Qué le sucedería en caso de desobedecer?
“Positivamente morirás”, le advirtió el Altísimo (Génesis 2:17). Aquel mandato no suponía ninguna privación para él ni para su esposa, Eva.

Sin embargo, Satanás convenció a la mujer de que Jehová era demasiado restrictivo. ¿Qué le ocurriría si llegaba a comer del árbol? El Diablo le dijo de manera terminante:
“Positivamente no morirán. Porque Dios sabe que en el mismo día que coman de él tendrán que abrírseles los ojos y tendrán que ser como Dios, conociendo lo bueno y lo malo” (Génesis 3:1-5).


Con estas afirmaciones, Satanás daba a entender que Jehová había ocultado a Eva datos de suma importancia para ella, y que de hecho le había mentido. El Diablo tuvo cuidado y no cuestionó que la soberanía de Dios fuera real, sino que fuera legítima, justa y merecida. Es decir, sostuvo que no la ejercía con equidad ni buscando los mejores intereses de sus súbditos.

Más tarde, Adán y Eva desobedecieron a su Hacedor al comer del árbol prohibido, lo que los hizo merecedores de la pena de muerte, tal y como él había decretado.

La mentira del Diablo suscitó preguntas trascendentales: ¿de verdad tiene Jehová el derecho de regir al hombre, o debería este gobernarse por sí mismo?, ¿ejerce Dios su soberanía del mejor modo posible? Al ser todopoderoso, pudo haber destruido en el acto a los rebeldes. Pero aquellas cuestiones no aludían a su poder, sino a su gobierno. Por lo tanto, la eliminación de Adán, Eva y Satanás no demostraría la justicia de dicho gobierno, sino que, por el contrario, la pondría aún más en duda.

El único modo de determinar si los seres humanos eran capaces de gobernarse bien por sí mismos, con independencia del Creador, era permitir el paso del tiempo.

Albrecht Gundelach dijo...

Aquí cabe hacerse las siguientes preguntas
● ¿Por qué Dios no quería que los supuestos primeros humanos no supieran sobre el bien y el mal?
● ¿Si Dios no quería que supieran sobre aquello, por qué planto el árbol ahí?
● ¿Por qué Dios puso ese árbol en el centro del edén?
● ¿Si Dios no quería que Adán y Eva supieran del bien y del mal, por qué hizo que esta “fruta” fuese la más apetitosa?
● ¿Si Dios es omnisapiente, él sabía de ante mano que ellos iban comer de ese fruto, por qué colocó ese árbol ahí?
● ¿Por qué Dios dijo que si iban a comer de ese fruto iban a morir, sin embargo Adán y Eva vivieron unos 900 años?
● Ustedes los creyentes van a decir ahora, que la primera pareja tenían el libre arbitrio para elegir ¿Pero cómo lo iban a saber si todavía no habían comido del fruto?
La inmoralidad de esta historia es casi inconcebible. Primero Dios los tienta con esta fruta, luego les prohíbe comerla pero prácticamente se la presenta en bandeja. Dios sabía que esa pareja antes de conocer la diferencia entre el bien y el mal, no podían saber si era malo o no desobedecer su orden. Y una vez cometido ese terrible pecado los castiga y con ello a toda su descendencia hasta los días de hoy. Si este cuento ni fuese una verdadera antología de la inmoralidad, sería para desternillarse de la risa.

Alexánder dijo...

Aquí cabe hacerse las siguientes preguntas
● ¿Por qué Dios no quería que los supuestos primeros humanos no supieran sobre el bien y el mal?

Jehová los dotó de inteligencia y libre albedrío.
El árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo simbolizaba el derecho exclusivo que Dios tiene de decidir lo que está bien y lo que está mal (Jeremías 10:23). Por eso es que Jehová consideraba que comer de aquel árbol era una falta muy grave. Y el árbol de la vida representaba la vida eterna, un don que solo Dios puede conceder (Romanos 6:23).

● ¿Si Dios no quería que supieran sobre aquello, por qué planto el árbol ahí?

Jehová los dotó de inteligencia y libre albedrío, dándoles así la oportunidad de decidir por sí mismos si le serían o no fieles. Aunque Jehová puede ver el futuro, decide cuándo hacerlo y cuándo no (1/1, páginas 13 a 15).

En realidad, Dios fue justo y amoroso al advertirle a Adán: “De todo árbol del jardín puedes comer hasta quedar satisfecho. Pero en cuanto al árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo, no debes comer de él, porque en el día que comas de él [...] morirás” (Génesis 2:16, 17). Como vemos, Jehová le dio a la primera pareja la oportunidad de elegir entre morir y vivir para siempre.

● ¿Por qué Dios puso ese árbol en el centro del edén?
● ¿Si Dios no quería que Adán y Eva supieran del bien y del mal, por qué hizo que esta “fruta” fuese la más apetitosa?

El hecho de que se otorgara a Adán y Eva el privilegio de decidir por sí mismos no significaba, obviamente, que cualquier decisión que tomaran produciría buenos resultados. Debían hacer uso de dicha libertad sin traspasar los preceptos y principios divinos. ¿Cómo sabrían cuáles eran? Escuchando al Creador y observando sus obras. Jehová dio a Adán y Eva la inteligencia necesaria para poner en práctica lo que aprendían. Como habían sido creados perfectos, tenderían por naturaleza a reflejar las cualidades de Dios a la hora de tomar decisiones. Y sin duda procurarían que así fuera, si de veras agradecían lo que él había hecho por ellos y deseaban agradarle (Génesis 1:26, 27; Juan 8:29).

Alexánder dijo...

● ¿Si Dios es omnisapiente, él sabía de ante mano que ellos iban comer de ese fruto, por qué colocó ese árbol ahí?

Es cierto que la sabiduría de Jehová incluye la capacidad de saber “desde el principio el final” (Isaías 46:9, 10). Pero eso no significa que siempre utilice esa capacidad, tal como no tiene por qué usar siempre todo su poder. En su sabiduría, él decide cuándo saber lo que va a pasar y cuándo no. Y solo lo hace si lo considera apropiado.

Las Escrituras muestran que, en muchas ocasiones, Dios prefirió no saber lo que iba a pasar. Por ejemplo, cuando Abrahán estaba a punto de sacrificar a Isaac, Jehová le dijo: “Ahora sé de veras que eres temeroso de Dios, puesto que no has retenido de mí a tu hijo” (Génesis 22:12). Por otro lado, son varias las veces en las que Dios llegó a “sentirse herido” por la conducta de ciertas personas, lo cual habría sido muy improbable si ya sabía que iban a actuar mal (Salmo 78:40, 41; 1 Reyes 11:9, 10).

Así pues, la conclusión más lógica es que nuestro sabio Creador decidió no utilizar su poder para averiguar si Adán y Eva iban a pecar. Está claro que haber creado a los seres humanos sabiendo por anticipado lo que iba a ocurrir habría sido un sinsentido.

● ¿Por qué Dios dijo que si iban a comer de ese fruto iban a morir, sin embargo Adán y Eva vivieron unos 900 años?

Al independizarse de Jehová, Adán y Eva dañaron para siempre su relación con él, y el pecado se arraigó en su organismo, afectando hasta su misma composición genética. Aunque es cierto que siguieron viviendo cientos de años, “el día” en el que pecaron empezaron a morir, tal como le sucedería a la rama que se cortara de un árbol (Génesis 5:5).

● Ustedes los creyentes van a decir ahora, que la primera pareja tenían el libre arbitrio para elegir ¿Pero cómo lo iban a saber si todavía no habían comido del fruto?

Por otra parte, Jehová les concedió a estos dos seres perfectos e inteligentes libre albedrío, es decir, libertad de decisión. No eran simples robots programados para complacerle. Y es lógico que el Creador los dotara con esa facultad. A fin de cuentas, ¿a quién le gusta que otra persona intente complacerle únicamente por el sentido de obligación, y no por amor? Como es natural, para Jehová era muy importante que Adán y Eva decidieran por sí mismos si le serían fieles o no. Quería que la obediencia les saliera del corazón (Deuteronomio 30:19, 20).

Albrecht Gundelach dijo...

Alexander, una leyenda cómo esta, que se basa en un mito no es más que un cuento de hadas