17 de marzo de 2011

La ira de Dios

La ira de Dios

En una página de los Adventistas del Séptimo Día, encontré una respuesta a una consulta sobre la ira de “Dios”. Desde algún tiempo me ha llamado la atención de la creencia de los cristianos en un dios que puede ser furibundo y que al mismo tiempo sería un dios de una bondad infinita, esto para mi es totalmente incongruente, y estaría indicando la imperfección del dios de la Biblia.

Mis respuestas (R), están escritas como siempre con letras en azul.

En algunas de las respuestas a preguntas bíblicas usted mencionó la ira de Dios. ¿Qué es?

Nadie quiere ser objeto de la ira; y mucho menos de la de Dios. Entiendo por qué algunas personas se sienten incómodas acerca de este tema. Por causa de la condición moral y espiritual de la raza humana, todos merecemos y somos por naturaleza objeto de la ira de Dios (Efe. 2:3). Vivimos en una era de sentimentalismo y permisividad, que hace difícil aceptar la realidad de la ira de Dios. Por lo tanto, algunos tienden a redefinirla, al enfatizar que Dios es amoroso por naturaleza, y sugieren que el amor de Dios y su ira son incompatibles. Pero la realidad es que la ira de Dios no puede ser borrada de las Escrituras. Deberíamos mantener esto en mente cuando discutimos este importante tema.
R: El dios en cual creen lo cristianos, no es un dios amoroso por naturaleza. El dios descrito en el Antiguo Testamento, es un dios celoso y vengativo por naturaleza. Y según la Biblia, su ira fue tan grande que quiso eliminar a todo ser viviente incluyendo a las plantas, en otras palabra, destruir lo que él mismo creó., por los supuestos “pecados” de la humanidad. Se había arrepentido, luego se vuelve a arrepentir, dejando que una familia rescate a todos los animales (Relato digno de los cuentos de las “Mil y una Noches”). Ahora que implica esto, el dios descrito en las sagradas escrituras no es un ser perfecto, un ser perfecto no comete errores de los cuales después tiene que arrepentirse. Luego no puede existir un dios todo poderoso que lo sabe todo.


1. La ira divina y el enojo humano. El enojo y la furia humanos no pueden ser utilizados como un modelo de referencia para la interpretación y el entendimiento de la ira de Dios. Nuestro enojo es irracional, y nos daña a nosotros y a los demás.
R: Cuando Jesús, según los evangelios, supuestamente derribó las mesas de los cambistas y comerciantes que se encontraban en el templo, su acción de tumbar los puestos de esta gente, también fue irracional, lo que demuestra que ese “Jesús” no fue perfecto, conclusión no es un dios.


Expresa nuestra pérdida de autocontrol o nuestra falta de dominio sobre nuestras emociones, y revela nuestro deseo de controlar a los demás a cualquier costo. Es una expresión del deterioro y del desequilibrio que el pecado ha causado en nuestro ser interior, y que hace que nos sea imposible coexistir con los demás en una relación armoniosa. Por otro lado, la ira de Dios no está contaminada por el pecado y, por lo tanto, está bajo el control del poder del amor. Su primera intención es sanar, procurando la restauración del orden dentro de su creación (Heb. 12:6; Apoc. 20:15-21:11).
R Si le damos crédito a la Biblia, y de acuerdo a lo expuesto aquí, el dios bíblico, la querer eliminar a todo ser viviente y al destruir a Sodoma y Gomorra su ira era premeditada y él estaba consciente de lo que iba a hacer. Aquí se junto su ira y su deseo de venganza contra seres humanos, porque aparentemente los pecados que cometió esa gente fue una terrible abominación para ese dios. Luego la premisa que esgrimen los cristianos que “Dios” ama al hombre pero aborrece al pecado, no es cierta. Ese dios eliminó a personas, pero al pecado no lo eliminó. Aquí hay dos opciones “Dios” no pudo, entonces no es omnipotente, o no quiso entonces no es misericordioso. Por consiguiente el dios de los cristianos no es un dios perfecto.


2. La ira de Dios y el pecado. La ira de Dios no parece ser un atributo permanente de su naturaleza; es decir, algo que por naturaleza caracteriza constantemente a Dios y a sus acciones. Dado que su ira no es irracional, siempre existe una razón para ella o algo que la provoque (Deut. 4:24). Es provocada por el pecado y es, fundamentalmente, su reacción ante la presencia irracional del pecado y del mal en la vida de sus criaturas, y en el mundo creado (Rom. 1:18). En consecuencia, su ira es momentánea, y llegará a su fin una vez que sus buenos propósitos sean alcanzados. Está en marcado contraste con su amor, que dura para siempre (Isa. 54:8).
R: Si la ira de “Dios” es provocado por el pecado, entonces debería eliminar al pecado y no a aquellos que lo cometen. Fuera de esto el propio dios es el culpable de la existencia del pecado ya que según la doctrina cristiana el dios de la Biblia es el creador de todo. Y si “Dios” no lo hiso entonces no es omnipotente. Un ser que es capaz de crear la maldad y el pecado no puede ser al mismo tiempo y ser infinitamente bondadoso. El autor de este artículo habla de “contraste” no es un contraste es una tremenda contradicción.


3. La ira de Dios es escatológica. Siendo que la ira de Dios es una manifestación de su voluntad de restaurar el mundo a su orden, armonía y justicia originales, es fundamentalmente un evento escatológico (Rom. 2:5; Apoc. 16).
R: Vemos nuevamente la incompatibilidad de ese dios con la perfección, un ser perfecto no necesita restaurar nada.


Puede ser adecuadamente llamada como "la extraña obra" de Dios (Isa. 28:21). En ese momento escatológico, la totalidad de la ira de Dios se revelará (Apoc. 15:1), y todos recibirán de acuerdo con sus obras. No es una autodestrucción personal o una fuerza impersonal que actúa sobre los pecadores y Satanás. Dios participa activamente, al ponerle personalmente un punto final al pecado, con el fin de restaurar la armonía cósmica que él estableció en el principio.
R: Es el mismo perfecto ser que creó A y luego B, luego culpa a su creación por la existencia de B y los quiere castigar. Esto nos habla de una maldad realmente intrínseca de ese malévolo ser que los cristianos adoran como a un dios de amor.


4. La ira de Dios dentro de la historia. Aunque es, fundamentalmente, un evento escatológico, la ira de Dios ya está presente, en algún sentido, en este mundo (Rom. 1:18). A veces, consiste en entregar a los pecadores al poder del mal (vers. 28).
R: Con esto se demuestra la inconmensurable maldad de ese dios. Les entrega el poder del mal que el mismo creó, para luego castigarlos. Es lo mismo si le doy una pistola a un niño y le digo que mate al vecino y si no lo hace lo amenazo con castigarlo, por desobediente, y luego lo castigo en forma totalmente desproporcional por lo que hizo, y además me excuso, pero el niño tenía la libertad de hacerlo o no.


Otras veces, Dios interviene directamente y castiga a los pecadores que no se arrepienten (Gén. 6:17) o quita su poder controlador sobre la naturaleza, lo que tiene como resultado la destrucción y la muerte (Gén. 19:24, 25). Estas expresiones históricas de la ira de Dios establecen límites a la incursión del pecado en la sociedad o entre su pueblo (Éxo. 32:11), y tienen una intención redentora.
R: En las dos citas bíblicas arriba mencionadas, se deduce claramente que “Dio” castiga eliminando a los pecadores y no elimina al pecado. Esto es absolutamente perverso, según la doctrina cristiana “Dios” como creador de todo – ya lo mencioné arriba – también creó el pecado, pero como lo acabamos de ver no elimina al pecado, pudiéndolo hacer, y luego “tiene una intención redentora”. Pero se queda con la intención, ¿será porque se regocija castigando a los pecadores? No debemos olvidar que pecar en el fondo significa actuar en contra de los mandamientos y las órdenes de “Dios”, que en lo humano no es idéntico a crimen. No todos los pecados son crímenes.


5. La ira de Dios y nosotros: La ira de Dios contra el pecado humano revela su lado afectivo. Indica que toma al pecador seriamente, que no nos ignora incluso cuando estamos en rebelión contra él.
R: ¿Cuál es el motivo por lo cual un ser supuestamente de una bondad infinita crea el pecado, para que nosotros caigamos en él? Ahí viene ahora que él no nos obliga a pecar, o sea. Que tenemos el libre albedrío de elegir, pero veamos que dice por ejemplo Martín Lutero al respecto:
"De esta manera, la voluntad humana está situada en medio de ambos [in medio], igual que una cabalgadura, si Dios la está montando, quiere y va donde Dios quiere, como dice el salmo "Era como una bestia delante de ti. Con todo, yo siempre estuve contigo" [Salmo 73, 22-23]. Si Satanás la monta, quiere y va donde Satanás quiere. Y él no tiene la libertad de decisión [in eius arbitrio], de ir hacia su jinete o buscarlo, en cambio los jinetes pugnan por sujetarlo y poseerlo" (WA 18, pág. 635).
El libre arbitrio para los cristianos es ficción.


En otras palabras, toma nuestras acciones tan seriamente, que al reaccionar ante ellas con su ira nos está mostrando su deseo de interactuar con nosotros. Ignorar a las personas muestra irrespetuosidad y ausencia de amor; cuando Dios reacciona ante nuestro pecado, nos está diciendo claramente que somos importantes para él, que no nos abandona fácilmente, que la relación aún no se ha terminado. El amor de Dios y su ira no son incompatibles.
R: La ira no es un una manera adecuada para interactuar con alguien, la ira es negativa. Existen muchas maneras mucho más positivas para demostrar la importancia que puede tener una persona para nosotros. La ira, venda de quien venga no es compatible con el amor.


6. La ira de Dios y la salvación. La ira de Dios no es el destino inexorable de los seres humanos, a menos que ellos lo elijan.
R: Esta ira, según las enseñanzas del cristianismo, rápidamente se convierte en un eterno castigo en el infierno. Y ya sabemos lo que enseña, por ejemplo Lutero sobre la libertad de elección.

Jesús "nos libra de la ira venidera" (1 Tes. 1:10), al tomar sobre sí mismo, como nuestro sustituto, la maldición de la Ley (Gál. 3:13).
R: Según esta premisa, hagamos lo que hagamos ya estaríamos salvados de ir al infierno, luego el infierno ya no se justifica.



Nosotros, que hemos sido justificados por fe, ¡"seremos salvos de la ira"! (Rom. 5:9). Gracias a Cristo, ya no somos más hijos de la ira. ¡Alabemos al Señor!
R: Esto confirma lo que afirmé arriba. ¿Pero por qué hemos de alabar a un dios que creó el pecado, que no impide que los cometamos, que tampoco nos da la posibilidad de elegir? Y otra incongruencia es que le debemos pedir que no nos deje caer en la tentación. Si ese dios lo creó todo también creó las tentaciones ¿con que fin?

¡Jamás voy a alabar a un ser tan monstruoso, como el dios de la Biblia!


NOTA.- Siempre es necesario tener un significado de una palabra o concepto de acuerdo al idioma que se está empleando. En esta caso el idioma es el castellano, para esto debemos referirnos a la máxima autoridad del lenguaje que se está usando, que es la Real Academia de la LenguaEspañola , que define el vocablo "Ira" como sigue:

1. f. Pasión del alma, que causa indignación y enojo.

2. f. Apetito o deseo de venganza.

3. f. Furia o violencia de los elementos.

4. f. pl. Repetición de actos de saña, encono o venganza.

Cualquier otra interpretación, es cambier el sentido de la palabra o tergiversar el concenpto desvirtuando el significado real de una palabra. En otras palabras, a un vocablo se le podría dar un concepto totalmente distinto.






Fuente: www.adventistas.cl

4 comentarios:

labecram dijo...

Premisas equivocadas dan como resultado una conclusión errónea. Las líneas de arriba son el ejemplo. Y también compruebo que la falta de información, tergiversación, o torcimiento de las escrituras bíblicas llevan al error.

Que Dios te guíe a la verdad que es Jesucristo.

Anónimo dijo...

Te pido Jehovà de los ejercitos en el nombre de CristoJesùs que tu espiritu santo lo guìe a toda justicia y a toda verdad para salvaciòn.

Alexánder dijo...

La cólera de Jehová tan solo se puede calmar o satisfacer una vez que la justicia se ha llevado a cabo por completo. La ira de Dios está contra toda injusticia; Él no la tolerará ni exonerará de castigo al que lo merece. (Éx 34:7; Hab 1:13.) Sin embargo, los que llegan a ejercer fe pueden mitigar y apartar la cólera de Dios sobre la base del sacrificio de Jesucristo, quien llevó sobre sí los dolores y el castigo que con justicia le pertenecían a la humanidad. (Isa 53:5.) Mediante esta provisión, Jehová puede demostrar su justicia, “para que él sea justo hasta al declarar justo al hombre que tiene fe en Jesús”. (Ro 3:26.) De este modo se satisface por completo la justicia y además Dios tiene un fundamento para extender misericordia. La ira de Dios permanece sobre cualquiera que sea desobediente (Jn 3:36), pero cuando una persona ejerce fe, el sacrificio de Jesucristo lo salva de dicha ira. (1Te 1:10.)

Albrecht Gundelach dijo...

Aquí se presenta el problema, hasta ahora irresoluto, de la teodicea.