26 de mayo de 2011

La anatomía del dedo índice levantado

La anatomía del dedo índice levantado

Como se excusa a Dios y se atan las personas


Cuando el 11 de Septiembre de 2001, dos aviones de pasajeros, raptados por extremistas religiosos, derribaron las Torres Gemelas del World Trade Centers de Nueva York, cuando docenas de personas, en su desesperación, se lanzaron al vacío frente a las cámaras, cuando las dos torres zozobraron sepultando a miles de personas, se encontraban muchos creyentes – quizás por primera vez en su vida – frente a aquel difícil problema, que en la filosofía y en la historia fe la teología, se hizo conocido como el “problema de la teodicea” (1): ¿Cómo Dios, quien en la tradición occidental es pensado como un ser todopoderosos, omnisciente y bondadoso, pudo permitir tanto dolor? O para decirlo más claramente. ¿En presencia del inmenso sufrimiento del mundo (y el infierno neoyorquino a pesar de su magnitud, comparado con el holocausto de la Alemania nazi, el genocidio en Ruando en el año 1994, y las hambrinas en los países del tercer mundo, fue un evento más bien marginal) tiene realmente sentido partir de la existencia de un tal ser omnipotente y bondadoso?

En una de los tantos reportajes que se podían ver, a mediados de Septiembre, en las pantallas de los televisores, hablo un bombero de nueva York, quién después de una búsqueda de varios días por sobrevivientes, habiendo encontrado sólo restos de cadáveres despedazados, a hogó du experiencia en alcohol y descargó su frustración: "Look around, man, just look around!", le dio a entender al reportero: "I tell you: There’s no fucking god, no fucking god anywhere!" Como parecía, para este hombre, junto con el derrumbe del World Trade Center, también se le derrumbó anterior su vision del mundo. La ingenua creencia en un dios amoroso, que pone su mano protectora sobre las personas confiadas a él, ya no la podía sostener más. Una consecuencia, en vista de los sucesos en la zona de la catástrofe de Manhattan, es fácil de entender.

Extrañamente, este bombero convertido al ateísmo o deísmo por esta catástrofe, se encontraba bastante solo. La mayoría de sus colegas, no pudieron y no quisieron sacar una consecuencia tan drástica, y buscaron como fundamentar, porque Dios permitió un desastre así. Quizás los tranquilizó, que predicadores televisivos tuvieron rápidamente una respuesta a mano. Pat Robertson por ejemplo, entonó un lamento que Dios había retirado su mano protectora sobre América y nombró las supuestas razones para esta acción castigadora: demasiado sexo y muy poca religiosidad. Jerry Falwell entró en más detalles, él encontró a los culpables de la catástrofe en el Movimiento de Derechos Civiles, en los defensores del aborto, los homosexuales y los ateos. Falwell literalmente: “Todos vosotros que habéis contribuido, con la secularización de América, los indico directamente con mi dedo índice directa a la cara y digo: ¡Vosotros habéis ayudado, para que esto sucediera!”

La reacción de Falwwells, la acusación con el dedo índice levantado,. Es típico para la solución de los temerosos de Dios del problema de la teodicea. Para Falwell y sus compañeros de fe, la existencia del sufrimiento no es un argumento plausible, para que pueda ser puesto en duda la supuesta existencia de un omnipotente y misericordioso dios. ¡Todo lo contrario! Justamente la innegable presencia del mal es interpretado como la mejor evidencia de la inmensa misericordia y sabiduría de Dios.

Esta fórmula, a primera vista contradictoria, e incluso absurda, como ya lo veremos, dentro del concepto del mundo judío, cristiano islámico, se puede fundamentar en forma muy plausible. Para hacer comprensibles estas razones, voy a proceder de la siguiente manera: Primero voy a presentar las condiciones ideológicas de este concepto (Capitulo 1), y después de un corto inciso referente al significado de la enseñanza de la predestinación (Capítulo 2), por qué llevan obligatoriamente a una pedagogía del dedo pidiche levantado (Capítulo 3). Después voy a confrontar los mitos religiosos con los quizás más importantes conocimientos científicos de los últimos años (Capítulo 4). Y en el capítulo siguiente (Capítulo 5), se resumirán las reflexiones anteriores y se esquematizarán algunas preguntas adicionales, a las cuales deberían ser dadas unas respuestas plausibles por una filosofía humanista contemporánea.

Una observación preliminar más: El carácter satírico de la siguiente investigación, se da, no tanto de un deseo “placentero de blasfemar” (aunque el redactor de este texto no puede negar cierta tendencia a esto (2)), si no de la real existencia de los absurdo de los convencimientos de fe referidos. Mientras más claras son relatadas estas convicciones, y mientras menos bombas de humo teológicas-sofisticas son lanzadas, tanto más se hace evidente la casi insuperables irracionalidad, la que – como parece – mantiene unida al mundo religiosos en su interior.

1. El riesgo del libre albedrío o: Por qué el “amoroso Dios” tomó en cuenta la maldad

Según la convicción judía, cristiana y musulmana fue Dios quién creó, como amo y señor del cielo y la Tierra, al cosmos como a todo lo viviente, que se puede encontrar – desde la primitiva paramecia, las plantas hasta los mamíferos y su obra maestra fueron los ángeles y el ser humano. Para destacar a estos del resto de todas las demás criaturas, les dio una propiedad, que hasta ahora no existía en la naturaleza, una propiedad, que estos seres sólo comparten con su creador: El libre albedrío. (3)

A verdad, Dios, el todo poderoso y omnisciente, sabía perfectamente, que era bastante riesgoso, de dotar a sus seres con una capacidad tan exclusiva. Al fin y al cabo, individuos con voluntad propia, por definición son obstinados, o sea, ya no estás obligados a seguir los consejos divinos. Pero dios amó tanto a sus criaturas, que aceptó este compromiso, incluso cuando ponía en juego la harmonía de su creación.

Y así sucedió lo que tuvo que pasar. (4) Una parte de los ángeles sentía que era una terrible ofensa, que dios, desde la perspectiva de los ángeles, parecía preferir a una pareja de humanos muy imperfecta. Encabezados por Lucifer, el más radiante y poderosos de todos los ángeles, intentaron la rebelión. Lucifer se transformó en una serpiente y sedujo a la incauta Eva y el aún más ingenuo Adán como un simple cómplice, para golosear del estrictamente prohibido árbol del conocimiento.

Dios naturalmente se dio cuenta de inmediato de la traición y reacción con sanciones draconianas. Él desterró a los humanos del paraíso y los condenó a una vida llena de sufrimientos en la Tierra. Convocó al arcángel Miguel y sus ejércitos celestiales contra Lucifer y sus amigos, los que después de una batalla desastrosa, fueron derrotados. Lucifer y sus cómplices descendieron al infierno, donde – como nos aseguran los teólogos - hacen de las suyas hasta el día de hoy.

Con esto se echo a correr la tragedia. Apareció la maldad genuina – no deseado por Dios, pero tampoco evitado por él. Sin duda Dios hubiera podido eliminar el mal con un manotazo, pero no lo hiso ¿Por qué no? Bien simple responden los teólogos, porque sentía un enorme respeto frente a sus criaturas más queridas, sencillamente porque no tenía el corazón, para quitarles su propiedad más sagrada, a ser el libre albedrío.

Tal como nos los asegura, entre otros, el catecismo de la iglesia católica (5), si Dios mediante el retiro de la libre voluntad hubiese podido eliminar definitivamente toda la maldad del mundo y reinstalar las condiciones paradisíacas, pero mediante un plan tan amplio de mejoramiento del mundo, habría degradado a los ángeles como también a los humanos a simples marionetas, lo que no era en absoluto el concepto que tenía Dios. Por lo tanto practicaba la moderación poniendo cara buena al mal tiempo. Sin embargo no quería dejar a sus criaturas totalmente a su suerte, al fin y al cabo las fuerzas del mal tampoco estaban inactivas y se ocupaban para que los hombres se alejen cada vez más de Dios, adoraran a otros ídolos y que pecaran de las más diversas maneras imaginables. Siempre cuando dios tenía la impresión, se aprovechaban en forma demasiada descarada el libre albedrío, puso claras señales, así por ejemplo, en el caso de las ciudades pecadoras Sodoma y Gomorra, a las cuales destruyó por completo (6) o en la operación diluvio universal, cuando él aniquiló a todo lo viviente exceptuando una pareja de cada especie (7).

Con el correr de los años, Dios aparentemente pensó usar métodos más sutiles, para guiar a las personas al camino correcto, sin la pérdida de la libre voluntad. Lo que según el convencimiento cristiano choca con una resistencia obstinada por parte de los musulmanes y judíos, por lo tanto Dios ideó un plan muy osado. Primero se dividió en tres segmentos “Padre”, “Hijo” y “Espíritu Santo”, y sin embargo siguió siendo el mismo indivisible y desde entonces el dios existente, lo que de por sí ya es una increíble “misterio de fe” (pero esto sólo al margen). Entonces envión una parte de sí mismo (a ser el espíritu Santo), para fertilizar a una virgen llamada María, la que nueve meses después trajo al mundo otra parte de sí mismo (a ser el hijo). El hijo de Dios vivió y predicó un tiempo en los alrededores de Jerusalén. Extrajo demonios y realizó algunos milagros menores. Su destino real consistió ser ejecutado de la forma más brutal por las fuerzas de ocupación romanas Y esto lo había planificado Dios de hace tiempo. ¿Por qué? Ya que con el sacrificio de su propio hijo (quién – como dicho – de una manera muy misteriosa era él mismo), quería mostrar al hombre un camino, para liberarse del mal. (8)

Naturalmente: Sin duda existen caminos más lógicos, para alcanzar esta noble meta. Dios, el todopoderoso, por ejemplo, pudo haber aparecido en todos los países, todas las ciudades, pueblos y aldeas al mismo tiempo y proclamar su buena nueva con voz atronadora. Si Dios quisiera,. Podría ocupar hoy día todas las estaciones televisivas de radio y todos los diarios y páginas de internet. Podría aparecer en la ONU y realizar un discurso ardiente (preferentemente como un arbusto en llamas), él como señal podría saciar el hambre y la sed de los hambrientos y sedientos, podría poner un inmenso letrero luminosos en el cielo nocturno, de manera que todos podrían leer “¡Queridos humanos, aquí habla Dios! ¡Yo realmente existo! ¡Si ustedes creen en mi todo estará bien de nuevo!”

Que Dios renuncia a una campaña publicitaria tan efectiva, a pesar que según el punto de vista de los creyentes, él lo podría hacer sin duda alguna, debe existir una razón muy poderosa. Nosotros ya lo conocemos: Si Dios se revelaría de una manera tan evidente, limitaría considerablemente la capacidad de libre decisión de los humanos. (9) por lo tanto renuncia a campañas publicitarias tan evidentes, hace que su hijo lo ejecuten en una provincia alejada del acontecer mundial y se fía, que personas h0nestas a toda prueba, lo lleguen a saber a tiempo y más aún, saquen de esto las conclusiones correctas.

Podemos ver: El Dios de los cristianos (y no muy distinto son las situaciones donde el dios de los judíos y de los musulmanes), no sólo es omnisciente, todopoderosa e infinitamente bondadosa, si o también increíblemente sofisticado.

2. Corto paréntesis sobre a la doctrina de la predestinación

En las tres religiones de origen de Abraham (judaísmo, cristianismo y islam), existen fuertes corrientes, que parten de la predestinación divina de todo acontecimiento ¿Pero cómo se rima esto con el libre albedrío?
Para esta pregunta no existe una respuesta simple y clara. Principalmente debido a que las distintas doctrinas de fe no resuelven racionalmente las contradicciones que aquí se presentan y sólo cubren esto con un formulismo “misterio de la fe”. Sin embargo: Con interpretaciones bien intencionadas de los sistemas doctrinales espirituales y un enmascaramiento de todas las incongruencias lógicas, que se pueden encontrar en ellas, permite encontrar el siguiente patrón básico:
De hecho, Dios es la única causa de todo evento, el sigue un plan de salvación que sólo él conoce en toda su amplitud, a pesar de esto, tanto los ángeles como los humanos tienen un espacio de libre acción. Ellos pueden decidir por el bien o por el mal. Su elección, sin embargo, ya lo previó Dios, y esto hace que el asunto sea tan confuso. También el destino aquí y en el más allá (entre otros cosas la reprobación o la gracia en los ojos de Dios) ya está predestinado. ¿Bajo estas condiciones aún puede existir la libre voluntad del hombre? Ahora, esto es un muy especial “misterio de la fe”, una incógnita - como debo reconocer, que lógicamente me será cerrado por siempre. (10)
Cabe señalar, sin embargo, que existen doctrinas de la predestinación que permiten el libre albedrío en forma limitada (Ejemplo: san Agustín), como también enseñanzas de la predestinación. Que desde el concepto de la lógica excluyen la libre voluntad (en esta categoría, por ejemplo, se puede incluir la doctrina de la predeterminación de Calvino). Enseñanzas tan radicales, en la moderna teología, sin embargo, han perdido importancia notoriamente – y también, porque tienen especiales dificultades para solucionas satisfactoriamente el problema de la teodicea.

3. Culpa y expiación, pecado y penitencia. La pedagogía del dedo índice levantado

Hemos visto: A pesar de las enseñanzas virulentas de la doctrina de la predestinación, en las religiones abrahámicas, vale el concepto fundamental, que “la maldad” no fue creada por Dios. Más bien, es el resultado del regalo exclusivo de la libre voluntad, que Dios les otorgó a los ángeles y a los humanos. Recién el libre albedrío le permitió a los ángeles y a la humanudad de revelarse contra el plan salvífico de su creador. (11)


Si según esto suceden cosas malas en el mundo, entonces no es culpa de Dios, sino de los ángeles caídos /es decir, diablos y demonios) o las personas que por libre voluntad se decidieron contra Dios. En casos extremos, Dios puede responder con acciones castigadoras draconianas. Sólo así es posible interpretar la ya citada expresión del predicador norteamericano Jerry Falwell, quién interpretó el ataque al World Trade Center, como una factura divina por el desarrollo pecaminoso de la sociedad americana. Suponiendo que Falwell estaría en lo correcto, entonces los neoyorkinos pueden estar contentos, que en septiembre sólo le tocó al WTC – y no a toda la ciudad (Sodoma y Gomorra tuvieron bastante menos suerte).

Podemos constatar, que la idea de la teodicea, para los creyentes teológicamente capacitados, no es una problema real. Justamente el sufrimiento en el mundo demuestra el ilimitado amor de Dios. Pues: Si Dios no nos amara tanto, entonces simplemente eliminaría el mal moral, acabando con nuestra libre voluntad, lo que en el ámbito de valores religiosos sería el equivalente con el máximo posible desastre espiritual, a ser la pérdida del alma.

Hasta ahora, todo bien. Veamos ahora las consecuencias prácticas que resultan de esta significación ideológica: Si las taces del al yacen en el libre albedrío de las personas como en la acción de fuerzas demoniacas y satánicas, entonces los representantes religiosos de Dios, deben actuar justamente en esto dos puntos, si quieren impulsar el plan salvífico de Dios en la Tierra.
Para aquietar las fuerzas satánicas, hubo en el pasado varias acciones dispendiosas, por ejemplo quema de brujas y exorcismos. Como dicho: Ya Jesús, según la biblia, evidenció enormes capacidades, para liberar a personas de demonios malévolos. Aún hoy muchos edificios son bendecidos por religiosos, para con esto, mantener alejadas fuerzas oscuras (aún cuando la significancia de este ritual, casi no le viene a la mente de la mayoría de los empresarios constructores) La permanencia de la actualidad del combate cristianos contra el diablo se hace notoria, si se hace presente, que la iglesia católica ha actualizado hace poco el reglamento para el exorcismo. (¡Por cierto la primera vez des 1614!). Exorcistas católicos tienen en la actualidad afluencia en muchos países del mundo (ante todo África y Sudamérica, opero también en Italia) También el fallecido papa Juan Pablo II habría actuado exitosamente como exorcista. (12)
¿Cómo se puede alinear ahora, la supuesta libre decisión del hombre, con la vía de salvación recomendada por Dios? Aquí entra en juego la pedagogía de la moral del dedo índice levantado, una pedagogía que está marcada decisivamente de la dialéctica de culpa y expiación y pecado y penitencia.

Con el libre albedrío no solo se generó la posibilidad hacia la maldad, sino también la predisposición para el sentimiento de culpabilidad personal. Sólo un individuo que estaría en condiciones de actuar de otra manera, de cómo habría actuado, puede ser responsabilizado moralmente por su delito.

El sentir culpabilidad es entonces la condición básica de cada condena moral (¡en nuestro sistema de derecho y también jurídico!). Solamente aquel cuya culpabilidad está demostrada, debe expiar sus actos. .Sólo aquel, cuyos pecados son descubiertos debe pagar por sus faltas. A diferencia de las infracciones al tránsito o evasión de impuestos, los pecados religiosos nunca quedan sin ser descubiertos. Conforme a las convicciones religiosas, por esta razón, no existe nadie que esté libre de pecado Por esto, a toda la humanidad se le ordena profilácticamente una vida de penitencia y de humildad.

Para que el nivel del registro de pecados individuales, no se eleve demasiado, las religiones desarrollaron reglas muy exactas de comportamientos meticulosos que deben ser estrictamente observados por los creyentes. También para los rituales de penitencias existen claras instrucciones a los cuales se deben– en lo posible – atenerse rigurosamente los creyentes. (13)
Para la oligarquía religi0osa estas amplias reglas de comportamiento, resultaron ser muy provechosas: Pues, si más exacto es el repertorio de los pecados y mientras más rigurosamente está reglamerntad0o el diario vivir, tanto menor es la probabilidad, que las personas puedan obedecer a las muchas ordenanzas. Mientras con mayor frecuencia contravienen a estas prescripciones, tanto más grande se hace su culpa y la necesidad de un comportamiento expiatorio. Mientras mayor sea el deseo por obtener el perdón, tanto más grande es también el poder de los líderes religiosos, que se presentan si mismos como abogados de Dios en la Tierra.
De este modo el dedo índice levantado se manifiesta como un medio probado de la propagación y el establecimiento del poder, que anuncia, que los hombres que se decidieron libremente por su propia adversidad, que un retorno hacia Dios siempre son posibles.

Las religiones abrahámicas en relación a la existencia del mal, reaccionan maliciosamente: Usan esto, para exculpar a Dios y ligar a las personas a ellos.

4. “El mito del libre albedrío”: Se desenmascara una ilusión

Como hemos visto, la elegante solución religiosa del problema de la teodicea se basa en una sola suposición, a saber aquella, que los humanos y los ángeles disponen de un tal llamado “libre albedrío” ¿Pero qué significa esto?
A continuación voy a contrastar el mito religioso del libre arbitrio con los modernos conocimientos de los neurobiólogos. En ello me voy a concentrar en la libre voluntad del ser humano (En relación a la supuesta libre voluntad de los ángeles, los científicos, a excepción de algunos individualistas (14), por razones obvias hasta ahora no se han manifestado).
Comencemos con un acercamiento a los conceptos: Bajo el concepto de “Voluntad” se entiende el tradicional afán que guía las acciones de una persona. Como “libre arbitrio”, se considera un impulso de acción, que no está sujeto a un forzamiento ni interior, ni exterior. Si se hubiese originado por coacciones internas o externas, es decir, condicionado causalmente, no sería libre. A primera vista esto puede sonar razonable.

Sin embargo de pronto nos encontramos frente a un gran problema: ¿Nos podemos imaginar realmente, un impulso que no tiene ninguna causa? En otras palabras: ¿El libre albedrío es realmente una idea pensable?

La respuesta a esta rara pregunta puede ser algo extraña, pero a más tardar desde "Preisschrift über die Freiheit des Willens" (15) de Arthur Schopenhauer, deberíamos saber que el libre albedrío no es pensable, ya que pensar, necesariamente significa, considerar a causalidades. Pero estos, en el caso del libre albedrío, se excluyen categóricamente. Formulado de otra manera: Aquel que parte del libre arbitrio, supone un milagro permanente – es decir, un efecto sin causa. (16)

Para poder justificar la fe en una entidad tan asombrosa en el organismo humano, los defensores del libre albedrío, tuvieron que postular a un dualismo de cuerpo y espíritu (alma). Mientras que admitían, que a nivel corporal actuarían causas naturales, afirmaban que en el nivel espiritual operan fuerzas metafísicas, que no son entendibles mediante investigaciones científicas.

Este dualismo no sólo era rico en consecuencias para el auto entendimiento del ser humano, quien como un ser espiritual más elevado podía mirar con desprecio a las supuestas inferioridades de la naturaleza. También creó inmensas zanjas entre la naturaleza y las ciencias culturales, zanjas que eran tan profundas, que casi nadie se atrevía traspasarla interdisciplinariamente. (17) Así daba bandazos la discusión sobre la libre voluntad en círculos especializados filosóficos y teológicos, mientras que los científicos evitaban considerar cuestiones metafísicas.

Sin embargo, en los últimos años se realizó en relación a esto un cambio gravitatorio. Ante todo en continuado avance de conocimientos en la joven disciplina de la neurobiología hiso que quedara obsoleto el entendimiento tradicional de una separación de cuerpo y espíritu. Científicos naturalistas exhibieron hechos empíricos concretos en un campo, sobre el cual antes sólo se especulaba. (18) Y mientras mayor se hiso el conocimiento empírico sobre el funcionamiento del cerebro y del cuerpo, que el tan´, por los filósofos y teólogos, cacareado “espíritu”, supuestamente alojado en esferas metafísicas, ni siquiera es el amo y señor de su propia casa. Si previamente se ha creído, que el hombre hace los que quiere, se hiso evidente ahora, que el hombre sólo en retrospectiva quería, ,o que de todos modos estaba a punto de realizar. (19)

Ya en 1979 Benjamin Libet, nuero fisiólogo de la universidad de California (San Francisco), había presentado pruebas para esta tesis. Él les pidió a un grupo de voluntarios, ejecutar un simple movimiento con la mano, cuando sintieran ganas de hacerlo, y recordar el momento de su decisión, a mano de un reloj colocado frente a ellos. Mientras tanto Libet midió las actividades en la mano y en el cerebro. Y logró determinar, que el consiente, por ejemplo de mover los dedos, se inició casi medio segundo después de que el cerebro había comenzado con la preparación del acto.

Los ensayos de Libet fueron repetidos y variados, en muchas partes del mundo. El resultado, siempre fue el mismo: Nuestro cerebro parece tomar la decisión, mucho antes de lo que creemos, que decidimos conscientemente.

.La voluntad deliberada no es la causa, sino sólo un efecto secundario de nuestras acciones. Pero esto significa, que la imaginación popular del libre albedrío no sería más que una ilusión. Podemos creer, que nos decidimos conscientemente, pero en verdad nuestra conciencia cojea irremediablemente detrás del proceso de la toma de decisiones. La función de nuestra conciencia no es entonces conducir nuestras accesiones, más bien tiene la tarea de ofrecerle al “yo” una razón obvia, de porqué actúa de esta forma y no de otra, por qué se comporta o comportó de esta y no de otra manera.

5. Resumen y conclusiones: ¿Una perspectiva más allá del bien y del mal?

Resumamos todos los argumentos anteriores:

1. Por principio es posible justificar el actuar de Dios, señalando que el mal entró al mundo, debido a que los ángeles y los humanos usaron el libre albedrio que le fue dado, para alejarse de Dios.

2. Por convicción religiosa, Dios podría eliminar el mal de inmediato. Pero él lo permite ya que respeta la libertad de sus criaturas.

3. La imploración de la capacidad del libre arbitrio hace del hombre un ser capaz y responsable, en el sentido como un ente moral con necesidad de penitencia. Con esto se crea la base de una pedagogía del dedo índice alzado.

4. Si esta pedagogía logra convencer a la humanidad de su pecaminosidad y de la necesidad de una penitencia, es fácil de engancharlos para los intereses de las instituciones religiosas. Con esto muestra la definición de registro de pecados y rituales de penitencias, como un instrumento eficaz para la difusión y mantención de poder.

5. Si bien está ampliamente propagada la suposición del libre albedrío en contextos religiosos y mundanos, científicos han podido presentar contundentes pruebas que la libre voluntad es una vana ilusión. Nuestro yo - como parece – n o es el amo y señor en su propio hogar. Él no está en condiciones de controlar el movimiento de nuestro dedo meñique, ni tomar autónomamente, las importantes decisiones a favor o en contra de Dios.

Si se toman en serio los descubrimientos de los neurobiólogos – y n o existe un argumento mundano con sentido que nos pudiese proponer no hacer esto – se muestra, que el intento teológico de justificar a Dios mediante el postulado del libre albedrío, está construido sobre arena. Sin embargo un sofista teológico podría anotar, que Dios en su fineza nos ha formado de tal manera, que nuestros ensayos empíricos necesariamente deben llegar a resultados falsos – pero esto sería un “misterio de fe” tan tremendamente grande, que prácticamente ninguna persona, con algo de entendimiento, se tragaría esto.

Si de esta manera el libre arbitrio ya no puede sacar a Dios del embrollo, entonces existen dos conclusiones lógicas: O no existe un dios bondadoso, o tiene concepciones tan estrambóticas sobre el bien y el mal, que desde el punto de vista humano sería un verdadero crimen seguir a su plan salvífico. Así del todo, este dios – si se le toma según su palabra (es decir, de la Biblia) – no sólo habría asesinado a millones de personas en esta vida, él ante todo, los espera en el más allá con acciones punitivas infernales, que dejan en la sombra todos los crímenes de la historia de la humanidad (20)

El púnico concepto de Dios, que es compatible con las convicciones humanistas y científicas, es la panteísta o monista, que ve a Dios como la “suma de todo”. Sin embargo un Dios que se pude encontrar en todas partes (Por ejemplo en un cine porno, clubes de swinger en insertos de silicona), es en sentido estricto una fórmula vacía, ya que no se distingue de nada, es decir, no tiene ninguna característica discriminatoria. Pero todo esto sólo al margen.

Mucho más interesante es otra pregunta totalmente diferente, una pregunta que se conecta directamente a la discusión sobre el libre albedrío y que pone a discusión las aparentes bases de la convivencia de personas dentro como también, fuera de contextos religiosos: ¿En vista a la luz de las ciencias, tiene realmente sentido hablar de conceptos como el bien y el mal, culpa y penitencia?

De hecho debemos preguntarnos, qué valor tienen aún hoy estos conceptos nacidos en contextos religiosos. Si se consideran los resultados de la neurobiología h se parte de esto, que los humanos en el sentido tradicional no pueden tener capacidad de culpabilidad, sería incoherente en medida máxima, de abarcar el mundo con categorías morales.

Pareciera que fuese el gran reto de la filosofía del siglo 21, de hacer concordar los innovadores conocimientos de la moderna ciencia con las exigencias de la ética humanista, para que los miembros del género homo sapiens, quizás puedan encontrar un camino para una convivencia más pacífico y equitativo. Esto exige una ética práctica más allá de culpa y penitencia, una ética que vence al dedo índice moralista, sin caer en un relativismo radical o en un fatalismo cínico. De seguro no es una tarea fácil, pero debería valer la pena dedicarse a ella. (21)

Notas:

(1) Una buena vista general sobre la amplia problemática de la teodicea, ofrece Stremminger, Gerhard (1992): Gottes Güte und das Übel der Welt, Tübingen.

(2) Ver Reinsdorf, Clara y Paul (Hrsg.) (1997): Zensur im Namen des Herrn. Zur Anatomie des Gotteslästerungsparagraphen. Aschaffenburg

(3) Catecismo de la iglesia católica (1992), (capitulo-) N° 311.

(4) Sorprendentes conocimientos de detalles sobre la motivación de los ángeles rebeldes y el exacto desarrollo del pecado original, lo entrega Reinhold Ortner en su libro Die Finsternis trägt den Namen Luzifer. Die geleugnete Realität: das zerstörerischer Wirken Satans." (Editorial Chistiana 1999). Bastante informativo, en relación a esto también es la conocida "Kleine Katholische Dogmatik" de Auer/Ratzinger (tomo III, pág. 504) aparecido en 1975

(5) El catecismo católico dice: Dios no es de ninguna manera, ni directa ni indirectamente, la causa del mal moral, sin embargo, lo permite, respetando la libertad de su criatura, y, misteriosamente, sabe sacar de él el bien (1992) (N°311)

(6) Génesis 19, 1-21

(7) Génesis 6, 1 – 9, 17

(8) Ver catecismo N° 599

(9) De seguro: este argumento no es totalmente convincente. Mediante evidencias obvias e irrefutables de la existencia divina la (imputada) libre voluntad no estaría en peligro, sin embargo, con ello la decisión a favor o en contra la fe de cierta manera acabaría por si misma.

(10) El carácter ambivalente de la enseñanza cristiana de la predestinación, aparece muy claramente en el escrito de Lutero “de servo arbitrio”. También Lutero intenta, mediante la ayuda de la retórica “Misterio de la fe” cubrir la evidente inconsistencia de su construcción ideológica.

(11) Los rebeldes, naturalmente no pueden detener el plan salvífico divino, pues Dios, el omnipotente y omnisciente transforma – así nos aseguran los teólogos – a largo plazo el mal moral en una perfección moral.

(12) Ver la revista internacional MIZ, noticia 2696 (MIZ 2/99)

(13) Ver catecismo N° 1422

(14) Uno de los científicos marginado, que quieren documentar la existencia de ángeles, es Rupert Sheldrake (Ver Sheldrake/Fox (1998): Ángeles. La inteligencia cósmica). Si Sheldrake, el inventor polémico de la llamada teoría de “los campos morfogenéticos”, tuvo la intención de perder el último resto de credibilidad en el ambiente académico, con este libro sobre la inteligencia cósmica de los ángeles lo logró absolutamente.

(15) Schopenhauer, Arthur (1977) Obras en diez tomos. Tomo VI

(16) Ver Schopenhauer (1977), pág. 84

(17) Ver Schmidt-Salomon, Michael (2000): Die Entzauberung des Menschen. En: Aufklärung y Kritik 1/2000.

(18) Hay que destacar aquí, entre otros, los libros de Antonio D amasio y Gerhard Roth. Mientras que Damasio fundamentaba empíricamente la necesaria unidad entre cuerpo y espíritu (1955) : Descartes' Error: Emotion, Reason and the Human Brain, Roth presenta importantes datos y tesis sobre el aparato de conocimiento humano como también sobre la refutación del postulado tradicional del libre albedrío (Ver Roth 1996): Das Gehirn und seine Wirklichkeit. Kognitive Neurobiologie und ihre philosophischen Konsequenzen.)

(19) En relación ver Gerhard Roth (1966) pág. 303

(20) En este sentido la frase de Bakunin: “Si Dios realmente existe, habrá que eliminarlo (Ver Bakunin, Michael (1998): Dios y el estado, (pág. 62), desde la perspectiva humanista es difícil de descartarla.

(21) Ver el artículo “"Die Banalität von Gut und Böse el cual – como el presente texto – fue la base de una conferencia en el seminario “Wie kommen die Übel in die Welt? Zur Frage des Theodizeeproblems" (Oberschleißheim, München, Octubre 2001) (Ver: http//:www.schmidt-salomon.de). Otras consideraciones sobre la posibilidad de una ética libre de moral se encuentran en mi libro "Erkenntnis aus Engagement. Grundlegungen zu einer Theorie der Neomoderne" (editorial Alibri 1999).

Traducido del alemán por A. Gundelach, con la gentil autoirización de Dr. Michael Schmidt-Salomon,
Mayo 2011

2 comentarios:

Alexánder dijo...

La Biblia llama a Satanás el Diablo el “dios de este sistema de cosas”. (2Co 4:4.) Las siguientes palabras de este versículo indican fuera de toda duda que esta designación le aplica a él. Allí dice que este dios “ha cegado las mentes de los incrédulos”. En Revelación 12:9 se comenta que él “está extraviando a toda la tierra habitada”; su control sobre el sistema de cosas actual y sus formas de gobierno quedó probado cuando ofreció a Jesús “todos los reinos del mundo” a cambio de “un acto de adoración”. (Mt 4:8, 9.)

Desde aquel tiempo Satanás fue el enemigo principal de Dios. (Mt 13:25, 39.) Ha ejercido su influencia sobre la humanidad, a la que ha doblegado, de modo que “el mundo entero yace en el poder del inicuo”. (1Jn 5:19.) Este mundo es, por tanto, enemigo de Dios. (Snt 4:4.) No obstante, Dios ha tenido gran paciencia con sus enemigos y ha mostrado misericordia a los que han deseado servirle. Ha provisto para estas personas un medio de reconciliación mediante el sacrificio de Jesucristo. (Ro 5:10; Col 1:21, 22.) A los que están en unión con Cristo los ha nombrado “embajadores” en un mundo hostil, encomendándoles el ministerio de la reconciliación. (2Co 5:18-21.)

Vivimos en la parte final de “los últimos días”, y luchamos por sobrevivir a estos “tiempos críticos, difíciles de manejar”. (2 Timoteo 3:1-5.) Los cristianos verdaderos somos residentes temporales en el mundo de Satanás, el cual refleja perfectamente su personalidad corrompida de asesino, mentiroso y calumniador. (Juan 8:44; 1 Pedro 2:11, 12; Revelación 12:10.) Estamos rodeados de violencia, engaño, fraude, corrupción y crasa inmoralidad. La gente ha abandonado los principios. La filosofía hedonista y el oportunismo son típicos. Y en numerosos casos, el clero tolera la corrupción moral al atenuar la clara condena bíblica de la homosexualidad, la fornicación y el adulterio.

¿Cómo se sostiene esta relación entre Satanás y las naciones? Cuando Satanás tentó a Jesús, le mostró todos los reinos del mundo en una visión y le ofreció “toda esta autoridad y la gloria de ellos”. Pero había una condición... primero Jesús tenía que ejecutar un acto de adoración delante de Satanás. (Lucas 4:5-7.) ¿Podemos imaginarnos que los gobiernos del mundo reciban su autoridad a menor precio que ese? De ninguna manera. Según la Biblia, Satanás es el dios de este sistema de cosas, de modo que, sea que las naciones se den cuenta de ello o no, le sirven. (2 Corintios 4:3, 4.) Esta situación se revela en la composición del sistema mundial actual, que está construido sobre una base de nacionalismo estrecho, odio y egotismo. Está organizado como Satanás lo desea... para mantener bajo su control a la humanidad. La corrupción en el gobierno, la ambición de poder, la diplomacia mentirosa, la carrera de armamentos... estas cosas reflejan la personalidad degradada de Satanás. El mundo sigue las normas injustas de Satanás, y así hace de él su dios. El trono de la bestia salvaje será derribado cuando se le quite la existencia a esa bestia y finalmente la Simiente o Descendencia de la mujer de Dios abisme al mismo Satanás. (Génesis 3:15; Revelación 19:20, 21; 20:1-3.)

Albrecht Gundelach dijo...

Este artículo no trata sobre Satanás o el diablo, sino es una crítica a muchos evangelistas, sacerdotes, pastores, etc. que atribuyen las catástrofes naturales y atentados cómo aquel cometido contra las torres gemelas, etc. como un castigo de Dios, por los pecados cometidos por los hombres. Ya que para el cristianismo todo lo mundanal, o sea todo lo aquende, es negativo y pecaminoso y por lo tanto merecedor de un castigo divino.