24 de junio de 2013

Carta a un ateo sobre el origen de Dios




Carta a un ateo sobre el origen de Dios

La “nada”, entendida como “vacio”, no originó a la Causa. Tampoco la Causa “creó” el “vacío”, sino que existía en él hasta que decidió que dejara de ser “vacío”. Esa Causa es Dios.
R: No se puede entender la “nada” como  vacío.
Pero primero definamos el concepto “Nada”. Nada es un concepto abstracto, y lo abstracto no tienen consistencia propia, es sólo un concepto y nada más, delo contrario ya no sería nada, y nos encontraríamos frente a una paradoja. La “nada” no existe, de lo contrario ya sería algo

17 DE ABRIL DE 2012
Estimado amigo: Tu eres de los que no creen en Dios porque dices que en la vida todo tiene un origen y no estás conforme con las explicaciones que te han dado sobre el origen de Dios. Cuando te han dicho que Dios salió de la nada, te has echado a reír y has contestado que de la nada, nada puede salir.
R: No soy de los que no creen en un dios o que dicen que los dioses no existen. Los dioses existen, pero sólo en la imaginación de aquellos que creen en ellos

Verás. Intentemos razonar un poco tú y yo. Es posible que la palabra “nada”, como nosotros la entendemos, no sea la más apropiada para indicar el origen de Dios.
R: Ya expliqué esto.

Antes de la “nada” ya existía una Causa que luego dio luz a todas las demás formas de vida.
La “nada”, entendida en forma de “vacio”, no dio origen a la Causa.
R: Vacío no es sinónimo de nada. Una caja puede estar vacía pero no puede contener nada. Por muy vacía que esté tiene algo, por ejemplo espacio.

Tampoco la Causa “creó” el “vacío”, sino que existía en él hasta que se decidió a que dejara de ser “vacío”, y cobrara vida. Esa Causa, amigo, es Dios.
R: Dices: “dejara de ser “vacío”, y cobrara vida”, lo que cobra vida no existía antes de su existencia, o sea, algo o alguien hizo que esta causa, que llamas Dios, cobrara vida, antes de que existiera. (¿?)

Si no te gusta el nombre, ponle tú el que te parezca. Si dices que la explicación es demasiado infantil, dame tú otra razón que me explique satisfactoriamente el origen del universo. Verás cómo tus razones resultan más infantiles aún que las mías.
R: Las ciencias naturales aún no conocen que fue lo que originó el universo, Pero tenemos una muy buena idea de lo que pasó después de los primeros 10ˆ-43 segundos, conocido como la era cuántica o el tiempo de Planck.

Si insistes en que de la nada, nada puede salir, yo uso el mismo argumento para que me expliques de dónde salió el mar que te baña
, y el campo verde que te recrea, y las montañas que te deleitan, y el desierto que te asusta, y el alma que te da vida. Porque todo eso existe. Y si Dios no lo ha creado, alguien ha debido hacerlo, porque la materia no es eterna.
R: A ver, sabemos cómo se originaron los mares, las plantas, las montañas. El alma no existe. También tenemos claro cómo se formó la materia y todo esto lo podemos explicar.

En esta serie de conversaciones contigo, que empiezo hoy, me he propuesto aferrarme cuanto pueda a la Biblia, sin apartarme de ella.
R: En un texto religioso. Aferrase a un texto religioso que no es científico, no es sensato ni lógico, más bien infantil

Si discurriéramos con argumentos de la filosofía, nos haríamos un lío fenomenal y no llegaríamos a ninguna parte.
R: Estoy de acuerdo

 Si echáramos mano de la ciencia tendríamos que buscar, primeramente, una ciencia lo suficientemente honrada y competente como para merecernos confianza, porque los científicos, en estas materias, incurren en profundas contradicciones y no logran ponerse de acuerdo.
R: Primero, ¿por qué motivo una ciencia no iba a ser honrada, mejor dicho los científicos?
Decir que los científicos incurren en profundas contradicciones y que no se ponen de acuerdo, es un invento del señor Monroy, por no decir una mentira.
Entre los naturalistas siempre pueden existir desacuerdos, porque las ciencias naturales no son creencias, y no existen dogmas científicos. Por ejemplo, tomemos la teoría de la evolución biológica (TEB), en determinados aspectos, claro que existen divergencias entre los diferentes científicos, pero esto no desvirtúa la TEB en sí.

La teología, por otra parte, me parece demasiado enrevesada para este cambio de impresiones que será la base de nuestro diálogo. Prefiero quedarme con la Biblia, sin que esto nos impida asomarnos, de vez en cuando, a las ventanas de esas ciencias que hemos mencionado.
R: Me da risa esto. Al señor Monroy se le olvida que la Biblia es un texto teológico

Y te diré por qué. En la Biblia encontraremos respuestas para todas nuestras preguntas. Nuestras conversaciones encontrarán en la Biblia material suficiente y del bueno, en el que no cabe engaño.
R: Una presunción más que aventurada

Ahora bien, antes de seguir hablando sobre el origen de Dios tenemos que ponernos de acuerdo sobre Su personalidad, no sea que estemos buscando el principio de un fantasma.
R: Y esto es lo que muchos cristianos hacen. Ya que en el fondo cada creyente se forma su imagen de ese dios. Se imaginan un dios benevolente, misericordioso, una percepción que no con cuerda con los relatos del antiguo testamento y con la existencia del mal, y aquí nos encontramos con la no resuelta cuestión de la teodicea

Cuando niño te habrán enseñado que Dios es un señor de figura humana, viejo y venerable, con el cabello y las barbas blancas, paseando por los rincones del cielo y espiando desde su nido todos tus movimientos. Ese dios, con minúscula, no nos interesa. Conocemos demasiado bien su origen: está en la imaginación del pintor que lo concibió así y lo plasmó en el lienzo, quizá para asustarte.
R: Un dios como nos lo describieron cuando teníamos 4, 7 años. Y una idea, cómo esta inculcada a nosotros a esta edad, no es tan fácil de deshacerla. Un adoctrinamiento que en el fondo es un abuso infantil, que va contra los derechos del niño


De mayor te han acostumbrado a que pienses de Dios como un cuerpo muerto, generalmente semidesnudo, clavado en una cruz y con expresión de agonía mortuoria en su rostro. Otras veces te lo han vestido, te lo han cubierto con mantos costosos y te lo han paseado por la calle donde vives, cargado de oro. Ese tampoco es el Dios cuyo origen buscamos, porque a ese lo ha hecho el hombre que labra la piedra o el que talla la madera. Y un dios que el mismo hombre hace, poco dios puede ser.
R: Cuando alcancé mi madurez plena, y comencé a pensar y razonar lógicamente, comprendí que los dioses no son necesarios para nada, y que sólo existen en las mentes de aquellos que creen en estas fantasías


La Biblia dice que “Dios es Espíritu” (Juan 4:24).No tiene figura corpórea.Es cierto que Jesucristo vino en forma de hombre, pero debes tener en cuenta que en Cristo había dos naturalezas, la divina y la humana, y en su condición de hombre se apropió temporalmente de un cuerpo semejante al tuyo y al mío, pero no lo hizo para que lo imagináramos siempre así, ni mucho menos para que le adoráramos en figura de hombre.
R: Irrelevante. Para afirmar la veracidad de la biblia, debe demostrar lo que dice la Biblia es verdad. El error que cometen muchos es tratarla veracidad de la Biblia con la misma Biblia, al estilo “la Biblia es verdad, porque lo dice la misma Biblia”

El Dios que buscamos, el que nos hace falta a todos, es el Dios bíblico, ese Ser real, invisible, espiritual y poderoso que se manifiesta ya en el primer versículo de la Biblia:
“En el principio creó Dios los cielos y la tierra“ (Génesis 1:1).
R: En la realidad los seres humanos no necesitamos a ningún dios, cuando las personas aún no han logrado su plena madurez, buscan a un padre, que tuvieron cuando niños y que era capaz de hacer prácticamente todo. Pero que luego cuando iban creciendo ese padre no era el súper héroe imaginado, sino un simple ser humano con todas sus virtudes y debilidades. Y a este padre lo reemplazan con un dios todopoderoso.

Esta es la presentación de Dios en la Biblia. Nada más. A los autores bíblicos parece tan natural la existencia de Dios, que ni siquiera se molestan en probarla. Es más, el ateísmo teórico lo consideran como cosa de necios:
“Dijo el necio en su corazón: No hay Dios” (Salmo 14:1).
R: Y si esto ya lo dijo un necio ¿Cuales el problema?

A ti te gustaría, estoy seguro, saber dónde estaba Dios antes que el hombre le descubriera, qué hacía, cuál era su ocupación, cómo empleaba el tiempo, de qué seres se rodeaba, si es que había alguien con Él; en fin, todos los detalles relacionados con su actividad y existencia antes de aparecer creando el mundo, como se nos presenta en la Biblia. A mí, la verdad, me gustaría también. No para ayudarme a creer, porque no es difícil creer sin saber estas cosas, sino para satisfacer mi natural curiosidad humana. Pero no lo sé. Y el silencio de Dios me merece un profundo respeto. Él mismo me amonesta contra esas especulaciones vanas que sólo engendran confusión:

“Las cosas secretas son para Jehová, nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos por siempre” (Deuteronomio 29:29).
R. En realidad, no me interesa
Ver también
: http://pachane.blogspot.com/2011/10/la-creacion-una-ironia.html

Además, tratándose de Dios no se puede hablar de “antes” ni de “después”. Dios es de siempre. El ha vivido y vive en un presente continuo. La Biblia lo presenta con una simplicidad que maravilla. “En el principio…Dios”. No te devanes los sesos tratando de saber cuándo fue ese principio ni qué había antes del mismo, porque de nada te valdría. Ni a ti, ni al hombre más sabio que pueda dar esta tierra.
R: Para un ateo dios no es un tema. Lo que nos molesta a la mayoría, es que fundamentalistas quieren imponer sus pseudociencias, para tratar de hacerlas parecer como algo científico, y tratar de divulgar  sus falsas doctrinas; el peligro que esto encierra es, que si esto se impone, podríamos volver fácilmente al oscurantismo del Medioevo

El principio de Dios es siempre y es nunca, es ayer, hoy y mañana. El principio de Dios es la Historia vuelta hacia atrás miles de millones de años y es el futuro envuelto en la eternidad de los tiempos, porque el tiempo no cuenta para Dios. La Biblia dice que:
“Un día delante del Señor es como mil años, y mil años, como un día” (2ª Pedro 3:8).
R: Para un ateo citas bíblicas no revelan nada. Además muchos teólogos, están de acuerdo que Pedro jamás escribió las dos cartas que se le atribuyen. Lo confirma la misma Biblia
Hechos 4:13: “Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo

Me vas a contestar que todo esto no te prueba nada y que me estoy saliendo por la tangente. De ninguna manera. Ten en cuenta que no estoy tratando de probarte el origen de Dios, porque esto no puedo hacerlo. Ni yo ni nadie. San Agustín, por nombrarte a un creyente, no ha podido mostrar, a pesar de su sabiduría, de dónde salió Dios; pero Voltaire, por citarte a un ateo, tampoco ha podido demostrar que Dios no salió de lugar alguno.
R: Lo que no has probado es la existencia del dios en el cual crees, menos aún su origen.
Voltaire no fue ateo, fgue más bien deísta, fuera de ser masón

Lo tuyo y lo mío, aquí, no es más que un diálogo, un simple cambio de impresiones con la intención, al menos por mi parte, de llegar a un acercamiento entre tu ateísmo y mi fe. ¿Lo conseguiremos?
R: La fe y el ateísmo son dos polos opuestos, un acercamiento es imposible

Lo otro, lo de querer demostrarte de dónde salió Dios, sería tiempo perdido.
R: Absolutamente

Lo que sí puedo decirte es que antes de que Dios creara el mundo cósmico ya estaba acompañado, no vivía solo. Ángeles y astros formaban su corte.
R: Te quieres atener a l Biblia, pero ella no hace referencia a esto, dice claramente, cito: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra.” Génesis 1, 1. No dice “En el principio Dios creó a los ángeles y a los astros”

¿Qué cómo lo sé yo? Porque Él mismo se lo dijo a un hombre llamado Job y alguien lo dejó escrito en la Biblia para constancia nuestra. De esto hace tanto miles de años, que yo no me atrevo a señalar fecha.
R: ¿Puedes comprobar que esto es cierto?

Job era creyente, pero como todo ser humano tuvo también sus momentos de flaqueza y de dudas. Para desahogar la angustia que llevaba dentro no se le ocurrió nada mejor que altercar con Dios. Hasta se cree con derecho a recriminarle, igual que tú y yo lo hacemos algunas veces. Dios, para mostrarle su insignificancia humana y al mismo tiempo el eterno poder de la divinidad, le dice:

“¿Dónde estabas cuando yo fundaba la tierra? Házmelo saber, si tienes inteligencia… ¿Quién puso su piedra angular, cuando las estrellas todas del alba alababan y se regocijaban todos los hijos de Dios?” (Job 38:4-7).
R: ¿Puedes confirmar que esto fue un hecho real?
Este cuento demuestra la poca y nada moralidad de la Biblia. Nos relata una apuesta entre el dios de la Biblia  y su antagonista bíblico Satanás. Y el objeto de la apuesta es ese ficticio personaje Job.


A otro autor bíblico, Moisés, se le ocurrió pedir a Dios su tarjeta de visita para el Faraón de Egipto, pero Dios se la negó. La historia, brevemente, ocurrió así: El pueblo judío estaba viviendo en esclavitud en Egipto y Dios mandó a Moisés con el encargo de que dijera al Faraón que dejara salir de su tierra a todos los judíos. El encargo, desde luego, se las traía, porque los judíos eran de mucha utilidad a los egipcios. Además, el Faraón gobernaba sobre un poderoso imperio y tenía un ejército bien equipado, mientras que Moisés no era más que un hombre indefenso, sin otro recurso que su fe en Dios. De ahí que Moisés, de primera intención, se negara a cumplir el mandato divino. Y entre Dios y Moisés se establece el siguiente diálogo:

“Entonces Moisés respondió a Dios: ¿quién soy yo para que vaya a Faraón y saque de Egipto a los hijos de Israel?... He aquí, que llego yo a los hijos de Israel y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé? Y respondió Dios a Moisés: Yo soy el que soy. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: Yo soy, me ha enviado a vosotros” (Éxodo 3:11-14).
R: Aquí, no existe ninguna evidencia de que Moisés realmente existió y tampoco, que el éxodo fue un hecho histórico. Dos afamados arqueólogos israelíes Israel Finkelstein y Neil Asher Silverman, aseguran que el éxodo nunca fue

Eso es todo cuanto figura en la tarjeta de presentación de Dios: “Yo soy el que soy”. Nada más. Ni tiene un nombre propio, ni fecha de nacimiento, ni domicilio particular, ni teléfono donde localizarle. “Yo soy el que soy”, eso es todo. Y este “Yo soy”, al parecer impersonal, llena la tierra entera con su presencia y también el alma de la persona que cree en Él.
R: Para los judíos el nombre de su dios, era tan sagrado, que les estaba prohibido nombrarlo, por esto a los autores de la Biblia se les ocurrió la idea de “Yo soy” (
יהוה = YHWH)

Comprendo que ese “Yo soy” no te diga mucho; acepto que sea insuficiente para ti, que te ayude poco en la búsqueda de Dios. Pero no hay más.
Por otro lado, vamos a ser honestos: ¿Es que sabemos más de nosotros mismos? Tú, por ejemplo, ¿qué sabes de ti? ¿Dónde estabas antes de nacer? ¿Qué misterioso poder te ha traído a la vida? ¿Quién eres tú? “Pienso –decía el filósofo-, luego existo”. Pero ¿por qué pienso? ¿Cómo existo?
R: No voy en busca de algo que no existe, no busco a ningún dios.
Se mucho sobre mí y mis antepasados, mi árbol genealógico llega hasta el siglo 8. Se perfectamente quien soy, conozco mis debilidades y mis fortalezas.
Sé perfectamente que no me trajo una cigüeña a la vida. La pregunta si sé donde estaba antes de nacer es una pregunta inoficiosa. ¿Por qué, pienso? Porque tengo un cerebro y lo sé usar. ¿Cómo existo? Ahora,  gracias a mi jubilación.

Me vas a decir que tienes un documento de identidad donde figuran tus datos personales, pero todo eso, amigo mío, es puro accidente.
R: Toda la naturaleza es sólo un “accidente

Sabes cuando has nacido porque los humanos hemos fabricado unas medidas para controlar el tiempo y calcular nuestra edad desde que rompemos en el primer llanto hasta que lanzamos el último suspiro. Pero eso, ¿qué es? ¿Soluciona, acaso, el gran misterio de la vida? ¿Nos lo explica?
R: En realidad nadie sabe lo que es la vida

Tenemos un nombre, cierto, pero ese nombre, ¿es de verdad nuestro?
R: Mi madre me dio mi nombre en memoria de tres  personajes de mis familia que parta ella tenían importancia. En muchos países existe la posibilidad de cambiar el nombre, por una sola vez, no lo hice pero si, por razones prácticas cambié mi apellido.

¿Define nuestra personalidad? Goethe decía que la personalidad es el mayor bien del hombre, ¿está la personalidad en el nombre? Pepe, Rafael, Antonio, Juan o Pedro no son más que letras. Nombres que nos han puesto al nacer para facilitar nuestra identificación. Pero en la vida se nace hombre o mujer, nada más. Nadie nace llamándose de esta o de aquella manera. El nombre que llevamos es mero accidente. Lo que importa de verdad es la personalidad que se esconde tras el nombre.
R: No, los nombres no definen la personalidad de una persona. Conocí a una mujer que se dedicaba al comercio sexual, que se llamaba Virginia.

Igual ocurre con Dios. Su “Yo soy” a Moisés no dice mucho, pero tampoco es preciso. Envuelto en ese nombre y por encima de Él está Dios. El Dios eterno, sin principio ni fin, el Dios sin origen ni destino, el que ha sido, es y será y a cuya imagen y semejanza tú estás formado. Créeme.
R: No.

Pásalo bien.
R: Gracias

Fuente: Digital protestante.com

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