¿Deberíamos
morir por nuestras convicciones?
En
abril de 2011 fueron masacrados colaboradores de las Naciones Unidas en Masar-i-Sharif. Sólo un rusa salvó
la vida, porque pudo recitar el credo islámico con una ametralladora en su sien:
"No hay más dios que Alá, Muhammad es su profeta".
En facebook se pudo leer el acertado comentario, deberíamos inculcar esta frase
a nuestros niños, puede ser decisivo entre la muerte y la vida. ¿Pero deberían
los niños recitar esta frase sólo para salvarse de asesinos fanáticos religiosos?
El que tenga hijos, seguramente no entenderá esta pregunta … a menos que sea religioso.
A
un pastor cristiano, que supuestamente fue musulmán, es amenazado de muerte en
el Irán. La diplomacia esta en revuelo. ¿Pero por qué? El Irán es una dictadura
teocrática. Según el Corán la apostasía es castigada con la pena de muerte.
¿Cómo se diferencia esta caso de los colaboradores de las Naciones Unidas? ¿Por
qué el pastor no recita simplemente el credo islámico, para sobrevivir? El es
padre de dos niños y con esto tiene
suficiente responsabilidad, para sobrevivir. De todos modos podría
seguir siendo cristiano en secreto. ¿Por qué no lo hace? Pero ante todo: ¿Por
qué nadie se lo propone?
El
concepto, que es valioso y virtuoso morir por sus convicciones, es muy
extendido. Es parte de nuestra herencia cristiana invocada con tanta frecuencia. En la
actualidad llaman la atención sobre sí los mártires islámicos. Pero justamente
es la cultura cristiana un cultura de mártires, ella fue fundada sobre un
martirio. En al catecismo católico dice (2473):
“El martirio es
el supremo testimonio de la verdad de la fe; designa un testimonio que llega
hasta la muerte. El mártir da testimonio […] de la verdad de la fe y de la doctrina
cristiana.”
En
lo siguiente intentaré mostrar, porqué el martirio es un “testimonio” ha de ser
una virtud, dentro de una concepción religiosa del mundo, y porqué dentro de
una visión del mundo escéptico-racional no sería mayormente valioso.
Una
convicción es una posición frente a un hecho. Este existe o no, independientemente
del enfoque que se le da. Nosotros nos podemos equivocar. Y en la perspectiva
podemos decidir entre una dimensión cognitiva, a ser una probabilidad subjetiva,
que le atribuimos a las circunstancias, o una dimensión moral. Ella valora la
sustentación de la convicción en sí. ¿Tiene importancia o no, es correcto o
erróneo, es buen o malo tener esta convicción?
El
caso ideal religioso es como sigue:
●
La dimensión cognitiva de la convicción se orienta según la verdad de la fe.
Puesto que esta ya está establecida, el asunto es fácil. Cuestiones que no
tienen una relación directa con la verdad de la fe, siempre hay que decidirlas
a la luz de una interpretación de la fe. por esto siempre son competentes los estudiosos de la
verdad de la fe, aun cuando no tienen idea del tema respectivo.
● La valoración moral de la convicción es clara: Cada convicción dogmáticamente
correcta es buena, cada duda sobre la verdad de la fe es mala.
La
valoración moral tiene una importancia especial: puesto que fuera de los textos
básicos, excepto de la tradición y de la autoridad de los escribas y de los
sumos sacerdotes no existen evidencias para las verdades de la fe, la confesión
de fe es de enorme importancia. El martirio es una “certificación”, una señal. Representa
la casi máxima intensidad emocional y moral de la fe. Ha de fundamentar la
verdad de la fe. Es una señal muy efectiva. De hecho estamos impresionados por
la fuerza de la fe de un mártir. Pero al igual que en muchos casos, la religión
sólo se aprovecha de una debilidad de nuestra manera de pensar: La pregunta
retórica implícita de la muerte por martirio es: ¿Puede equivocarse alguien que
cree con tanta fuerza? La respuesta correcta naturalmente debe ser: Si, ¿por
qué no? aun cuando me ponga a bailar sobre la mesa, o me paro de cabeza, o si
me dejo matar, nada de esto es un comprobante para la veracidad de mi
convicción, en el mejor de los casos una comprobación de la intensidad con la cual
la considero verdadera.
El
caso escéptico-racional se ve de esta manera:
●
La probabilidad subjetiva de la convicción se orienta en razones que se dan de
una investigación de máxima imparcialidad posible.
● desde el punto de vista de la moralidad vale: Es bueno cuando tengas sólo una
convicción, que puedes suficientemente comprobar. El hecho mismo, de tener una
convicción independiente de cualquier prueba, que habla a favor de ella, no
tiene valor alguno. Si cambian los datos, cambia la convicción.
La
enseñanza de la teoría y la historia de la ciencia es humildad
cognitiva: “Verdad” es una gran palabra, y en el mejor de los casos nos
acercamos a ella, sin embargo nos es inalcanzable. Esta posición de la
humildad cognitiva también representa un valor central de una ética
humanista terrenal. Aquel que se ha acostumbrado a esto, ver la verdad
sólo en el horizonte, no estará dispuesto a morir o matar por ella. Una
convicción que se basa en u fundamento científico, no ha de ser
certificación para si misma. ¿Y qué? en la vida siempre debe existir una
ponderación valórica. En cambio Giordano Bruno actuó de forma más bien
insensata. Frente a gobernantes católicos o islámicos u otros soberanos
ignorantes, la devisa debe ser: Seguir viviendo, para poder seguir
investigando en lo oculto. No tiene sentido morir por una teoría
científica.
"Yo quise evitar la guerra"
Existen muy buenas razones para combatir y
también morir por una sociedad libre. Pero si ha de ser un martirio, entonces
debería ser una poderosa arma, y no uiuna “certificación”, no un simple intento
de comunicación. Él que muerte en la guerra contra un tirano, no muyere en
vano. Naturalmente no aprobamos los motivos de los suicidas islámicos. Pero hoy
ke estarcíamos inmensamente agradecidos a un Georg Elser, si hubiera hecho
explotar el mismo y con éxito su bomba contra Hitler, en vez que mediante un
temporizador y trágicamente en vano. Por otro lado: El martirio como un intento
de comunicación, sólo para poner un punto, posiblemente no ha hecho caer a
ninguna tiranía. Un sistema, que ejecuta personas, que intervienen a favor de
los derechos humanos, de seguro no se dejará presionar mayormente por personas
que mueren por ello. onvencerlo.Una dictadura, un régimen de terror hay que
derrocarlo y no convencerlo.
A diferencia de las teorías científicas las verdades de
fe no cuidan de si mismas. Sin tradiciones, sin misiones y sin clases de
religión desaparecen. No existe una razón para los creyentes abandonar a sus
creencias a si mismas. Religiones e ideologías dependen, que sus portadores,
los creyentes, se impongan por ellas, que “den testimonio”, en caso necesario con
su propia vida. El martirio cómo testimonio, por lo tanto debe ser valioso para
cada ideología religiosa. Con una clara murada analítica podemos ver, que todo el sufrimiento de todos los mártires no representa la más mínima evidencia para aquello por lo cual murieron. El mártir religiosos es
una figura trágica.
Traducido
del alemán por A. Gundelach
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