13 de noviembre de 2012

La naturaleza y el ser humano


La naturaleza y el ser humano
1.- La naturaleza existe en forma independiente de nosotros los humanos.
 Sin embargo el humano puede tener cierta influencia en sobre la naturaleza pequeños ámbitos.  Puede talar selvas, acabar con reservas de agua. Puede contaminar el aire y con esto provocar catástrofes, por ejemplo un calentamiento climático, que puede causar un aumento del nivel de los mares, con lo cual se inundan zonas costeras que se pierden. Puede exterminar con especies de animales y  hacer que mueran masas de personas por hambre. Por otro lado también puede construir  diques y represas, reforestar. Puede desarrollar técnicas para la protección del medio ambiente. Puede crear hábitats agradables para hombres y animales, puede erigir paisajes culturales florecientes.
 Pero incluso las más grandes  intervenciones del hombre en la naturaleza, en todo el sistema natural son sólo pequeñeces. De todos modos. Son dañinos o útiles para el ser humano. Pero no dañan ni son útiles en forma persistentes para  los eventos naturales. La naturaleza está por encima.
 El hombre no tiene una influencia real sobre el poder de la naturaleza. La naturaleza existe en forma totalmente independiente del ser humano o de algún otro poder activo. Nada determina la naturaleza, excepto la propia naturaleza. Desde la aparición del cosmos hace 13,7 mil millones de años impulsa la naturaleza la existencia con una presión evolutiva tremenda en todos los ámbitos, hacia el futuro. La naturaleza actúa por sí misma.  En ella yace una dinámica de desarrollo absolutamente propia, las leyes naturales: Con ellas la naturaleza es la fuerza absoluta elemental de la existencia en nuestro cosmos. Nada sucede fuera de esta fuerza primigenia. Sólo y exclusivamente se desarrolla la existencia y consiste toda la existencia. En especial para toda nueva existencia sólo existe la naturaleza como fuerza originaria.


2.- La naturaleza no es especialmente para el ser humano, o hecha para el hombre

En la naturaleza y desde la naturaleza no existe ningún sentido que está dirigido  especialmente para el ser humano. La naturaleza no tiene una meta exclusiva para el hombre, no existe un propósito humano. Todo lo contrario. La naturaleza en su desenvolvimiento se muestra absolutamente misantrópica. Constantemente las fuerzas naturales se muestran en forma cruel también contra el hombre y sus actividades. La naturaleza es inclemente, y no tiene consideración con la maza hombre ni el individuo. Durante  las épocas de la historia de la humanidad, repetidas veces por cambios y catástrofes en la naturaleza, fueron aniquilados culturas, arrasadas sin sentido grandes extensiones de tierra; continentes enteros desaparecieron. El devenir de la naturaleza, incluye, sin embargo, la aparición de la vida del ser humano como un principio de la naturaleza, pero no tiene al ser humano como una meta fija, exclusiva y preponderada de la existencia.

 No obstante, el ser humano se ha desarrollado en un pequeñísimo nicho de nuestro sistema solar, especialmente porque logró adaptarse a las condiciones naturales existentes en la Tierra. En esto sólo llegó a ser una parte ínfima  de un gigantesco suceso natural del cosmos. Su medio de vida es tan delgado como la cascara de un huevo. Una capa de Oxígeno de apenas un par de kilómetros de altura atmosférica. Un estrecho espacio de temperatura entre  más y menos cero grados, débil resistencia a la presión atmosférica con una baja capacidad de carga, movilidad limitada, por lentitud y poco aguante, elección restringida de alimentos a  causa dependencia geográfica y climática -  en general una total inestable condición de marco para la vida del hombre. Sin embargo, el ser humano llegó a ser algo especial en cierto modo como producto de punta de la naturaleza. Empero, al desparecer o cambiar levemente condiciones naturales existentes, entonces el sistema humano sufre desventaja, y existe la posibilidad de un detrimento total. 



Finalmente nuestro planeta hogar con toda la humanidad no es un lugar seguro. El desarrollo cósmico natural quemará a  la larga, todo nuestro sistema solar, con el Sol, Tierra y todos los planetas: Nuestro Sol tiene una edad de 4,5 mil millones de años. En base a sus reservas energéticas, le quedan unos 4,5 mil millones de años. Pero los efectos de su extinción ya se harán sentir mucho antes. El comienzo muy lentamente pero luego cada vez más rápido, el Sol se transformará en una gigante roja. Ya en dos mil millones de años más se calentará y se expandirá enormemente, brillará con mayor intensidad. Su calor hará que la temperatura en la Tierra sobre pase ampliamente los 100 °C. Los mares comenzarán a hervir. Toda agua se evapora. La atmósfera se disolverá. Toda vida acabará.  

 Con el cambio en aumento del Sol también se deshace ola estabilidad de las órbitas planetarias. Los planetas se precipitan sobre el Sol. El ex espacio planetario se llena un una enorme nube de gas al rojo vivo. Con la combustión del resto de la energía comienza la agonía del Sol en forma de una gigantesca tormenta de de fuego y emisión de partículas. Una vez “quemado” el Sol, se precipitare sobre si mismo, transformándose en una estrella enana blanca, en el centro de una nebulosa de forma de anillo, del tamaño de nuestra Tierra con apenas unos 10 000 [K]. Para finalmente apagarse totalmente transformándose en una roca negra con una dureza mayor que la del diamante.             



 

Esto no es una constatación de una aguda angustia existencial, sino una base de conocimientos generales de las ciencias naturales. Los astrónomos con sus modernos telescopios puede observarla formación y la muerte de estrellas e n sus diversas fases, como por ejemplo a gigantes rojas o enanas blancas y definir con mucha precisión sus respectivos estados. A mano de documentaciones cósmicas es indudable: En la naturaleza, también en la cósmica, los sistemas formados se destruyen a sí mismos. Porque naturaleza tan esencialmente significa la creación y el desarrollo de la existencia, del mismo modo significa también la inevitable extinción de la existencia. Todo lo existente y todo lo viviente no sólo subsisten en el devenir de la naturaleza, sino también en la incondicional desaparición  de ella..                                 



3.- El hombre civilizado, aprendió a entender bastante tarde, que como humano es parte total de la naturaleza
                                                               


En  oposición a esto: El hombre como terminada imagen de Dios

Todas las religiones, en especial la cristiana y su teología, siempre han negado una naturaleza existente de sí misma y aun hoy lo rechazan. Se oponen a una naturaleza autónoma independiente. Ellos deniegan a la naturaleza la independencia del devenir  y desaparecer, una existencia autónoma. En vez de esto afirman que la naturaleza es un acto de creación de un  Dios como un ser trascendente, como una acto  único de creación, o sea externa a la naturaleza Para ellos la naturaleza es un producto de otra poder y realidad trascendente.

De acuerdo a esto tampoco el ser humano se formó de manera natural de sí mismo, sino que fue puesto en la naturaleza como un producto terminado por un dios trascendental. De hecho con la esencial diferencia, que el hombre sería una imagen de ese dios, que lo ha creado. Como un ser referido  divinamente, el hombre recibió de antemano una característica exclusiva fuera de toda naturaleza.

La argumentación religiosa tuvo y tiene un  motivo muy simple: Desde su más temprana conciencia religiosa, el ser humano busca para sí, una salida de la naturaleza, como fin para poder escapar de ella. Debido a que la naturaleza le significa no sólo una constante amenaza en su combate por la supervivencia diaria. La naturaleza en último término lo muerte definitiva. La naturaleza en su sistema no conoce una supervivencia, tampoco un eterno futuro más allá de la muerte. Más bien, la naturaleza lleva adherida una muerte definitiva, un final de la existencia para siempre. Si el hombre le es indiferente a la naturaleza, entonces este también debería morir y desparecer para siempre.

Por esta razón. El ser humano ya hace tiempo, en su fantasía,  se apartó de  la naturaleza y se ha creado un mundo aparte, el cielo. Hacía allí huye con sus temores y. ansias, también con su esperanza de escapar de la muerte natural en la Tierra – y. como fuese – sobrevivir allá. Por esto las religiones y la teología en principio no han ubicado al hombre en la mundanalidad de la naturaleza, sino en la trascendencia de lo divino.

Mientras el hombre sigue aferrado a una sobrevivencia después de la muerte, no debe ni puede reconocer a la autónoma naturaleza como su propio  espacio de existencia. En vez de esto, las religiones le ofrecen una existencial vía de escape de la definitiva  transitoriedad de la naturaleza. Con la religión el ser humano depende subjetivamente existencial de su interpretación religiosa de la naturaleza. En esta actitud consciente seductora yacen las accioines y las chances de lña reñligión – contra la naturaleza.




El conocimiento secular moderno de la naturaleza contradice al dogmatismo religioso: Sin embargo, el ser humano es en su todo un evento natural especial en la naturaleza.  Tiene características y capacidades que no existen en el resto de los sistemas vivientes de la Tierra. Empero, el hombre es íntegramente un  producto de la naturaleza. El está entrelazado en los sucesos naturales desde el comienzo hasta el final.

Para poderse comprender y reconocerse, como ser humano, como un producto de la naturaleza con todas las consecuencias, primero era necesario el desarrollo del cerebro humano que era capaz de reflexionar racionalmente. Para el desarrollo de un cerebro como este, la Tierra necesitó 4,5 mil millones de años. Ya que recién hace uso 8 000 años con el hombre civilizado, se ha desarrollado un tipo de humano, nuestro tipo humano, que cada vez es más capaz de pensar racionalmente. En todo el tiempo anterior, aproximadamente unos 4,5 mil millones de años, en ninguna parte de la Tierra existió un ser capaz de pensar, que  cumplía en algo con la capacidad pensativa del hombre civilizado. Los primeros humanos no tenían esta capacidad. Recién con estos  hombres, de hace 8 000 años, nosotros podríamos comunicarnos con alguna dificultad. Debido a que sólo este hombre tiene el espíritu de nuestra mente.
 .

Más de esto, en los últimos 8000 años era necesario un constante aumento del desarrollo del ser humano. El hombre tenía que soltarse de las elementales especulaciones animistas y religiosas posteriores de su conciencia de vida pre culturalizada. Tuvo que desarrollar métodos objetivos de conocimientos, para poder reconocer a la naturaleza en su realidad objetiva. Recién con su capacidad de pensar en forma científica logró comprender cada vez más a la naturaleza. Recién hoy estamos en condiciones de separar conocimientos especulativos subjetivos de conocimientos objetivos, no siempre pera cada vez con más frecuencia. 

 El hombre en el pasado siempre se encontraba en un proceso de desarrollo mental y de conocimientos. También hoy se encuentra en un constante desarrollo de su conciencia, continuamente debe aprender cosas nuevas. Y en esto debe desechar una y otra vez cosas añejas,  opinadas y practicadas, para estar a la altura de los conocimientos actuales, e incluso para permanecer atento a lo que ha de venir. Cada vez más nos es imposible un regreso vetustos eventos. Panta rei – todo fluye. Esto orienta todas las chances de viuda hacia adelante al futuro. Esto en cortos períodos anteriores fue parecido. Pero hoy las exigencias mentales avanzan en una secuencia de tiempo tan veloz, que al hombre caso no le quedan fases de reposo.
 

Uno de los desafíos esenciales de la actualidad es, que el hombre es total y absolutamente naturaleza, que debe ser integrado plenamente en la evolución de la naturaleza. No solo, que se formó como todo la naturaleza durante miles de millones de años, y que luego durante millones de años, tuvo que imponerse paso a paso en niveles de desarrollo inferiores, a su forma  y carácter actuales. Para él también, en sus últimas fases evolutivas, fue un muy dificultoso camino, en el cual se desarrolló finalmente, hace unos 8 000 años en un hombre civilizado. 

Pero aún queda un largo camino por recorrer hasta que el hombre comprenda que esta camino naturalmente condicionado es su propio camino. El hombre aun debe salir de sus añejas imaginaciones religiosas, hacia una conciencia secular de la real existencia con todas sus posibilidades y limitaciones naturales. Él debe arribar con todas las consecuencias existenciales al simple y elemental conocimiento: La vida y la muerte son algo totalmente natural 




Resumen en tres tesis

Tesis 1: La naturaleza impulsa la existencia hacia el futuro, con una enorme presión evolutiva en todos los ámbitos. La naturaleza actúa  completamente en si misma mediante su propia dinámica de desarrollo, las leyes naturales.

Nada sucede fuera de esta fuerza originaria, nada en contra de ella. Sólo y exclusivamente  con ella se desarrolla y existe toda la existencia. También para cada nueva existencia, siempre es la naturaleza la única fuerza originaria. 

Tesis 2:  En la naturaleza y desde ella no existe ningún sentido que es aplicado especialmente al hombre La naturaleza no contiene ninguna meta específicamente humana, no existe un propósito humano.

El ser humano de hecho una pieza natural especial. Pero sin embargo el hombre depende totalmente de la naturaleza.

Tesis 3: Recién con la teoría de la evolución y por medio de las modernas ciencias naturales, el hombre comprende con una consecuencia final su posición naturalmente condicionada: El ser humano tanto por su estructura corporal y también como un ser esencia espiritual y comportamiento cultural como un todo, es un producto de la naturaleza.
Nacimiento, vida y muerte son también sus condiciones de existencia. Pues todo lo existente y todo lo viviente no solo consiste en el devenir de la naturaleza, sino también en el inalienable desvanecimiento de la naturaleza.

Conclusiones generales 

El hombre muy lentamente com0prende que es parte integral de la naturaleza. Pero en realidad aún no se ha resignado con la vida y la muerte de la naturaleza. Para poder dar este paso debe tomar distancia de todos los añejos conceptos religiosos que apún lo unan de alguna manera con el más allá.
Él debe tomar conciencia de su real vida enm esta Tierra con todas sus posibilidades  y limitaciones naturales Él debe arribar con todas las consecuencias existenciales al simple y elemental conocimiento: La vida y la muerte son algo totalmente natural

Fuente:  http://www.atheodoc.com

Traducido del alemán por A. Gundelach, con la gentil autorización de su autor Paul Schulz. Noviembre 2012




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